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Elena Tito: la mujer ‘‘tesoro del norte’’ que preservó los saberes ancestrales del pueblo atacameño a través de la alfarería BRAGA

Elena Tito: la mujer ‘‘tesoro del norte’’ que preservó los saberes ancestrales del pueblo atacameño a través de la alfarería

Valentina Paredes
Por : Valentina Paredes Periodista en El Mostrador Braga
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Gracias a la herencia de su abuela Pascuala, Tito aprendió sobre la cultura de su pueblo y a fabricar piezas de greda con figuras zoomorfas y antropomorfas. Para poder desarrollar esos elementos, la alfarera debía recorrer más de 10 kilómetros a través del desierto para encontrar los materiales necesarios. Con el objetivo de no perder la memoria de la cultura atacameña, la maestra realizó talleres y encuentros para enseñar a las personas sobre su pueblo.


El pasado 5 de septiembre se conmemoró el Día Internacional de la Mujer Indígena, esta fecha tiene como principal objetivo reivindicar la lucha de las mujeres de los pueblos originarios de cualquier tipo de opresión y visibilizar sus aportes desde sus cosmovisiones. 

Esta fecha es de suma importancia en nuestro país, considerando la diversidad de pueblos originarios y de las mujeres parte de ellos que hasta la fecha luchan por preservar y acercar su cultura hasta las generaciones más actuales. Una de ellas fue la alfarera atacameña, Elena Tito Tito. 

Por esto, en un nuevo Mujeres Inolvidables, el especial semanal en donde destacamos las importantes hazañas de mujeres chilenas de la historia y el presente, visibilizamos el impacto de la maestra alfarera, Elena Tito Tito, quien trabajó constantemente por mantener vivo el legado del pueblo atacameño. 

Elena Bruna Tito Tito nació en San Pedro de Atacama en 1953, en ese lugar creció junto a su abuela, Pascuala, quien se destacaba por ser maestra alfarera del pueblo atacameño, técnica que enseñó a su nieta desde muy pequeña. 

Debido a que la madre de Elena falleció cuando ella era menor de edad, su abuela Pascuala, aparte de traspasar los saberes ancestrales de su pueblo -los cuales ya habían ido de generación en generación-, le enseñó sobre agricultura y ganadería. 

‘‘Hay que hacerlo bien, hay que tener amor, si no hay amor, ¿cómo lo vamos a hacer?, no va a resultar’’, recordó Elena que le decía su abuela en conversación con el Ministerio de Cultura. 

Cuando cumplió 14 años, la alfarera decidió dejar San Pedro de Atacama en busca de oportunidades laborales. Se trasladó hacia la ciudad y encontró trabajo realizando labores domésticas. Sin embargo, al tiempo su abuela enfermó, por lo que tuvo que volver a su pueblo de origen. 

Ya de vuelta y con los saberes aprendidos de su abuela, Tito comenzó a crear piezas de greda, las cuales históricamente han sido utilizadas para ritos ceremoniales de los pueblos originarios. Estos objetos buscan plasmar la cosmovisión y la herencia previa a la colonización española con figuras zoomorfas y antropomorfas.

Figuras zoomorfas.

Elena continuó perfeccionando su técnica y se transformó en maestra alfarera, encargándose del proceso completo de fabricación de las piezas de greda. Para la recolección del barro, Elena recorría aproximadamente diez kilómetros, a través del desierto y la montaña, para llegar a las vetas de arcilla. Esta tarea le podía tomar días, por lo que su forma de transportarse muchas veces fue a lomo de burro. 

Durante el trayecto, la maestra cargaba baldes, palas y chuzos que usaba para extraer los trozos de la tierra. Al sacar material del suelo, Elena daba inicio a un rito en el que la alfarera realizaba una ceremonia simbólica y de conexión espiritual para agradecer y solicitar a la tierra el barro.

Lamentablemente, pese a que tal proceso fue una tradición desarrollada ampliamente, en los últimos años ha casi desaparecido en el norte del país, situación que Elena combatió durante gran parte de su vida. 

Con el fin de preservar estas tradiciones, la mujer atacameña comenzó a efectuar talleres, encuentros culturales y ferias donde enseñaba sobre los rituales a los habitantes de la zona. Además, rescató piezas ceremoniales que llevó a diferentes museos e instituciones, esto a fin de destacar la importancia de la cosmovisión indígena. 

Los pobladores de Río Grande hasta el día de hoy presentan alto interés por las enseñanzas que Elena Tito les brindó, destacando su objetivo de visibilizar el legado de los pueblos originarios de la zona. 

En 2015 la maestra alfarera fue reconocida como Tesoro Humano Vivo por el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio y la Unesco, esto debido a su trayectoria en el desarrollo de la alfarería tradicional atacameña, caracterizada por su destacada técnica y estética. La distinción también fue entregada por mantener un legado ancestral y generacional propio de la zona norte del país. 

Elena Tito falleció el 14 de abril del 2022 en la comuna de Calama a la edad de 68 años. 

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