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¿Eres tú un acosador? Yo opino

¿Eres tú un acosador?

Paula Figari
Por : Paula Figari Psicóloga Clínica. Consultora Asociada de CLA Consulting.
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Al conversar con los “acosadores” suelo escuchar cosas como: “pero no entiendo por qué se enojó”, “es demasiado exagerado”, “siempre he sido así y ahora todo es un problema”. Estas declaraciones me han permitido entender que para algunas personas está siendo complejo leer los nuevos códigos del respeto, y claro, no es extraño ya que lo que hasta hace un tiempo eran comportamientos validados, hoy han dejado de serlo. 


A pesar de que durante el 2018 vimos una baja de un 15% en las denuncias por acoso laboral en comparación al 2017, las cifras siguen siendo preocupantes, más aún, cuando vemos el último informe de la Dirección del Trabajo, que evidencia que las denuncias laborales especificas por acoso sexual subieron un 34%, al finalizar el primer trimestre del 2019.

Movimientos sociales como “#Me too” y “Ni una Menos” han abierto al mundo la necesidad de hacernos cargo de un problema social que siempre ha estado ahí pero que, en el siglo XXI ya no da más. La voz de las mujeres y de la sociedad se ha hecho presente como nunca en la historia de la humanidad.

Se habla del emerger de un nuevo paradigma que reconoce desde el valor de la diversidad creencias que hoy son relevantes para una vida en sociedad, entre ellas la colaboración, la escucha, la empatía y el respeto. Se habla de la necesidad de un liderazgo inclusivo que dé espacio a las diferentes voces dentro de los equipos movilizando el desarrollo del potencial de las personas.

Pero, como en toda transición, no todas las personas avanzan a la misma velocidad ni de la misma manera. Para algunos avanzar es un desafío, para otros un sin sentido, para otros una obligación ¿en qué posición estarán los “acosadores”?

[cita tipo=»destaque»] Castigar al “acosador” y empatizar con el “acosado” es darle una solución técnica (parcial) a un problema que requiere una mirada más amplia. Una solución que si bien es necesaria no es suficiente y puede llevar a una mayor desigualdad.[/cita]

Al conversar con los “acosadores” suelo escuchar cosas como: “pero no entiendo por qué se enojó”, “es demasiado exagerado”, “siempre he sido así y ahora todo es un problema”, “no quise pasarla a llevar, no era mi intención, no me di cuenta”.

Estas declaraciones me han permitido entender que para algunas personas está siendo complejo leer los nuevos códigos del respeto y claro, no es extraño, ya que lo que hasta hace un tiempo eran comportamientos validados, hoy han dejado de serlo.

Imaginémonos cómo será para el “acosador” a quién, además de la dificultad de entender estos nuevos códigos, se suma que suelen ser personas poco empáticas, desconectadas emocionalmente, con dificultad para aceptar otras opiniones, dueñas de la verdad, personas que no ven el impacto de su conducta en otros porque no ven al otro, acostumbrados a imponer su postura.

Tener comportamientos acosadores está más a la mano de lo que creemos, como ocurrió con el reconocido creador de Apple, Steve Jobs, quien, pese a su tremendo legado, tiene una historia en la que se evidencian actitudes como las mencionadas anteriormente.

Si queremos hacer un cambio no podemos seguir repitiendo el mismo patrón antiguo que nos lleva a imponernos unos sobre otros, de ser así, vamos a llegar al mismo lugar del que tanto nos ha costado salir.

Castigar al “acosador” y empatizar con el “acosado” es darle una solución técnica (parcial) a un problema que requiere una mirada más amplia. Una solución que si bien es necesaria no es suficiente y puede llevar a una mayor desigualdad.

Necesitamos aprender a escuchar y con-versar para mostrarle al otro lo que no está pudiendo ver y desde ahí movilizar un cambio en la conducta. Solo con valoración y respeto podremos encontrar valoración y respeto mutuo. Nadie dijo que fuera fácil.

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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