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Brunéi: entran en vigor las leyes basadas en la sharía a pesar de las críticas BRAGA

Brunéi: entran en vigor las leyes basadas en la sharía a pesar de las críticas

El sultán quiere «reforzar las enseñanzas islámicas», dice en una declaración pública en la que evita hacer referencia al nuevo Código Penal, que incluye la pena capital para los «delitos» de homosexualidad o adulterio.


La ejecución mediante la lapidación y la mutilación de extremidades por el delito de adulterio o de relaciones homosexuales, son algunos de los castigos basados en la sharía, o ley islámica, que entraron en vigor este miércoles (03.04.2019) en el sultanato de Brunéi, a pesar de las protestas y boicoteos internacionales.

«Quiero que las enseñanzas islámicas en este país se refuercen», dijo el poderoso sultán Hasanal Bolkiah en una declaración pública cerca de la capital, Bandar Seri Begawan.

El sultán, que lleva 51 años en el trono de esta nación de la isla de Borneo, rica en petróleo, dijo que Brunéi es «justo y feliz», en respuesta a las críticas mundiales por los nuevos castigos.

«Quien quiera venir a visitar este país tendrá una buena experiencia y disfrutará del ambiente seguro y armonioso», dijo el sultán en un centro de convenciones, durante un discurso con motivo de una fecha especial del calendario.

Bolkiah, de 72 años, no hizo referencia a la introducción de este nuevo y controvertido Código Penal ni anunció su entrada en vigor, como se esperaba.

El Gobierno había anunciado que la nueva legislación entraría en vigor plenamente este miércoles. La nueva legislación incluye la lapidación por delitos homosexuales y adulterio; la mutilación de la mano o el pie por robo; la pena capital por blasfemia, difamar el nombre del profeta Mahoma y la apostasía; la flagelación por aborto; entre otras.

La alta comisionada de Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet, señaló esta semana que la aplicación de estas leyes «supondría un serio retroceso de los derechos humanos en Brunéi».

«El nuevo Código Penal es brutal en su núcleo al imponer estos arcaicos métodos de castigo a actos que no deberían ser considerados crímenes», declaró Phil Robertson, subdirector para Asia de Human Rights Watch.

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