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Fuga de depósitos de bancos europeos amenza el euro


La aceleración de la fuga de capitales de los bancos en cuatro países europeos debilita la renovación del crecimiento económico y socava el principio primordial de la moneda común: un sistema financiero integrado.

En los 12 meses anteriores al 31 de julio, se retiró un total de 326.000 millones de euros (US$425.000 millones) de bancos en España, Portugal, Irlanda y Grecia, según datos compilados por Bloomberg. La difícil situación de los prestamistas irlandeses y griegos, que en 2010 experimentaron un profuso drenaje de efectivo, se propagó a España y Portugal el año pasado.

La fuga de depósitos de los cuatro países coincide con un aumento de unos 300.000 millones de euros en los prestamistas de los siete países considerados el núcleo de la eurozona, incluidos Alemania y Francia, que prácticamente es equivalente a la salida. Esto está llevando a una fragmentación del crédito y a un sistema bancario de dos niveles que frena la recuperación económica y lesiona la política del Banco Central Europeo en el tercer año de una crisis de la deuda soberana.

“La fuga de capitales está generando la desintegración de la eurozona y una divergencia entre la periferia y el centro”, dijo Alberto Gallo, responsable de investigación crediticia europea en Royal Bank of Scotland Group Plc de Londres. “Las empresas pagan 1 o 2 puntos porcentuales más para endeudarse en la periferia. Con semejante divergencia es imposible conseguir que se reanude el crecimiento”.

Tasas de crédito

La erosión de los depósitos está obligando a los bancos de esos países a pagar más por retenerlos –hasta 5 por ciento en Grecia. Los costos de financiamiento más altos se reflejan en las tasas de préstamo a empresas y a consumidores. La tasa promedio para nuevos créditos a corporaciones no financieras en julio superaba 7 por ciento en Grecia, 6,5 por ciento en España y 6,2 por ciento en Italia, según datos del BCE. En Alemania, Francia y Holanda era del 4 por ciento.

Parte de la disminución de los depósitos se debe a que los bancos alemanes y franceses están bajando su exposición. Redujeron en US$100.000 millones el crédito a sus homólogos de los cuatro países periféricos más Italia en los 12 meses previos al 31 de marzo, según los datos más recientes disponibles del Banco de Pagos Internacionales. Los datos del BCE cuentan los préstamos interbancarios como depósitos, así como también el dinero que está en manos de corporaciones y hogares.

Los bancos de los países centrales también redujeron sus tenencias en bonos gubernamentales españoles, portugueses, italianos, irlandeses y griegos. Asimismo, los prestamistas de la periferia compraron más deuda de sus propios gobiernos. Esto contribuyó aún más a la fragmentación del crédito a nivel nacional, en tanto los bancos reciben los depósitos de los ciudadanos y las empresas de sus países y prestan internamente.

Advertencia del FMI

Organizaciones como el Fondo Monetario Internacional han advertido acerca del peligro que representa esta fragmentación. La desintegración financiera siguiendo orientaciones nacionales “limita los beneficios de la integración económica y financiera” que sostiene a la moneda única, escribió el FMI en un informe fechado en abril.

La desintegración puede promover un ciclo de deterioro de las condiciones económicas y un debilitamiento de los bancos, dijo David Powell, economista de Bloomberg LP en Londres. Cuanto más pagan los bancos por los depósitos, menos rentables son algunas de sus actividades, dijo. Un prestamista español que se endeuda al 4 por ciento con los depositantes y está limitado por las tasas de interés de toda Europa a cobrar sólo 2,5 por ciento por una hipoteca está perdiendo dinero.

“La divergencia financiera es un síntoma de la divergencia económica subyacente, pero se alimentan mutuamente, lo cual hace que resulte más difícil salir”, dijo Powell. “Hasta que los individuos y las empresas no se convenzan de que el euro sobrevivirá, no invertirán en la periferia, y eso mantendrá los fondos alejados”.

Préstamos del BCE

El BCE asumió el lugar de los depositantes y otros acreedores que retiraron su dinero en los dos últimos años, en gran medida a través de su método de refinanciamiento a largo plazo, conocido como LTRO. El banco central con sede en Fráncfort estaba aportando 820.000 millones de euros a prestamistas en los cinco países a fines de julio, muestran datos compilados por Bloomberg. Los bancos centrales irlandeses y griegos prestaron otros 148.000 millones de euros más a firmas que no pudieron presentar suficiente garantía colateral para cumplir con los requisitos del BCE.

Dado que el financiamiento de los bancos centrales se cuenta como un depósito de otra entidad financiera, los datos oficiales disimulan parte del deterioro. Si se restan esas sumas, surge una fuga mayor desde España, Irlanda, Portugal y Grecia. En el caso de los bancos italianos, lo que aparece como un aumento del 10 por ciento es en realidad una disminución de menos de 1 por ciento.

Al asumir el financiamiento de los bancos débiles, el BCE está rescatando de hecho a sus acreedores del centro, según Edward Harrison, analista en Global Macro Advisors, una firma consultora económica de Bethesda, Maryland. Si se dejara ir a la quiebra a los prestamistas irlandeses o españoles abrumados por las pérdidas de sus descalabros inmobiliarios, los bancos alemanes y franceses perderían dinero sobre los préstamos a las entidades financieras de la periferia de Europa.

“Los líderes de los países centrales no permitirán que los países de la periferia reduzcan su deuda porque entonces tendrían que capitalizar sus propios bancos perdiendo el dinero de dichas inversiones”, dijo Harrison. “Es un buen rescate alternativo de sus bancos, pero de todos modos no resuelve el problema de solvencia de España e Italia”.

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