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Labores de cuidado son la principal barrera para la formación laboral de mujeres migrantes, de pueblos originarios y de disidencias sexuales BRAGA Créditos: Foto Getty Images / iStockphoto

Labores de cuidado son la principal barrera para la formación laboral de mujeres migrantes, de pueblos originarios y de disidencias sexuales

Las mujeres migrantes que ingresan al país por pasos no habilitados, no pueden acceder a capacitación formal brindada por el Estado. Mientras que mujeres de pueblos originarios presentan problemas de conectividad, además de tener que realizar trabajos de cuidados. Por último, mujeres de la disidencia sexo/genérica, deben enfrentarse a la discriminación, un aumento en los casos de violencia intrafamiliar y la falta de autoestima para ingresar a capacitación laboral.


Las medidas de confinamiento provocaron un retroceso en la empleabilidad de las mujeres en el país. Los datos arrojados por el estudio de Prodemu, “Pandemia y mujeres en situación de vulnerabilidad social: Barreras y oportunidades para la inserción sociolaboral de mujeres en Chile” se enfocaron en las oportunidades de empleo de las mujeres a través de barreras que enfrentan para acceder a  capacitación, especialmente aquellas que son migrantes, de pueblos originarios y que forman parte de las disidencias sexuales. 

La principal dificultad que debieron enfrentar en pandemia mujeres migrantes, que han ingresado al país por pasos no habilitados, es que no pueden acceder a capacitación formal entregada por el Estado. Por otra parte, las mujeres pertenecientes a pueblos originarios presentan en sus territorios la dificultad para acceder a conectividad, en los lugares rurales y remotos. Asimismo, presentan problemas para completar sus estudios debido al cuidado de hijos. Las mujeres de disidencias sexuales deben superar la falta de espacios libres de sesgos y discriminación, además de un aumento de violencia intrafamiliar hacia personas LGTBI y falta de autoestima para el ingreso a capacitación laboral.  

La principal brecha que poseen las mujeres y que las imposibilita para seguir un proceso de formación tiene que ver con el cuidado de hijos. Por ejemplo, el 22,3% de las mujeres migrantes encuestadas señaló que la falta de acceso a capacitación se debió a las labores de cuidado y el 13,3% de las mujeres indígenas expresó el mismo motivo. Las consultadas pertenecen a regiones del norte, centro y sur del país, con un énfasis en la región Metropolitana. 

Sumado a lo anterior, el estudio también arrojó que las capacitaciones que más realizaron mujeres migrantes, de pueblos originarios y de disidencias en pandemia, tuvieron que ver con el trabajo independiente, el 70% en el caso del primer grupo, un 81% en el segundo y sobre el 50% en el último. Cabe destacar que en el caso de las mujeres nortinas pertenecientes a la disidencia sexual, el interés está determinado en realizar formación académica, más allá que la ejecución de talleres o cursos. 

Al respecto, la directora nacional de Prodemu, Marcela Sandoval Osorio, comentó que, “nos hemos planteado levantar información para la política pública. Para efectos de esta investigación se entrevistó a 1.163 personas de todas las regiones de Chile y nos confirmó que  uno de los mayores obstáculos para el ingreso al trabajo de las mujeres son las labores de cuidado”.

En esta misma línea, la directora de Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe (OREAL / Unesco Chile), Claudia Uribe Salazar, señaló que “es necesario que el Estado tenga una mayor presencia en las tareas de cuidado y seguir avanzando hacia un cambio social en torno a una distribución más igualitaria de estas funciones. Solo así podremos avanzar de manera decisiva hacia una mayor equidad de género en la región”.

Por su parte, el subsecretario del Trabajo, Giorgio Boccardo, destacó la agenda de Gobierno a favor de las mujeres y personas disidentes sexo-genéricas, tanto en las indicaciones al proyecto de 40 Horas, en la Mesa Técnica para abordar la Conciliación Trabajo, Familia y Tiempo Libre, en las alianza con Prodemu y el impulso de la ratificación del Convenio 190 de la OIT para erradicar la violencia de género y el acoso laboral.

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