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Aborto tres causales: la vergonzosa “pillería” de los diputados para entrampar su tramitación Yo opino

Aborto tres causales: la vergonzosa “pillería” de los diputados para entrampar su tramitación

Laura Quintana
Por : Laura Quintana Periodista. Coach Ontológico y Mentora. Fundadora de El Mostrador Braga. Experta en comunicación estratégica, género e inclusión. Sígueme en Instagram @coachdevida_lauraquintana.
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Se cayeron las máscaras en una de las discusiones de la agenda valórica más importantes de nuestro país. La Cámara de Diputados, con votos de tres DC, decidió que el proyecto pase a comisión mixta no por razones legislativas, sino por razones políticas y, por lo tanto, razones ilegitimas. Así, se busca retrasarlo e impedir que llegue al Tribunal Constitucional antes de que asuma el ministro designado por Piñera.


La madrugada del jueves 20 de julio, la sala del Senado votó a favor el proyecto que despenaliza el aborto en tres causales: riesgo de vida materna, inviabilidad fetal y violación. Yo estaba en las tribunas y las pocas que quedábamos saltábamos de alegría. No lo podíamos creer, después de 28 años se revindicaba un Derecho Humano esencial de la mujer: poder decidir sobre su cuerpo, o por lo menos hacerlo ante tres situaciones extremas.

Durante años habíamos aguantado frases misóginas, dudas sobre nosotras y violencia, incluso de mujeres que nos tiraban ataúdes pequeñitos que caben en una mano y fetos de plástico del porte de un dedo meñique en las afueras del Congreso.

Adentro, en ambas salas, la violencia institucionalizada de los parlamentarios. El senador Espina poniendo en duda nuestro honor, aseverando que seríamos capaces de inventar una violación para provocarnos un aborto. Como si nos gustara andarnos haciendo abortos por deporte, no imagino una sola mujer que podría hacer algo así.

Allí estaban las descalificaciones intelectuales de los parlamentarios que dudan de nuestra capacidad de decidir e incluso las afirmaciones que nos ven sólo como un envase. “La mujer presta el cuerpo”, dijo la senadora Ena Von Baer, o que somos meras administradoras provisorias de una vida, como dijeron en la Cámara.

Nos tragamos todo eso junto con las lágrimas de felicidad de ese día, de esa madrugada donde parecía que Chile cumplía un poquito con sus mujeres. Esa noche, Claudia Dides, directora de Miles, me dijo: “Mañana todas seremos un poco más libres para decidir”. La abracé llorando, parecía mentira.

Y lo era.

“La pillería del chileno”

A dos días del triunfo, en la Cámara de Diputados, la misma que debía votar el proyecto en tercer trámite -una instancia que suele ser rápida, ya que la sala ya había revisado la iniciativa al inicio de su tramitación-, todo volvió a cero.

Tres diputados de la Democracia Cristiana se encargaron de hacernos saber que no nos saldríamos con la nuestra, que no era tan fácil acceder a derechos elementales en un país que se dice laico, pero que legisla con la biblia debajo del asiento. Que la recita en la ducha y que, si me permiten a mi también hacer figuras prejuciosas, se la salta en la cama del motel con la amante. Los diputados DC Jorge Sabag e Iván Flores votaron en contra y Marcelo Chávez, también falangista, se abstuvo. Así, una vez más otra falta de respeto, otra afrenta contra los Derechos Humanos de las mujeres.

“La pillería del chileno puede más que ingeniero de la Nasa”, me dijo la asistente de la compañía de telefonía cuando me explicó que puede que igual accedan a los datos de mi celular robado, a pesar de estar bloqueado (de hecho así fue).

Pienso en las miles de ocasiones en que en nuestro país hemos visto burlar la ley de esa manera, como los mensajes en partes de matrimonio que se mandaban las empresas para cuadrar precios en la colusión del confort o las comisiones que cobraba La Polar.

Hoy es el momento de la “pillería” en una de las discusiones de la agenda valórica más importantes de nuestro país, haciendo que el proyecto pase a comisión mixta no por razones legislativas, sino por razones políticas y, por lo tanto, razones ilegítimas, de manera de retrasarlo e impedir que llegue al Tribunal Constitucional antes de mediados de agosto.

Allí la trampa: la instancia dejará de estar liderada por el ex militante DC, Carlos Carmona, quien será sucedido por el ministro designado por Sebastián Piñera, Iván Aróstica.

Tribunal donde ya anunció que haría una presentación Chile Vamos, como cada vez que intenta revertir su minoría en ambas cámaras, doblando la mano a la democracia: la pillería para imponer “a la mala” su ideología. Peligroso.

Más allá de las metáforas, debiese preocuparnos cómo en estos casos debilita la democracia el que un par de personas, que no han sido elegidas por votación popular, diriman sobre un proceso desarrollado de forma legítima y que, durante más de dos años y medio, ha atravesado todas las etapas que conlleva la conformación de una ley de la República.

Me parece una falta de respeto grave y alevosa contra las mujeres, pero también para los ciudadanos, y sería una muy mala señal para el espíritu democrático de nuestro país que finalmente sea el Tribunal Constitucional quien decida por temas valóricos y no necesariamente apegados a la protección de la Constitución. Me parece un pésimo antecedente que decida sobre una materia tan importante, como la vida de las mujeres.

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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