Nunca más sin nosotras. Parece una frase baladí, pero las últimas dos semanas no solo han demostrado que somos capaces de articularnos como nunca en pos de la defensa de nuestros derechos, sino que hemos podido reencontramos como tribu, para reafirmar lo poderosas que somos, apoyarnos y estar conscientes de lo que valemos.

Y es que hoy más que nunca somos necesarias, el 68% de las mujeres menores de 30 años fue clave para elegir al próximo presidente de Chile, pero no solo ellas y esa es la clave, son sus madres, abuelas y bisabuelas, las sufraguistas; las que dieron la lucha en dictadura y aun buscan a sus desaparecidos y desaparecidas; las que pelearon por terminar con la incapacidad relativa de la mujer casada bajo sociedad conyugal, la igualdad de todos los hijos e hijas, el divorcio, y hoy las de la pañoleta verde, las medioambientalistas, las que defienden las disidencias sexuales. Todas ellas y todas las que vendrán, gritan fuerte y claro: El feminismo no es moda y ha llegado para quedarse.

Y es que rendirse no es una opción cuando queda tanto por hacer, ganamos solo una lucha, que nos unió sí, y no nos soltaremos, pero cada día se libra una nueva batalla y nuevos espacios que estamos llamadas a ocupar, y no como expectantes sino que como protagonistas de los cambios históricos que nuestro país vive.

Ni un paso atrás ha sido el lema y ante la palabra empeñada que nos llenó de esperanza, solo el compromiso de seguir apoyando, construyendo y abriendo espacios en política, en derechos, en cuidados, en educación, hasta que la paridad se haga costumbre y hasta que Chile llegue a ser un país digno nunca más sin nosotras.

• El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
  

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