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Más mujeres en tecnología: el desafío para acortar brechas y recuperar la economía Yo opino Créditos: Foto de ThisIsEngineering en Pexels

Más mujeres en tecnología: el desafío para acortar brechas y recuperar la economía

Sandra Guazzotti
Por : Sandra Guazzotti , Head de Multi-Country de Google Cloud en América Latina
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El aporte y liderazgo de las mujeres al desarrollo de las matemáticas, las ingenierías, las ciencias y las tecnologías (STEM, por sus siglas en inglés) no es una aspiración contemporánea. En Chile, ya en 1919, una osada Justicia Espada Acuña se atrevió a romper los cánones sociales de la época y convertirse en la primera mujer en este país en estudiar ingeniería civil y ejercer su profesión.

Ha pasado un siglo de historia y aunque las carreras que apuntan a la innovación tecnológica tienen cada vez mayor preponderancia, la formación de mujeres en estas profesiones y su posterior incorporación al mundo laboral sigue siendo un desafío, tanto en Chile como en el resto del mundo.

Según un estudio realizado por Laboratoria en conjunto con el Laboratorio de Innovación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID Lab), a marzo de 2021 el 52% de las mujeres adultas formaba parte del mercado laboral de Latinoamérica, pero su participación en la industria tecnológica era tan solo de un 30%. El informe señala, además, que en las empresas tecnológicas del mundo la representación de las mujeres en puestos iniciales era, hasta esa fecha, superior al 35%, pero disminuía al 24% en puestos ejecutivos y a 3,9% en cargos directivos.
[cita tipo=»destaque»] Históricamente, las carreras enmarcadas en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas son las que tienen menor participación femenina. De hecho, de acuerdo con la UNESCO, en Latinoamérica las mujeres constituyen en promedio el 32% de las estudiantes y graduadas en STEM. En Chile este porcentaje alcanza sólo el 19%. [/cita]

Es por ello que, de cara al Día Internacional de la Mujer y la Niña en las Ciencias, es necesario reflexionar sobre posibles soluciones para acortar esta brecha.

La primera de ellas, sin lugar a dudas, tiene relación con la formación universitaria. Históricamente, las carreras enmarcadas en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas son las que tienen menor participación femenina. De hecho, de acuerdo con la UNESCO, en Latinoamérica las mujeres constituyen en promedio el 32% de las estudiantes y graduadas en STEM. En Chile este porcentaje alcanza sólo el 19%. Para mejorar estas cifras, se requiere aumentar las redes de apoyo, incrementar la visibilidad de referentes femeninos en estas áreas y las posibilidades de empleo a través de un trabajo colaborativo entre las universidades y las empresas.

Adicionalmente, en una era en la que la economía digital seguirá creciendo exponencialmente, es de vital importancia generar un cambio cultural profundo en las compañías tecnológicas que permita potenciar la diversidad y la inclusión como un imperativo de negocios, además de una necesidad ética y moral. Hoy no es posible innovar y diseñar soluciones sin integrar en los equipos de desarrollo y liderazgo a representantes tan diversos como son sus potenciales usuarios y usuarias. Ello implica colaborar y co-crear productos y herramientas de manera conjunta con representantes de una amplia diversidad, de tal manera de ser verdaderamente inclusivos. En este sentido, las compañías tecnológicas tenemos la oportunidad de motivar a que cada vez más empresas de diversos sectores estén dispuestas a cambiar sus procesos de reclutamiento, de formación y evolución del capital humano para incorporar en ellos una mirada de género.

Asimismo, incentivar la participación de mujeres en emprendimientos tecnológicos toma especial relevancia en un momento en que la reactivación económica requiere de más innovación y una rápida recuperación del empleo, sobre todo el femenino, que ha sido fuertemente impactado por la pandemia. Para ello, es esencial apoyar el emprendimiento no solamente con financiamiento sino también con programas de desarrollo de capital humano a mayor escala.

Frente a estas posibles soluciones, veo el crecimiento de las tecnologías de nube como una nueva ventana de oportunidad para generar inclusión y catalizar la diversidad. La nube, a través de su escalabilidad y al democratizar el acceso a herramientas avanzadas de colaboración, análisis de datos e inteligencia artificial, habilita nuevas alternativas. Permite a empresas de todo tipo y tamaño, así como a emprendimientos latinoamericanos, acelerar su transformación digital, re-imaginar y escalar sus negocios. También hace factible para estudiantes el poder crear e intercambiar materiales didácticos, aprender a distancia e incluso colaborar entre ellos, en tiempo real.

Es por ello que hoy, como nunca antes, tenemos la posibilidad de tomar un rol activo y crear un círculo virtuoso para que la adopción de tecnologías en la nube genere nuevas carreras, y que las mismas se traduzcan en nuevas oportunidades, especialmente para mujeres en STEM.

Los invito a que en este Día Internacional de la Mujer y la Niña en las Ciencias pensemos juntos en cómo un futuro más digital también puede ser un lugar lleno de nuevas posibilidades para ellas.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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