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¿Cómo es hacer ciencias siendo mujer? Diálogo académicas-estudiantes  

¿Cómo es hacer ciencias siendo mujer?


Bajo el título «Lo que significa ser científica en Chile», cientos de estudiantes secundarias de la Región Metropolitana llegaron hasta el auditorio María Ghilardi de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile para dialogar con 17 académicas de dicha unidad como parte del «Primer Encuentro Internacional de Mujeres Científicas», que se está desarrollando hasta el 10 de agosto.

Las diferencias generacionales, de contextos y experiencias, la motivación de profesores de la universidad y de la enseñanza media, así como los azares que las llevaron a sus actuales posiciones, se cruzaron en la conversación que por cerca de dos horas mantuvo atentas a las asistentes.

“En ese tiempo, en el que yo estudié, no había prácticamente mujeres científicas”, recordó la académica Liliana Cardemil, para quien “mi primer modelo fue un varón, el profesor Croxatto. Hice mi tesis con él y me fascinó desde entonces el mundo de las ciencias porque para ese profesor era su mundo la ciencia”.

Quien también se refirió a la motivación de los profesores como clave para aproximarse a su disciplina fue la profesora Inmaculada Vaca, cuyo docente de ciencias “nos marcó mucho porque tuvimos la suerte de que además de incentivarnos a todos por igual -a hombres y mujeres-, nos sacaba al campo para estimular la curiosidad con la naturaleza que nos rodeaba”.

Un relato diferente fue el que presentó la profesora Verónica Palma, a quien lo que la motivó estudiar ciencias fue un libro. “A diferencia de la motivación de un profesor o profesora, para mí llegar a la ciencia fue por la literatura, fue leyendo las biografías de Marie Curie, los libros fascinantes de Darwin, los aspectos creativos de los científicos. En todos los test vocacionales salía en ciencias sociales, (…) sin embargo perseveré con las ciencias exactas”.

Respecto a las condiciones técnicas con las que estudiaron las académicas, la profesora Rosalba Lagos explicó que “más que los avances tecnológicos, eran los profesores que teníamos quienes eran investigadores de excelente nivel. Tuvimos unos privilegios increíbles, como por ejemplo que cursos como el de biología celular lo daban Francisco Varela y Humberto Maturana, quienes eran los profesores que nos enseñaban no pensando que veníamos del colegio, sino que de igual a igual”.

Por su parte, la profesora Denisse Pasten destacó otra característica del trabajo científico: el asombro. “Cuando uno entiende algo -cómo funciona el computador, cómo se mueve biológica y químicamente el cuerpo- el asombro es inevitable. A pesar de toda la información que circula hoy, hay algo en nosotros que reacciona al entender algo tan chico como una ecuación. Eso, sin importar cuanta tecnología logremos tener, va a estar siempre”, dijo.

Para Victoria Guixé, otro componente importante “es la tolerancia al fracaso y la confianza en sí misma”, más aún en el contexto actual en donde esta generación “está sometida a mucha presión. Hay mucho exitismo y hay que desdramatizar eso, uno se puede equivocar”.

Finalmente, otro de los cambios del contexto actual de la formación en ciencias es el referido por la profesora Alexia Núñez. «Ustedes tienen una ventaja que mi generación no tenía, y es que la sociedad está despierta. Cuando ustedes noten una situación que está dada por el hecho de ser mujer, pueden conversar al respecto».

«Mi invitación es que si quieren ser científicas, sean valientes», continuó la profesora, recordando su experiencia, marcada por la poca confianza y la inseguridad de adentrarse en un campo masculinizado como la electrónica. «Recuerdo que este afán que tenía por la electrónica me llevó a la neurofisiología y era muy temerosa, pero fui venciendo esos miedos y hoy en mi laboratorio investigamos eso. Meterse en la ciencia es una aventura total, es una aventura diaria», concluyó Núñez.

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