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Libertad, diversidad y un bus naranja Yo opino Créditos: Foto de Dragomir Yankovic/Aton Chile

Libertad, diversidad y un bus naranja

Alessia Injoque
Por : Alessia Injoque Directora de Fundación Iguales. Ingeniera Industrial, mujer transgénero, En twitter @ale_injoque
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No logro entender la obsesión de algunas personas con la vida ajena, sinceramente no lo entiendo. Es tan corta la vida, tan poco el espacio en la semana, que no le dedico ni un instante de mi día a pensar en lo que hacen parejas heterosexuales en la cama, las formas en que resuelven su identidad las personas cisgénero y jamás invertiría mi energía en restringir la forma en que desarrollan sus vidas.

Pero, también sé, esa no es la realidad de todas las personas que habitamos esta sociedad. Todo depende mucho de nuestras creencias e inseguridades, también un poco de nuestra personalidad, y así, hay quienes ven las diferencias como amenazas y reaccionan de forma obsesiva, hay cosmovisiones que se construyen desde la uniformidad de su entorno y no conciben una sociedad pluralista.

Estos grupos siempre han existido, siempre se han opuesto a los cambios, sin embargo, las sociedades siguen cambiando. La única constante en el mundo es el cambio.

[cita tipo=»destaque»] Quienes tienen miedo son ellos, tienen miedo a la libertad ajena y saben que ya no van a poder restringirla a la medida de sus creencias. [/cita]

Hace 10 años no teníamos ley antidiscriminación, hace 5 no podíamos contraer acuerdo de unión civil y aún no se cumple un año desde la entrada en vigencia de la ley de identidad de género. Todas estas leyes han marcado impactos positivos en la vida de muchas personas de la diversidad sexual, sin perjudicar a nadie; todos estos avances los conseguimos sin dinero, sin poder, sólo con la fuerza de nuestras historias honestas y auténticas.

Le hemos ganado a lobbys religiosos, a políticos conservadores y, aunque nos cueste mucho esfuerzo, seguiremos ganando, porque para nosotros esto no es sólo una discusión, son nuestras familias, son nuestras vidas y jamás nos vamos a rendir. También ganamos porque la gran mayoría de la población elige siempre el amor antes del odio.

Así, ahora que nos amenazan con el regreso de un bus naranja, no nos da miedo. Quienes tienen miedo son ellos, tienen miedo a la libertad ajena y saben que ya no van a poder restringirla a la medida de sus creencias, no podrán meterse en la vida de parejas que no conocen, familias a las que no pertenecen e hijos que no son suyos.

Chile está cambiando, hace poco un 80% de la población votó por cambios, pero no es razón para entregarse al miedo y la polarización. A lo que aspiramos es a un país pluralista que incluya a toda su diversidad, todas las identidades, todas las familias y todos los niños. Soy una entre muchas personas que promovemos un entorno en que las diferencias puedan coexistir y donde todas las personas podamos prosperar.

Sin espacio para el odio.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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