Yo opino
En los últimos años las universidades chilenas han vivido un profundo proceso de transformaciones tendiente a erradicar la violencia y las discriminaciones de género que persisten en el contexto universitario. Tanto así que se dictó una nueva ley para enfrentar el acoso y abuso sexual en las instituciones de educación superior, y se está debatiendo en el Parlamento un proyecto de corresponsabilidad social en el cuidado, para apoyar a estudiantes madres/padres, presentado por las diputadas Emilia Schneider y Camila Rojas, ex dirigentas de esta casa de estudios.
La Universidad de Chile ha sido pionera en estos procesos. Erradicar el sexismo en la educación y combatir la violencia de género son materia de protocolos y políticas institucionales que operan desde hace años. Y ahora todos esos avances están cristalizados en la política de Igualdad de Género, aprobada por el Senado universitario y elaborada con la participación de la comunidad estudiantil y de trabajadores/as.
Una política de igualdad como ésta tiene sentido en la medida que permite avanzar más allá de la igualdad de oportunidades, y se propone lograr la igualdad sustantiva o de resultados entre hombres y mujeres en al acceso a las diversas carreras y áreas del conocimiento, en la participación y representación en la academia, en las remuneraciones y el desarrollo de la carrera, en el ejercicio de derechos. La política aspira en definitiva a ser un instrumento de transformación de la cultura y las prácticas patriarcales que caracterizan a las instituciones educativas.
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Tenemos la convicción que una universidad pública tiene el deber de plasmar en sus prácticas y en su realidad interna los valores y principios que declara. Con la Política de Igualdad de Género, la Universidad de Chile busca precisamente ser coherente, y se compromete a desarrollar acciones sistemáticas para cambiar todas aquellas situaciones injustas y discriminatorias que afectan a las mujeres y a las disidencias sexo genéricas en todos los ámbitos del quehacer universitario: en la docencia, la investigación, la creación y extensión, las relaciones laborales, los ambientes educativos.
Hoy podemos decir con certeza que la igualdad de género forma parte parte sustantiva del proyecto de universidad pública al servicio del país que estamos construyendo. Invitamos a todas las personas a conocer este esfuerzo institucional y lo ponemos a disposición de la ciudadanía a fin de que nuestro trabajo sea un aporte al desarrollo de nuestro país.
