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El 25% de la población mundial cree que está justificado que un marido le pegue a su esposa BRAGA

El 25% de la población mundial cree que está justificado que un marido le pegue a su esposa

El último informe publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) concluyó que “un alarmante 25 % de la población” cree que está justificado que un marido le pegue a su esposa. La mitad de la población global cree que los hombres son mejores líderes políticos que las mujeres y más del 40 % opina que los hombres son mejores ejecutivos empresariales, son otras de las conclusiones del informe. ¿Cómo influyen las normas sociales en la educación y el mercado laboral? La respuesta del organismo y recomendaciones para la erradicación de los obstáculos para la igualdad de género global.


El Índice de Normas Sociales de Género (GSNI por su sigla en inglés), que se publicó por primera vez en 2019, busca captar cómo las normas sociales pueden obstaculizar la igualdad de género en múltiples ámbitos: político, educativo, económico e integridad física. 

Se construye a partir de las respuestas a siete preguntas en la Encuesta Mundial sobre Valores. Dichas respuestas se utilizan para crear siete indicadores a partir de los datos obtenidos en 80 países y territorios, y abarca al 85 % de la población mundial y, su última edición, publicada este lunes 12 de junio, estudió los datos disponibles durante el periodo 2017-2022. 

La falta de progreso, a juicio de Naciones Unidas, que se refleja en el Índice de Normas Sociales de Género va en paralelo con las violaciones de derechos humanos y supone “un deterioro de la sociedad”.

Aproximadamente 9 de cada 10 hombres y mujeres en el mundo siguen manteniendo en la actualidad un sesgo contra las mujeres; la mitad de la población global todavía cree que los hombres son mejores líderes políticos que las mujeres, y más del 40 % opina que los hombres son mejores ejecutivos empresariales y un alarmante 25 % de la población cree que está justificado que un marido le pegue a su esposa son algunas de las conclusiones del último informe GSNI publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) a partir de los últimos datos de la Encuesta Mundial de Valores (EMV).

Según el informe, estos sesgos alimentan los obstáculos a los que se enfrentan las mujeres, que se manifiestan en el desmantelamiento de sus derechos en muchas partes del mundo por la reacción organizada contra la igualdad de la mujer, además de la escalada de violaciones de los derechos humanos en algunos países. 

“Estos sesgos son tangibles también en la enorme falta de representación de las mujeres en posiciones de liderazgo”, comunicaron desde Naciones Unidas. En promedio, el porcentaje de mujeres que ocupan la jefatura de Estado o de gobierno en el mundo se mantuvo “sin mayores cambios” alrededor del 10 %, desde 1995. 

Educación y mercado laboral

Asimismo, en el mercado de trabajo las mujeres ocupan menos de la tercera parte de los cargos directivos. De la mano, el informe focalizó también en la fractura que existe entre el progreso de las mujeres en la educación y su empoderamiento económico. 

“Las mujeres tienen más formación y habilidades que nunca, sin embargo, en los 59 países en que las mujeres cuentan con un mayor nivel educativo que los hombres, la brecha media en los ingresos sigue siendo de un asombroso 39 % en favor de los hombres”, subrayó el organismo. 

“Las normas sociales que menoscaban los derechos de las mujeres perjudican también a la sociedad en su conjunto y frenan la expansión del desarrollo humano, de hecho la falta de avances en las normas sociales de género tiene lugar en medio de una crisis de desarrollo humano: en el Índice sobre Desarrollo Humano (IDH) de 2020 descendieron los valores por primera vez en la historia del informe, y lo mismo ocurrió el año siguiente”, sostuvo Pedro Conceição, Director de la Oficina del Informe sobre Desarrollo Humano del PNUD.

“Todo el mundo gana si garantizamos la libertad y la capacidad de actuar de las mujeres”, agregó.

El informe subrayó el papel fundamental de los gobiernos a la hora de cambiar las normas sociales de género y ejemplificó cómo las políticas en materia de permisos de maternidad y paternidad transformaron la percepción respecto a las responsabilidades en los trabajos de cuidados, y las reformas del mercado de trabajo también han generado cambios en la forma de percibir la contratación de mujeres. 

“Un punto de partida importante es reconocer el valor económico del trabajo de cuidados no remunerado. Esto puede ser una forma muy eficaz de combatir las normas sociales de género respecto a este tipo de ocupación. En aquellos países donde las normas sociales revelan mayores sesgos de género, se calcula que las mujeres dedican al trabajo de cuidados no remunerado entre seis y siete veces más tiempo que los hombres”, explicó Raquel Lagunas, Directora del Equipo de Género del PNUD.

A pesar de la prevalencia de sesgos contra las mujeres, los datos indican que el cambio sí es posible. Entre los 38 países con datos comparables en el tiempo, 27 experimentaron un aumento en la proporción de personas sin sesgo en ninguno de los indicadores. 

Invertir en medidas legislativas, la clave

“Si queremos impulsar el cambio hacia una mayor igualdad de género, es necesario poner el foco en la expansión del desarrollo humano a través de la inversión, el aseguramiento, y la innovación”, remarcaron los autores del informe.

Esto supone, entre otras cosas, invertir en medidas legislativas y de política que promuevan la igualdad de las mujeres en la participación política, el desarrollo de mecanismos de aseguramiento, como el refuerzo de los sistemas sociales de protección y cuidado, y la estimulación de intervenciones innovadoras que puedan ser particularmente efectivas a la hora de hacer frente a las normas sociales dañinas, las actitudes patriarcales, y los estereotipos de género. 

Por ejemplo, la lucha contra los mensajes de odio y la desinformación respecto a los temas de género en Internet puede contribuir a una evolución de las normas sociales de género hacia una mayor aceptación e igualdad.

Asimismo, el informe recomendó abordar de manera directa las normas sociales mediante una educación que contribuya a transformar las actitudes de las personas, y de políticas y cambios legislativos que reconozcan los derechos de las mujeres en todos los ámbitos de la vida, así como a lograr una mayor representación de las mujeres en los procesos políticos y de toma de decisiones.

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