BRAGA
En sus 100 años de vida, Elena Caffarena participó en acciones imparables para crear un futuro mejor e igualitario para el género femenino y la clase obrera. De hecho, el 8 de enero, a 72 años de la obtención del voto, su labor como abogada, jurista, escritora y feminista sigue siendo reconocido como un símbolo de lucha por los derechos de las mujeres chilenas.
Elena Caffarena fue una importantísima abogada, de hecho, fue la decimoquinta (15) mujer en nuestro país en obtener aquel título profesional y dedicarse a las leyes. Es recordada como una de las protagonistas del siglo XX gracias a su constante labor en pro de las mujeres y la clase trabajadora. Destacó como defensora de la igualdad de género y fue impulsora del voto femenino en Chile, instancia que marcó un hito en la participación femenina en la esfera pública y discusión política, razón por la cual, en un nuevo Mujeres Inolvidables, el especial semanal donde destacamos a mujeres de la historia y el presente, visibilizamos su trayectoria e impacto.
Actualmente, más de siete décadas han pasado desde que las mujeres en Chile tuvieron acceso al voto. Antes, el género quedaba relegado de este espacio político, en el que sólo participaban los hombres. Fue en 1941, cuando Caffarena, junto a su par, Flor Heredia, comenzaron a redactar el proyecto que promovía la participación de las mujeres en los procesos electorales.
La iniciativa tardó años en aprobarse, pero finalmente en 1949, la petición fue firmada. Este hito es uno de los más relevantes dentro de la labor de Elena, sin embargo, su vida se caracterizó por su constante compromiso en contra de la injusticia social y el desarrollo de la mujer.
Desde que era una estudiante universitaria, Elena era activista y participaba en acciones sociales y políticas. Tras su ingreso a la Universidad de Chile, comenzó un comprometido trabajo por la clase trabajadora y la creación de espacios para la igualdad. Por lo mismo fue una de las primeras mujeres en ser parte de la Federación de Estudiantes de esa universidad.
Mientras formaba parte de la Federación, aprovechó la instancia para motivar a más mujeres estudiantes a que formaran parte eso sí, dejando muy claro que los estereotipos de género quedaban fuera, ya que según connota Memoria chilena, ella les advirtió, explícitamente, que aquel “no era el lugar para ir a buscar marido”.
En las primeras décadas del siglo XX sería una participante activa de diversas organizaciones, en las que trabajaría junto a otras destacadas personas de la época, como Amanda Labarca. En 1935 se convirtió en una de las fundadoras del Movimiento Pro-Emancipación de las Mujeres de Chile (MEMCH), que tenía un enfoque multidisciplinario entre lo legislativo, político y social, desde los cuales promovían el desarrollo de las mujeres en base a una perspectiva feminista y con búsqueda de la igualdad.
La labor de este organismo fue vital para impulsar las luchas políticas, sociales y civiles de la época, entre ellas la obtención del voto. La actividad y organización del MEMCH, era de carácter multiclasista, se apoyó en las primeras generaciones de mujeres que accedieron a estudios superiores y también en trabajadoras, aumentando los escenarios locales para la creciente participación femenina en el ámbito público.
Según connota Memoria Chilena, la agrupación creció combinando la lucha social con la de género, las «memchistas» lideraron la historia de las organizaciones feministas de la primera mitad del siglo XX haciendo públicas sus demandas por mayores derechos civiles y políticos para las mujeres chilenas y la protección de la maternidad obrera para el creciente segmento de trabajadoras en el país.
La agrupación tenía una gran cantidad de mujeres movilizadas, incluso editaban un diario llamado “La Mujer Nueva”, a través del cual concentraron sus esfuerzos para denunciar las deterioradas condiciones en que vivían las familias pobres urbanas, particularmente mujeres y niños. El MEMCH se involucró en campañas de protección a la infancia y de orden pacifista, hasta 1953, año en que se anunció su disolución.
En sus 100 años de vida, Elena Caffarena participó en acciones imparables para crear un futuro mejor e igualitario para el género femenino y la clase obrera. De hecho, el 8 de enero, a 72 años de la obtención del voto, su labor como abogada, jurista, escritora y feminista sigue siendo reconocido como un símbolo de lucha por los derechos de las mujeres chilenas.
Ejemplo de esto fue durante la Huelga Feminista 2019, cuando manifestantes de la Coordinadora Feminista 8M intervinieron las estaciones de metro de la capital, cambiando sus nombres por los de mujeres destacadas de la historia, entre ellas, Elena.
Ilustración: Katyna Azócar
