BRAGA
Un tema de creciente preocupación en la industria del entretenimiento en Chile es la desigualdad en los sueldos entre actrices y actores, porque a pesar de los avances en pro de la equidad entre ambos géneros, persisten diferencias significativas, tanto en lo económico como en oportunidades profesionales. “A diferencia de los hombres, nuestro trabajo no se valoriza sólo por la carga laboral, sino que además se suman factores que nos ponen en una situación de vulnerabilidad muy fuerte: importan nuestros cuerpos, la hegemonía de los estereotipos de belleza siguen muy arraigados en nuestra sociedad, teniendo más cabida quienes responden a esos cánones y quedando fuera quienes no entramos en esos estándares”, explican a El Mostrador Braga desde la Red de Actrices de Chile (RACH).
Que las mujeres reciban el mismo dinero que un hombre por el trabajo realizado es una demanda histórica del feminismo, ya que la diferencia porcentual por una misma tarea realizada muestra que los estereotipos de género siguen estando arraigados en nuestra sociedad.
La brecha salarial ha existido desde la entrada de las mujeres al mercado laboral. En el contexto artístico, la desigualdad entre actrices y actores ha sido un tema de creciente preocupación porque a pesar de los avances en la lucha por la igualdad de género, los salarios y las oportunidades no son las mismas. “Esta brecha responde a patrones culturales, siendo el hombre el ‘llamado’ a tener una remuneración principal, a las dificultades de conciliar la vida familiar y trabajo con largas jornadas laborales y dificultades en el cuidado de los hijos, que son asumidas casi absolutamente por las mujeres”, añade la socióloga de la Universidad de La Frontera, Ignacia Soto León.
Según diversos testimonios recopilados en esta nota, existe una disparidad evidente en la remuneración entre actrices y actores en la industria del cine, el teatro y la televisión en el país.
Un ejemplo de esta disparidad se pudo demostrar en la reconocida telenovela “Pituca Sin Lucas”, uno de los grandes éxitos del canal televisivo de Mega: en 2017 se reveló que Álvaro Rudolphy obtuvo 22 millones de pesos mensuales por estar en la teleserie, mientras que Paola Volpato, la protagonista de la ficción, obtuvo 7.5 millones.
Esta historia volvió a repetirse en “Pobre Gallo” y en “Perdona Nuestros Pecados”, en esta última, la actriz Ximena Rivas acabó teniendo una polémica salida luego de que el canal se negara a darle un aumento de sueldo. De esta forma, Rivas reveló la enorme brecha salarial en el elenco en múltiples entrevistas. “Yo trabajaba con actores al lado mío ganando nueve veces más que yo”, señaló.
“En esta producción particularmente, eran 28 millones versus el más bajo: 600, 800 mil pesos”, puntualizó en aquel entonces.
Pero en 2016 ya se denunciaba esta desigualdad. Mariana Loyola, en una entrevista para el programa “Vértigo” de canal 13, cuestionó la brecha salarial de hasta un 50% entre actrices y actores en Chile. “Acá en Chile, en una teleserie donde la pareja es protagónica, el actor gana 20 y la mujer gana 10”, dijo y agregó “vivimos en un mundo muy machista, lamentablemente”.
En ese mismo año, María Elena Swett también comentó acerca de esta problemática al programa “SQP” de Chilevisión, sobre la brecha salarial de ella y su pareja televisiva Jorge Zabaleta, donde había una diferencia de 6 millones menos para ella. “Trabajamos igual, pero siempre ha habido esa diferencia. Todavía ocurre no solamente en actores, si no en miles de trabajos”, dijo Swett.
En 2017, Sigrid Alegría abordó este tema. “motivos me han dado muchos, para empezar, qué se yo… Pero hay infinitas más actrices que actores, muy buenas, con ganas de trabajar… No sé, es una realidad en la que sí estoy de acuerdo en buscar que la calidad de trabajo tenga un precio sin importar si es hombre o mujer, sino que solo importe el concepto de trabajo, quien lo haga da lo mismo”, añadió.
Alfredo Castro, quien fue parte del área dramática de TVN por muchos años, en 2019 habló sobre esta brecha salarial entre sus colegas: “me parece que es irregular que se les pague a las mujeres menos que a los hombres”.
La brecha salarial en el campo de la actuación podría atribuirse a múltiples factores, incluyendo prejuicios arraigados, estereotipos de género y la prevalencia de roles tradicionalmente masculinos que reciben una mayor atención y reconocimiento. La falta de transparencia en los procesos de negociación salarial y la ausencia de políticas claras para abordar esta problemática también han contribuido a perpetuar esta desigualdad.
En esta línea, organizaciones y colectivos dentro de la industria del entretenimiento en Chile han comenzado a alzar su voz y a exigir cambios significativos. Así pues, surgieron movimientos de actrices que buscan generar conciencia y presionar a las productoras, directores y otros agentes clave para que adopten medidas concretas para abordar la brecha salarial de género.
En conversación con El Mostrador Braga, la Red de Actrices de Chile (RACH) señaló que “a diferencia de los hombres, nuestro trabajo no se valoriza sólo por la carga laboral, sino que además se suman factores que nos ponen en una situación de vulnerabilidad muy fuerte: importan nuestros cuerpos, la hegemonía de los estereotipos de belleza siguen muy arraigados en nuestra sociedad, teniendo más cabida quienes responden a esos cánones y quedando fuera quienes no entramos en esos estándares”.
“Ser mujer, con cuerpos contrahegemónicos, ser mujer trans, ser mujer madre, ser mujer jefa de hogar, ser mujer vieja, ser mujer racializada, ser mujer embarazada, ser mujer cuidadora, nos pone en un lugar de desventaja. Por lo tanto, disminuir las brechas salariales sería un primer paso hacia la dignificación de nuestro oficio y la disminución de la desigualdad”, continúan.
Pero, ¿cuáles son las principales razones o factores que contribuyen a la brecha salarial entre actores y actrices en Chile? A juicio de la red, la subestimación de género en cuanto a capacidades de liderazgo, la fuerza física e incluso la misma continuidad, ya que se cree que una mujer madre será más propensa a fallar y, por lo tanto, muchas actrices madres ven truncada su carrera al decidir tener hijos. “También las áreas a las que somos convocadas, generalmente son de ejecución, más no de toma de decisiones”, añaden.
En Chile, aun las carreras que tienen que ver con arte dependen del financiamiento a través de postulaciones a diversos fondos de cultura que entrega el gobierno para la realización artística.
“Este 2023 hemos organizado el proyecto ‘Tejiendo memorias feministas’ en donde estamos realizando 13 monólogos escritos, dirigidos e interpretados por compañeras de la red, en el marco de las conmemoraciones por los 50 años del golpe cívico militar. Esto para poder realizarlo y reactivar desde la creación la economía de las compañeras”.
La Rach comenta que lamentablemente, “aún existe el modelo de financiamiento, independiente de si es público o privado, a través de concursos, lo que nos mantiene precarizadas. Es por esto que creemos que debemos ir en caminos hacia convocatorias más que concursos.
“Es acá donde nuevamente existe brecha de género, pues un hombre puede estar en más proyectos si pensamos en plan de vida, plan familiar y la discriminación que por esas mismas planificaciones nosotras sufrimos y un hombre no”, concluyen.
