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Emotivo relato de nieta que ayudó a su abuela con tratamiento de cannabis en sus últimos días Disminución del dolor

Emotivo relato de nieta que ayudó a su abuela con tratamiento de cannabis en sus últimos días

Carolina Maldonado relata cómo ayudó el tratamiento en base a resina de cannabis a su abuelita Luisa que enfermó y falleció producto de cáncer al colon. “Nosotros tratamos de buscar una combinación entre medicamentos y cannabis para que ella no tuviera dolor… decidimos aumentar la dosis de resina, administrándosela a través de la comida con excelentes resultados: a las semanas comenzó a dormir bien y  comió prácticamente hasta su último día» explicó.


Carolina  Maldonado recuerda a su abuelita Luisa como una persona muy trabajadora y capaz de entregar todo por sus seres queridos. A sus 86 años, Luisa Maldonado falleció producto de un cáncer al colon avanzado con metástasis en el hígado. Estuvo alrededor de dos meses utilizando cannabis medicinal como terapia coadyuvante para paliar los síntomas de la última etapa de su enfermedad: “Estaba tranquila, tenía ciertos ratos de lucidez y logramos conversar con ella” relató su nieta.

Durante muchos años de su vida Carolina vivió con su abuela quien además padecía Síndrome de Parkinson desde hace un par de años. Producto de unos fuertes dolores que afectaron a Luisa, su nieta la trasladó a la clínica en donde le diagnosticaron cáncer, relatando que “decidimos ingresarla a cuidados paliativos por su edad y Parkinson avanzado”.

 

Gracias a la recomendación de una colega de trabajo que conocía las investigaciones de la directora de investigación y estudios clínicos, Dra. Gisela Kuester, Carolina se acerca a Fundación Daya, para que su abuela fuera tratada por el terapeuta Manuel Amar, quien les entregó una cálida bienvenida en su primera visita a la Fundación, según relata Carolina, iniciando una terapia en base a resina de cannabis medicinal.

Paralelo a esto, la nieta de Luisa gestionaba el ingreso de su abuela a cuidados paliativos en el Hospital del Salvador, el cual duró casi un mes. “Cuando logramos ingresar a mi abuelita a los cuidados paliativos, ella tenía mucho dolor y ya había iniciado una terapia con cannabis bastante controlada, pero decidimos ingresarla igual. Allá nos dieron tramadol en gotas y paracetamol”, señaló.

“Nosotros tratamos de buscar una combinación entre medicamentos y cannabis para que ella no tuviera dolor, pero no lo conseguimos de inmediato. Por lo que -junto a la guía de Fundación Daya- decidimos aumentar la dosis de resina, administrándosela a través de la comida con excelentes resultados: a las semanas comenzó a dormir bien y  comió prácticamente hasta su último día. Eso nos ayudó bastante a sobrellevar las noches, porque antes del consumo de cannabis mi abuelita no podía dormir”, relata la joven.

Carolina señala que al menos con el cannabis “lograron el objetivo”, pues el proceso final de su cáncer fue sin dolor y, por ende, más tranquilo. De hecho su Parkinson también se vio beneficiado con el uso medicinal del cannabis, pues tras el inicio de ese tratamiento los temblores bajaron considerablemente. “Los remedios le producían efectos adversos como malestar, náuseas y dolor de cabeza y la cannabis ninguno”, relató la nieta.

Dentro de los beneficios que Luisa tuvo por dos meses con el cannabis medicinal fue una disminución del dolor, se mostró  más tranquila y pudo vivir momentos de lucidez, que le permitieron poder conversar con su nieta y seres queridos durante su última etapa. Algo que para la joven, no hubiera sido posible sólo con la administración de medicamentos tradicionales.

“En Fundación Daya siempre recibí la atención y el apoyo, durante los dos meses que duró el proceso con cannabis” relata Carolina, quien además decidió entregar su testimonio porque “en el sistema público de salud no encontré la contención que encontré en Fundación Daya, en donde nunca me pusieron trabas o nos anotaron en una lista de espera, como sí pasa en el sistema público”.

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