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El país de las madres que crían solas: »O más bien, de las que crían con sus madres, tías, vecinas, comadres, pero sin el papá presente» Yo opino

El país de las madres que crían solas: »O más bien, de las que crían con sus madres, tías, vecinas, comadres, pero sin el papá presente»

Hillary Hiner
Por : Hillary Hiner Profesora Asociada, Escuela de Historia, Universidad Diego Portales. Coordinadora (centro), Red de Historiadoras Feministas
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“¿Para qué viniste, si el que te trajo te odió al sentirte en mi vientre?

¡Pero no! Para mí viniste; para mí que estaba sola, ¡sola hasta cuando me oprimía él entre sus brazos, hijo mío!” Gabriela Mistral, “Poemas de la madre más triste”, Desolación, 1922.

Dentro de la historia más tradicional y conocida, es común encontrar referencias a los forjadores de la patria, los grandes hombres políticos, militares, obreros y empresarios que han levantado el país.  No obstante, como historiadora feminista creo que nada de eso es así.  Chile se ha construido por sobre las espaldas de las madres que crían solas.  O más bien, de las madres que crían con sus madres, tías, vecinas, comadres e hijas, pero sin el papá presente.  En su libro del mismo nombre de 1991, Sonia Montecino llamó esto el paradigma cultural de “madres y huachos”.

Hasta el día de hoy, seguimos siendo un país principalmente de madres que crían solas: según el INE en el año 2017, casi el 75% de las guaguas recién nacidas eran de mujeres “solteras” (esto es, nacieron fuera del matrimonio) y, con este porcentaje tan alto, lideramos los países de la OCDE. Según un estudio de Comunidad Mujer publicado en el año 2016, los hogares con jefaturas de mujeres alcanzaron el 38%.  Desde el comienzo de la pandemia en marzo 2020, y el cierre de muchos jardines y colegios a lo largo de ese año, las mujeres que criaban solas estaban particularmente expuestas y afectadas.  Se integraban a las miles de personas que pasaron cesantía, hambre, pobreza y crisis de salud mental.  Como todes sabemos, en Chile, como en muchas otras partes de Latinoamérica, la pobreza es fuertemente feminizada.

[cita tipo=»destaque»] Aquí no debe quedar ninguna duda. Si tú eres mamá, pero no casada (y no hetero, cis, clase alta, blanca y conservadora), Kast no te ofrece absolutamente nada.  Es más, te desprecia profundamente. [/cita]

 

En el debate presidencial del 15 de noviembre de 2021, José Antonio Kast, candidato del Partido Republicano, abiertamente de ultraderecha, conservador, patriarcal y pinochetista, le increpó a la periodista Macarena Pizarro, preguntándole, “¿es usted casada?”.  Pizarro mantuvo la calma, respondiéndole que era divorciada y, recordándole que 25% de las mujeres en Chile son madres solteras.  Kast, abiertamente hostil a Pizarro y sin reconocer ninguno de sus puntos, siguió en su discurso conservador, explicando porque su programa había priorizado a las mujeres casadas, argumentando que actualmente no pueden postular a beneficios estatales de Fosis (lo cual es falso; Fosis no considera matrimonio ni jefatura de hogar en sus cálculos para beneficios).

Un poco más de una semana después, y justo unos días posteriores de resultar ganador en la primera vuelta, Kast visitó la comuna popular de Lo Espejo con su equipo.  Ahí hubo una confrontación mayor con los/as pobladores/as.  Circuló un video de una mujer con su guagua y otra vecina, que increparon directamente al equipo de Kast en la calle.  Una derechamente le dice: “Kast está en contra de las madres solteras.”  En el 2017 en “Estación Moneda” de La Tercera, Radio Duna y Radio Zero, Kast señaló con total claridad: “la familia que yo promovería desde el Estado es la que está constituida por un padre, una madre y los hijos.  Ese es el ideal de familia”.

Esto también se relaciona con su rechazo largo y sostenido hacia los derechos LGBTQ+, la Ley de Identidad de Género, el matrimonio igualitario, y los derechos filiativos de personas LGBTQ+.  Kast votó en contra de la Ley Zamudio y  en contra de la ley del Acuerdo de Unión Civil.  Ha sido férreo opositor a los derechos trans y al matrimonio igualitario; es un impulsor principal de la mal llamada “ideología de género” y la persecución de personas LGBTQ+ y feministas bajo este rubro.  En el debate de 15 de noviembre rechazó el libro “Nicolás tiene 2 papás” hablando del “lobby gay”.

Hace poco Kast participó en el programa online “Bad Boys,” del 5 de diciembre de 2021, liderado por Franco Parisi, del Partido de la Gente (y que obtuvo el tercer lugar en la primera vuelta de las elecciones presidenciales).  Ahí Kast se veía muy cómodo, y Parisi lo llamó “jefe” en una oportunidad.  Recordemos que Parisi le debe a su ex esposa más de 200 millones de pesos en pensión alimenticia, no habiendo pagado en ningún momento durante años.  Además, como vive en Estados Unidos y tiene orden de arraigo en Chile, ni siquiera ha visto a sus hijos durante más de un año.

La semana anterior en una entrevista, Kast se cuadró con Parisi, señalando, “estoy seguro que no quiere eludir el pago, sino ver si el pago es justo o no”.  Este elemento, de si el pago es “justo” es muy típico en los hombres que evitan pagar la pensión.  Es también argumento comúnmente escuchado al momento de ver hombres deudores de pensiones que tenían sus 10% retenidos en los Tribunales de Familia.  Para hombres así, es “justo” que las mujeres no sólo críen solas, sino que también mantengan 100% a sus hijes, “apechugando” solas en lo económico.

Aquí no debe quedar ninguna duda. Si tú eres mamá, pero no casada (y no hetero, cis, clase alta, blanca y conservadora), Kast no te ofrece absolutamente nada.  Es más, te desprecia profundamente.

Yo me separé en el año 2018 y estoy criando principalmente sola a mi hija desde ese entonces (ahora tiene cinco años).  El maternaje con estas características en Chile es bien duro.  Con la pandemia del COVID-19 se volvió insostenible.  Tuve que vivir de allegada con mi hermana durante casi un año, sólo para que ella y mi madre me pudieran ayudar con los cuidados mientras teletrabajaba.  Como yo, hay miles más con historias similares o peores.  Nos juntamos en grupos y no nos soltamos.  Hoy en día hay bastante claridad sobre este tema: no permitiremos que los sacrificios que hemos tenido que hacer, asumiendo la gran mayoría de los pesados cargos de los cuidados durante la pandemia, con niñes, enfermes y adultos mayores, pasen desapercibidos.

El programa de Gabriel Boric es claro en ese aspecto: reconoce la feminización de la pobreza, el peso generizado de los cuidados y lo que cargamos como madres que criamos solas en Chile.  Propone soluciones reales a través del Plan Nacional de Cuidados, lo cual nos ayudaría a criar en comunidad de forma más equitativa, apoyándonos con servicios estatales a la hora de considerar no sólo los cuidados más cotidianos, sino también los más difíciles, por ejemplo de los de niñes y adultos mayores con discapacidades.  Además, como el programa de Boric es profundamente feminista y práctico en su orientación, no hay absolutamente ninguna discriminación en cuanto ser madre soltera, jefa de hogar o persona LGBTQ+; al contrario, hay reconocimientos explícitos y una ampliación concreta de derechos.

El 19 de diciembre, para nosotras las madres que criamos solas la decisión debe estar clara: apoyar a los que nos siguen odiando y discriminando u optar por una visión del futuro que reconozca las parentalidades en todas sus formas y busque ayudar, concretamente, a nosotras que nos hemos sentido tan solas y abandonadas por el Estado con tanta frecuencia.  Siguiendo a la gran Gabriela Mistral, no nos sentenciemos más a ser “madres tristes.” ¡Que vivan las madres feministas, libres y rebeldes!

    • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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