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Ciencia sin ideología: identidad de género y evidencia sin posverdad Identidad de Género

Ciencia sin ideología: identidad de género y evidencia sin posverdad

Alessia Injoque
Por : Alessia Injoque Directora de Fundación Iguales. Ingeniera Industrial, mujer transgénero, En twitter @ale_injoque
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Desde inicios de la historia de la humanidad hemos estado en una incansable búsqueda de entender las cosas, la naturaleza y nuestra existencia. En esta búsqueda hemos intentado llegar a respuestas con diferentes herramientas y probablemente la más exitosa en su campo ha sido la ciencia.


La ciencia es la forma de conocimiento más efectiva y objetiva que tenemos, nos ha permitido generar la mayor diferencia en nuestra calidad de vida y se diferencia de otros tipos de conocimiento importantes como la filosofía por su capacidad de ser falsable y replicable. Cuando hablamos de ciencia no se trata simplemente de opiniones y ya nadie pone en duda la importancia de la ciencia, hasta el punto en que los creacionistas tienen que hacer piruetas de posverdad para tratar de explicar una diferencia inexistente entre lo que sería la ciencia histórica y ciencia experimental, todo por no decir que son anti-ciencia, que hoy es sinónimo de ser anti-verdad.

En la discusión sobre identidad de género hay una peculiar paradoja, las posiciones más lejanas de la ciencia han posicionado sus discursos como si tuvieran respaldo de esta, hacen referencias sesgadas o completamente carentes de comprensión del tema y pretendiendo que tienen un respaldo en evidencia nos acusan con posverdad de tener una posición ideológica y llenan las redes sociales de caricaturas. Por otro lado en la posición que reconoce la diversidad –la que tiene respaldo en la ciencia– muchas veces nos enfocamos más en la opresión y el construccionismo social dejando sin responder a quienes, sin tener ningún respaldo científico, han logrado posicionar sus slogans vacíos como si lo tuvieran.

El primer espacio donde muestran enorme ignorancia quienes pregonan la “biología sin ideología” es en el funcionamiento de la biología y la selección natural ¿cómo se genera la variación genética y las nuevas especies? Lo que hace la naturaleza desde que es naturaleza es generar diversidad y a partir de esta diversidad es que se van generando las variaciones genéticas que diferencian las nuevas generaciones y que -con separación geográfica en periodos extendidos de tiempo- irían creando nuevas especies. Dentro de esa generación de diversidad tenemos que el sexo biológico no es una realidad binaria y esto va desde algunas especies como el pez payaso que pueden cambiar de sexo hasta el caso de los humanos donde se estima que hay al menos 1/2000 personas intersex (1), que es el término para quienes nacen con características de los dos sexos.
Sí, tengo completamente claro que si mi interés fuera la reproducción tendría que aparearme con una hembra de mi especie pero ¿entenderán los conservadores que quienes hablamos de identidad de género no estamos discutiendo sobre sexo sino de identidad? Y es al dar este paso que los conservadores se olvidan que nuestro cerebro también es natural, biológico y otro espacio de estudio para la ciencia.

¿Qué es lo que hace que algunos niños desde el momento que pueden hablar se identifiquen con el género opuesto en una sociedad que refuerza roles rígidos y castiga a quien se sale de éstos? ¿Qué es lo que me llevó a mí a que después de 34 años de intentar vivir en el género que me asignaron no lograra ser feliz hasta que acepté que soy trans y pude vivir como mujer?
Estudios en animales han mostrado que los genitales y el cerebro adquieren características masculinas y femeninas según la exposición a hormonas en diferentes etapas del embarazo y en un estudio (2) se logró que ratones hembra se comportaran como machos modificando un órgano sensorial que detecta feromonas, también estudios en humanos han mostrado que en diferentes regiones el cerebro trans se asemeja más al cerebro del género con el que se identifican que con el de su sexo biológico (3).
Luego saliendo de lo directamente biológico y pasando a analizar comportamiento ¿se pueden sacar conclusiones? Por supuesto que sí. Es cierto que la subjetividad de un individuo y sus sentimientos respecto a su identidad no es evidencia de nada, pero para cualquiera con algo de conocimiento científico resulta evidente que encontrar características comunes entre personas desconocidas en diferentes contextos culturales y repartidas alrededor del planeta no es una coincidencia, sino evidencia consistente y estudiable.

Hoy las principales referencias mundiales en psicología y psiquiatría reconocen la identidad de género como otra característica de la diversidad humana (4) y desde la quinta versión del manual de diagnóstico de trastornos mentales, se eliminó el trastorno de identidad de género y se incorporó la disforia de género (5) (disforia es antónimo de euforia). Esta diferencia es importante, porque la disforia de género se define como la sensación de malestar que siente una persona al vivir en un género que no siente propio y por lo mismo –a diferencia de lo que entendió el Presidente Piñera– una persona trans como yo, que vive su identidad de forma libre e integrada a la sociedad, no experimenta disforia de género. En este punto cabe resaltar que se sigue cuestionando la clasificación, porque es extraño clasificar como trastorno a algo cuyo tratamiento sería “sé tú mismo”.
En lo que refiere a las investigaciones de psicología y psiquiatría me quiero enfocar a las que están en la polémica de los niños trans, porque se repite el slogan de los “arrepentidos” con números exagerados, lecturas sesgadas y una enorme ignorancia alrededor del tema que se quiere plasmar en leyes.

La primera crítica que reciben estos estudios es la selección de muestra, algo que quien sabe de ciencia entiende es indispensable para poder evaluar los resultados, y tienen en común que no distinguen adecuadamente entre niños género no conforme (tienen actitudes de ambos géneros y no rechazan ninguno) y los trans (fuerte identificación con su género y rechazo al asignado), tampoco consideran que la intensidad del rechazo y los síntomas como depresión, ansiedad y aislamiento son indicadores muy relevantes en la evaluación (6).
Luego están las conclusiones de los estudios que no se alinean con el discurso conservador y se omiten, porque la evidencia obtenida de estos indica que los jóvenes que desisten lo hacen antes de los 13 años (7) y que la evaluación es seria, no se actúa impulsivamente ni se presionan a niños que no son trans para transitar, sino no se hablaría de todos estos “arrepentidos”, que son un grupo que no recibió hormonas ni fue operado de nada.
Pero lo principal es que los profesionales con experiencia recomiendan–mientras se sigue aprendiendo e investigando– es que se evalúe cada caso de forma individual y en ningún caso consideran como recomendación postergar la transición de todos los niños, niñas y adolescentes porque si son trans negar la su identidad genera depresión, ansiedad, aislamiento y si se sigue puede llegarse a daño autoinfligido e intentos de suicidio. Entonces ¿es razonable postergar hasta los 18 años, como si por negarlos dejaran de existir? No.
Más aún lo razonable se vuelve tomar acción con la asesoría necesaria. Se sabe que la probabilidad de que alguien trans se intente suicidar supera el 50% y la Academia Americana de Pediatría publicó un estudio (8) que concluye que los intentos de suicidio y demás problemas de salud mental se reducen a niveles del resto de la población en casos en que los niños, niñas y adolescentes trans son aceptados en su identidad por su familia y entorno.
Finalmente recordemos que en el mundo de la posverdad existen fuentes de realidad alternativa como el AcPeds o New Atlantis, que a pesar de que están ampliamente refutados y carecen de credibilidad siguen siendo la principal fuente de consulta de quienes necesitan negar una realidad que no se adecúa a sus paradigmas. Cuando reciban información verifiquen su validez y sobre todo el consenso científico, porque así como algunos niegan la evolución, las vacunas, el cambio climático y hasta la tierra esférica, hay personas ideologizadas que ponen mucho empeño en negar la diversidad humana, sin entender que la naturaleza y la realidad no tienen el deber de amoldarse a sus miedos.

Entonces, aclarado todo esto, la próxima vez que escuchen negar la identidad de género porque la ciencia todavía no se encuentra el “gen trans” o porque la biología indica que sólo hay dos sexos entiendan que esta persona no sabe nada de ciencia. Pero sobre todo, tomemos en cuenta toda esta evidencia científica y saquemos de una vez una ley de identidad de género que incluya niños, niñas, adolescentes y adultos.

 

(1) http://www.isna.org/faq/frequency
(2) http://www.hhmi.org/news/disabling-sensory-organ-prompts-female-mice-act-male-mice
(3) https://www.the-scientist.com/?articles.view/articleNo/51914/title/Are-the-Brains-of-Transgender-People-Different-from-Those-of-Cisgender-People-/
(4) http://www.apa.org/topics/lgbt/transgender.aspx
(5) https://www.psychiatry.org/patients-families/gender-dysphoria/what-is-gender-dysphoria
(6) https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0890856713001871
(7) Principles of Transgender Medicine and Surgery pg 184, Randi Ettner, Stan Monstrey, Eli Coleman 2016
https://books.google.cl/books?id=LwszDAAAQBAJ&lpg=PA184&ots=cwnTkMgOeD&dq=trans%20desistance%20between%2010%20and%2013%20years%20old&hl=es&pg=PA184#v=onepage&q=trans%20desistance%20between%2010%20and%2013%20years%20old&f=false
(8) http://pediatrics.aappublications.org/content/early/2016/02/24/peds.2015-3223

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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