Publicidad
Deutsche Welle
¿Qué tan feministas son las protestas en Irán? BRAGA

¿Qué tan feministas son las protestas en Irán?

Las protestas en Irán desde la violenta muerte de Mahsa Amini son feministas, dice Katajun Amirpur. La política exterior feminista significa apoyar esa lucha.


El levantamiento en Irán es feminista. Después de todo, el feminismo no consiste en poner a las mujeres en el poder en lugar de a los hombres. Se trata de la autodeterminación de todos, hombres y mujeres por igual. Y quienes se manifiestan hoy ven el velo como un símbolo de la negativa del Estado a concederles la autodeterminación.

Sin embargo, esta autodeterminación se relaciona con mucho más que «solo» el derecho a vestirse como uno quiera: para el cincuenta por ciento de los iraníes cuya lengua materna no es el persa, se trata de que se les permita aprender su lengua materna en la escuela; para las lesbianas y los gays, se trata de poder vivir libremente su orientación sexual; para los bahá’ís se trata de poder practicar su religión, y así sucesivamente.

En su canción «Baraye» («Por» o «A causa de»), que se ha convertido en el himno de las protestas, el artista Shervin Hajizadeh ha resumido una serie de mensajes en Twitter en los que los manifestantes describen por qué salen a la calle: «Para poder bailar en la calle; para la chica que desea ser un chico, para la libertad, la libertad, la libertad». Y es probable que haya tantos hombres como mujeres que salgan a la calle por ello. También en este tema, los videos que ahora se hacen virales nos dan probablemente una imagen sesgada.

Pero el velo islámico simboliza todo esto, y es por eso que las jóvenes se están quitando el velo. Irónicamente, el velo ha sido ya el símbolo por excelencia de un cambio de sistema, el que tuvo lugar en Irán en 1978/79. Y ahora podría serlo de nuevo.

Modernización a la fuerza

El velo está estrechamente ligado a la historia de la emancipación en Irán, en el sentido de liberación del paternalismo, y no solo desde 1978, año de la última revolución iraní del siglo XX. En 1935, el rey Reza Pahlevi, Reza I de Irán (1924-1944), un anticlerical, prohibió el velo. El rey Pahlevi, un general formado según el modelo de los cosacos rusos que había ascendido a emperador, quería modernizar su país por todos los medios, incluso en su aspecto exterior. Y a la fuerza. Por eso se prohibió por ley que las mujeres iraníes llevaran un velo en la cabeza. El Estado se lo arrancaba a las mujeres en la calle.

El sha Mohamed Reza Pahlevi, que sucedió a su padre en el trono (1941-1979), fue inicialmente un gobernante bastante débil e indulgente. Bajo su régimen, la prohibición del velo se aplicó con menos rigor. Las niñas y las mujeres eran libres de llevar un velo en la escuela y en la calle. Sin embargo, el velo seguía siendo perjudicial para la carrera. Una empleada de un ministerio o de un banco, por ejemplo, tenía que elegir entre el trabajo y el velo. Tampoco se permitía llevar el velo en las universidades.

Mohamed Reza Pahlevi continuó la política de occidentalización de su padre, que volvió a ser más evidente en ciertos aspectos, como las mujeres en minifalda y tacones altos que se empezaron a ver en las calles de Teherán.

Esta nueva apariencia de las mujeres, pero también el hecho de que ahora estuvieran mucho más presentes en la vida pública, encontró resistencia en parte de la población de orientación conservadora. En un impresionante estudio, el sociólogo Martin Riesebrodt ha demostrado que los cambios en el papel de la mujer no eran uno de los muchos puntos de la agenda de los islamistas, sino su preocupación central.

Ali Shariati, por ejemplo, probablemente el ideólogo más importante de la revolución, dijo que la nueva mujer iraní se había convertido en una muñequita pomposa que solo quiere agradar. Escribió: «La llamada religión está convirtiendo a nuestras mujeres en plañideras, la llamada ‘civilización’ las convierte en cabareteras». Pero los cambios no se limitaron a la apariencia de las mujeres, sino también a su estatus legal. Las críticas de Jomeini al sha Reza Pahlevi en la década de 1960 se dirigieron también a la nueva ley de familia, que supuestamente daría a las mujeres más igualdad jurídica.

El velo como símbolo de protesta contra el sha

Aunque Reza Pahlevi introdujo algunos derechos que mejoraron la situación legal de las mujeres y les concedió el derecho de voto, siguió siendo, ante todo, un dictador. En 1978, muchas mujeres iraníes se pusieron el velo cuando salieron a la calle para manifestarse contra la opresión política, con el fin de hacer patente su postura contraria al sha. En aquella época, el velo se había convertido en el símbolo de protesta contra el sha por excelencia.

Protestas en Irán tras la muerte de Mahsa Amini.

Las protestas contra el gobierno comenzaron tras la muerte de Mahsa Amini, de 22 años, que había sido arrestada por la llamada «policía de la moral» de Irán.

Las mujeres también desempeñaron un papel decisivo en el derrocamiento del régimen de Reza Pahlevi. La política de oposición y activista de derechos de la mujer Parvaneh Eskandari, asesinada por esbirros del régimen islamista en 1998, dijo en una ocasión estas frases, que pueden resultar sorprendentes hoy en día, en vista de la situación legal de las mujeres bajo el régimen actual: «Las mujeres jugaron el mismo papel que los hombres [en el derrocamiento del sha, nota de la editora]. Pero no hay que olvidar que las mujeres tenían mayores restricciones en la época del sha. En la religión vieron una forma de superar sus limitaciones».

El líder de la revolución islámica, el ayatolá Jomeini, había prometido libertad en todos los ámbitos, pero lo que siguió fue una repetición de la historia, aunque bajo el signo contrario. El velo se convirtió en obligatorio. Tres gobernantes, una máxima: dictan a las mujeres cómo deben vestirse, y les niegan la autodeterminación, incluso en su vestimenta.

Debates sobre el velo en Irán

Sin embargo, en Irán ya hubo cierto movimiento desde mucho antes de las protestas que han estallado ahora, al menos en el debate sobre el velo. Incluso entre el clero, que tradicionalmente es el mayor defensor del velo.

El ayatolá Fazel Meybodi, de la capital teológica Ghom, por ejemplo, declaró hace muchos años: «El iluminado religioso argumenta así: ‘Creo en el velo’. Pero que un gobierno se inmiscuya aquí y diga, ‘Mujer, ¿por qué no llevas un velo en la cabeza?’, no, no lo acepto. Esa no es la tarea de un gobierno».

No es inofensivo hablar críticamente sobre el tema del velo en Irán. El caso del clérigo liberal Hassan Eshkewari, por ejemplo, lo demuestra. Había dicho: «El velo no pertenece a las características esenciales de la religión, sino a esos mandamientos sociales que pueden cambiar con las circunstancias».

En 2001 fue acusado de apostasía, que se castiga con la muerte en Irán. [Eshkewari fue inicialmente condenado a muerte, pero la sentencia fue conmutada por prisión, nota de la editora].

Porque no solo la historia de Irán puede escribirse a partir del velo islámico. También es el símbolo por excelencia del sistema iraní. Probablemente solo hay tres pilares ideológicos que hacen de Irán una república islámica. Dos de ellos, la doctrina del Estado iraní y la postura antiestadounidense, han sido cada vez más cuestionados desde la segunda mitad de la década de 1990.

Y luego está el velo islámico. No en vano, Occidente siempre asocia en primer lugar el velo con la palabra «Irán». Si Irán suprimiera este símbolo, presumiblemente bastaría como prueba de la voluntad de reforma de Irán.

El temor se desvanece

Por eso los islamistas se aferrarán al trozo de tela el mayor tiempo posible. La activista por los derechos de las mujeres Mehrangiz Kar dio en una ocasión una razón obvia por la que los sistemas de gobierno islámicos suelen comenzar con la opresión de las mujeres: «Eligen así a las víctimas más débiles para crear una atmósfera de miedo. Cuando se propaga el miedo, todos tienen miedo, y los gobernantes pueden estabilizar su poder. Al fin y al cabo, es inconcebible que la mitad de la gente viva con miedo y que, al mismo tiempo, el conjunto de la población se muestre confiado ante los problemas políticos».

Mientras tanto, ese miedo ha desaparecido de la mente de muchas personas. La joven generación está harta de ser intimidada, reprendida, controlada, y ahora va y se defiende cuando los esbirros del régimen les uieren dar una paliza. Esto se puede ver en muchos videos que circulan por las redes sociales, y es algo nuevo.

Esta lucha por la autodeterminación muestra un coraje y una cohesión nunca vistos. Por eso la lucha que estamos viendo ahora es feminista. Y una política exterior feminista significaría apoyar a los iraníes en esta causa feminista, en el deseo de vivir vidas autodeterminadas.

Publicidad

Tendencias