BRAGA
Según datos recogidos por la subsecretaría de prevención del delito en lo que llevamos del año 2021, el 89,3% de la población LGBTIQA+ ha sido discriminada alguna vez en su vida y el 62,3% ha sufrido delitos relacionados con su identidad.
En un estudio realizado por el MUMS y el Sindicato Luis Gauthier realizado el año 2020, se evidenció que cada una de las identidades sufre discriminación de distinta manera, señalando que se discrimina más por la identidad y expresión de género que por la orientación sexual. Además, este mismo estudio descubrió que muchas de las personas LGBTIQA+ encuestadas terminaban normalizando algunas conductas discriminatorias, por ejemplo, que se les pida en el trabajo esconder su verdadera manera de ser y terminaban aceptando diversas formas de agresión y autocensura.
“Por ejemplo, los trabajadores/as suelen poner fotos de sus familias en las oficinas o piden permisos especiales para asistir a los actos del colegio de sus hijos/as, etc. Por ende, la vida personal también está relacionada con lo laboral. Sin embargo, en algunas empresas pareciera ser que sólo se les permite a algunos/as contar su mundo más íntimo y eso hay que cambiarlo para generar espacios seguros en todas las áreas de esta sociedad”, señaló el psicólogo clínico especialista en Diversidad Sexual Juan Cristóbal Concha, donde también indica que la autocensura de la identidad de las personas, es un reflejo de los estigmas sociales.
También indicó que las personas que ocultan su orientación sexual e identidad de género, desempeñan una menor productividad en comparación a los que sí revelan que son parte de la diversidad sexual, ya que se enfoca en “no ser descubiertos/as” más que en hacer un buen trabajo.
De acuerdo al informe de Gestión Social junto a la Fundación Iguales en 2016, un 67,7% de las personas de las disidencias oculta su orientación sexual e identidad de género a sus colegas de trabajo, aumentando en un 86,5% cuando se trata de altos directivos. Las razones principales al no visibilizarlo es la discriminación, por lo que se ven obligados a no revelar por temor a no ser contratados/as, a ser expulsados/as o no poder ser ascendidos/as. A esto se le agrega que, según el estudio, un 67,5% de las personas LGBTIQA+ ha sido discriminada en su lugar de trabajo, aumentando a un 85,7% en personas trans.
Estas discriminaciones no solo ocurren en el ámbito laboral, sino que en cada espacio de convivencia social, por ejemplo, según el “Estudio exploratorio de discriminación y violencia hacia las personas LGBTIQ+” que fue aplicado entre los pasados 14 de octubre y 15 de diciembre de 2020 a 3.271 personas, realizado por el Movilh y la Subsecretaría de Prevención del Delito, señala que el 89,3% de la población LGBTIQA+ ha sido discriminada alguna vez en su vida y el 62,3% ha sufrido delitos relacionados con su identidad, donde el 12,3% de los encuestados sintió discriminación en el lugar de trabajo.
Por último, el especialista indicó que las empresas deben contar con soluciones a las problemáticas en torno a las desigualdades y discriminaciones, considerando que el acceso al trabajo es dificultoso solo por ser de la comunidad LGBTIQA+. “En una empresa inclusiva, la diversidad es parte del sistema de valores de la compañía, por ende no se acepta ningún tipo de discriminación y quien la cometa no puede ser parte de la empresa”, mencionó Concha, quien también enfatizó en las capacitaciones de las y los colaboradores, aceptar el nombre social de las personas, el uso de los baños y contar con protocolos antidiscriminación y de transición en caso de que alguno de los colaboradores transicione. Finalmente brindan los mismos beneficios a todas las parejas, independiente de su género.
