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Tener sexo en la tercera edad ayuda a las mujeres a mejorar la memoria Yo opino

Tener sexo en la tercera edad ayuda a las mujeres a mejorar la memoria

Leonardo Arenas
Por : Leonardo Arenas Licenciado en Trabajo Social. Magister en Comunicación y Políticas Públicas. Autor del libro: “Aportes para una Historia de la Educación Sexual en Chile (1990-2016)”
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En 2016,  Wright, H., y Jenks, R. A. publicaron el estudio ¡Sexo en el cerebro! Asociaciones entre la Actividad Sexual y la Función Cognitiva en la Vejez, donde encontraron asociaciones significativas entre dichos elementos en adultos mayores. El estudio usó datos del Wave 6 del English Longitudinal Study of Ageing (ELSA), una encuesta panel representativo que reúne datos sobre salud, estilo de vida y variables socioeconómicas en adultos mayores de 50 años, con una muestra de 6.833 encuestadas/os.

Por primera vez se incluyeron preguntas pertenecientes a las relaciones sexuales y las asociaciones entre actividad sexual y cognición función activa en una población que envejece. En dicho estudio se analizaron dos pruebas diferentes: la secuenciación numérica, que se relaciona en términos generales con la función ejecutiva; y el recuerdo de palabras, que se relaciona ampliamente con la memoria.

Los resultados a las que arribaron las investigadoras es que hay asociaciones significativas entre la actividad sexual y la secuenciación numérica y el recuerdo en los hombres. Sin embargo, en mujeres hubo una asociación significativa entre la actividad sexual y el recuerdo, pero no la secuencia de números.

El nuevo estudio publicado en septiembre de este año, pretendió replicar y extender los hallazgos de la investigación anterior, evaluando si el aumento sobre la frecuencia de la actividad sexual se asocia con el aumento de las puntuaciones en una variedad de tareas cognitivas.

La principal variable de interés fue la frecuencia de actividad sexual en los últimos 12 meses, definidas como práctica sexual penetrativa, masturbación, petting (contacto físico con el fin de dar u obtener placer sin involucrar coito vaginal ni anal) o fondling (usado a veces como sinónimo de petting, también implica estimulación oral y contacto manual con los pechos).

De acuerdo a la información demográfica proporcionada por las/os participantes del estudio, quienes reportaron no tener actividad sexual en los últimos doce meses fueron solamente mujeres; un tercio de los hombres reportaron actividad sexual mensual y la mitad de ellos reportó actividad sexual semanal.

Las investigaciones anteriores han encontrado relaciones significativas entre los procesos sociales, mentales y físicos con procesos que protegen la cognición además de reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares. Este estudio propone una relación biológica entre la frecuencia de actividad sexual y la cognición, encontrando una significativa asociación entre actividad sexual y capacidad de fluidez visuoespacial. Estos hallazgos se alinean con la teoría que un incremento de actividad sexual conduce a una mayor secreción de dopamina que está vinculada a una mejora de la memoria de trabajo y función ejecutiva en adultos mayores.

Hay que recordar que la dopamina, también conocida como hormona de la motivación, es la hormona de la euforia, del placer y la motivación en la búsqueda de estímulos, con lo cual se involucra en las adicciones, estimula la producción de testosterona y que frente a un encuentro sexual nos hace sentir cada vez más excitados, impetuosos, alegres y obcecados en avanzar hacia la cópula.

Situación de los adultos mayores en Chile.

Según consigna un artículo de El Mostrador sobre los datos de la Encuesta de Caracterización Socioeconómica 2015, las/os mayores de 60 años en 1990 constituían el 10.1% de la población, mientras que la última encuesta revela que ese porcentaje alcanzaba el 17.6%. El índice de envejecimiento –aquel que mide la relación entre personas de 60 años o más y la población menor de 15 años- exhibe un aumento desde 1990, revelando que actualmente en Chile hay 86 personas mayores por cada 100 personas menores de 15 años. En 1990 este índice era de 35,4 personas mayores por cada 100 menores de 15 años.

En 2015 un 40,1% de los hogares a nivel nacional registraba la presencia de al menos un adulto mayor. De este total, un 34,2% de hogares son, además, hogares en los que la persona mayor se identifica como jefe/a. Respecto de la pobreza por ingresos (una de las formas de medición de la pobreza adoptada por el Ministerio de Desarrollo Social) se registró una disminución de 16,2 puntos porcentuales entre 2006 y 2015; mientras que en la pobreza multidimensional, las dimensiones de Salud, Educación, Vivienda y Trabajo y Previsión Social, registraron una baja de 1,3 puntos porcentuales respecto a 2013.

En lo referido a educación, un 8,5% de las personas mayores es analfabeta (no saben leer ni escribir), aunque el tramo más joven de este grupo etáreo (población menor de 60) años sólo registra un guarismo de 1,6%.

La Encuesta CASEN no consulta por actividad sexual en los adultos mayores.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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