Leo Braga y parece que estoy comenzando a vivir en modo Braga también… me conmoví cuándo leí respecto al artículo de la niña de 10 años que fue acosada en el mall hace algunas semanas atrás y, entre la rabia y frustración encontré una alegría.
Me alegró y me siento tremendamente orgullosa de la madre de la niña, que no hizo lo que muchas alguna vez hemos hecho o escuchado: «No haga caso hijita, ese viejo es un asqueroso, olvídese y vamos para la casa» o «Viejo de mierda, usted es mujer así que le van a pasar esas cosas siempre, no pesque» sino que (imaginándome la circunstancia) acogió a su hija y la llevó a hacer algo concreto dentro de sus posibilidades y estampó el reclamo: le dio Voz.
Y en esa letra y en esa firma de niña vi reflejado por primera vez en mucho tiempo el grito de basta, el empoderamiento real de la mujer porque estoy segura de que esa mamá es la que sembró la semilla que permitirá a las mujeres del mañana detener los abusos y hacer que su voz se escuche en éste país.
Porque cuándo uno reclama y enfrenta al acosador callejero el tipo pierde su coraje porque siempre fue y será un cobarde… para decir basta debemos ocupar la palabra precisa y también realizar una acción concreta.
Esa palabra precisa y esa acción concreta implica un esfuerzo para todos, porque es fácil enseñar a nuestros hijos a avisar si es que «algo» les pasa, pero es tan difícil para algunos clarificar qué es ese «algo» porque le tenemos tanto miedo y deseamos que nunca les pase que hasta el hecho de explicarlo de forma clara parece que lo hace más real.
Felicito a esa mamá y voy a imitar su posición porque, honestamente, si a mi hija (que también se llama Sofía) le hubiese pasado algo así no habría reaccionado de la misma forma y eso fue lo que más me impactó… el darme cuenta que a veces pensamos más de lo que hacemos y ante éste tipo de situaciones estamos tan acostumbradas que hacemos la vista gorda y no visualizamos el real impacto que puede tener porque no hubo manos ni genitales involucrados.
Me gustaría asegurarle a Sofía (a las 2 y a todas) que esto no le va a pasar a otra niña, pero no puedo hacerlo; lo que sí puedo asegurar es que tienen voz, que la vamos a hacer valer y que estamos trabajando firme, todas y todos juntos, por un mundo más equitativo y con redes de protección ciudadanas cada vez más fuertes para todas las niñas y niños de nuestro país.