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«En Argentina, Kirchner es anecdótico, ahora el protagonista es el pueblo»

Antes de presentarse a tablero vuelto en Santiago y Concepción, el vocalista de la banda trasandina descartó vías políticas para la revolución y propuso una mega orgía frente a la Casa Rosada. En todo caso, planteó que pese a la estabilidad por la que atraviesa hoy Argentina, en cualquier momento el pueblo podría echar abajo al presidente Néstor Kirchner.


El sueño revolucionario de Bersuit Vergarabat no tiene nada que ver con alguna consigna política, ni siquiera con alguna idea. Por el contrario, es una escena que se lleva a cabo en el centro de Buenos Aires y no podría ser transmitida por televisión: una orgía de 50 mil personas en la Plaza de Mayo.



"Ni el Che Guevara ni Allende ni Tupac Amarú ni Mariano Moreno, nadie podría hacer un acto revolucionario más sublime y más supremo que 50 mil personas haciendo una orgía», dice Gustavo Cordera, el líder de la banda trasandina que este fin de semana presentó último disco La argentinidad al palo en Santiago y Concepción. Antes, y después de 20 entrevistas con casi todos los medios de capitalinos, cansado se sentó en el lobby de un hotel de Providencia y mantuvo una "conversación" con Radio Clandestina de Peñalolén -90.1 FM – y El Mostrador.cl.



Famosos en Chile por "Sr. Cobranza" -por un tiempo prohibida en Argentina por «atentar contra las instituciones y ser injurioso contra funcionarios y ex funcionarios del gobierno»-, Bersuit Vergarabat es una banda que suele ligarse a cierto movimiento cultural de confrontación política, pero para Cordera eso es limitarla. De hecho, a pesar de las obvias alusiones a la crisis institucional que sufrió el país transandino, la música del grupo por lo general está más lejos de lo que pareciera del discurso antiglobalización de alguien como Manu Chao.



Más allá de las consideraciones políticas, este fin de semana Bersuit Vergarabat demostró porque son los más seguros continuadores de Los Fabulosos Cadillacs, montando sendas fiestas en el Teatro Providencia y en el gimnasio Municipal de Concepción.



"Somos hombres políticos, pero Bersuit trata el sexo, la locura, la fiesta, el amor, la poesía", dice Cordaro, aunque de todas formas no puede evitar definir La argentinidad al palo como un especie de puente cultural entre naciones: "Este disco lo que trata de hacer es acercarse a otros pueblos, porque los argentinos somos muy soberbios y generamos repulsión en algunas comunidades por eso y este disco delata nuestra soberbia, como también nuestra parte más humilde".



-¿De dónde nace esa necesidad de decir que es lo argentino?
– Esto surgió a partir del 21 de diciembre del 2002, donde nos quedamos huérfanos, acéfalos, sin el dios de la década del 90 que es el templo, que son los bancos, nuestro dios el dinero, que nos proteja. Hizo que halla un sentimiento de preguntar verdaderamente qué vamos a hacer con nuestro destino, nuestra vida, con nuestra historia, nuestras costumbres.



-De hecho, la última canción del disco, "El viento trae una copla" plantea que se requiere inventar de nuevo Argentina
– Sí, hay que repensarlo todo. Me tengo que inventar, soy argentino, me tengo que inventar. Todavía no existo.



-Pero ¿piensas entonces que Argentina entonces está en el suelo?br>
– Creo Argentina es un niño que está empezando a caminar.



-En La argentinidad al palo está Cavallo, Menem, De la Rua, y todos los protagonistas de la crisis que vivó Argentina, pero nada del actual presidente Néstor Kirchner
– Es que Kirchner en este momento realmente es anecdótico, es absolutamente anecdótico, ahora el protagonista somos el pueblo. No hay Kirchner. Mañana le podemos pegar la patada en el culo a Kirchner y viene otro y es lo mismo. Creo que el pueblo argentino está empezando a tener más luz en la cabeza, más conciencia y de eso se trata cualquier transformación. El que hace la verdadera transformación tiene que estar conciente de cuales son los problemas y nosotros estamos empezando a ser concientes.



-¿Qué ejemplos vez de ese pueblo que se toma el poder?
– Los piqueteros, las asociaciones barriales, la búsqueda de las jubilaciones estatales, tomando las empresas que están quebradas por los obreros, la repatriación de capitales, la pelea por la deuda externa, plantarse ante los organismos internacionales.



-¿Qué te pasa con el hecho de que Bersuit sea una banda que al menos en Chile, sea asociada a la política?
– No me molesta la política, solamente me parece que es un aspecto de lo que se puede abarcar a través de la música y que si te metes solamente a leer un diario y a ver lo que hace el presidente para hacer una canción, creo que estás haciendo un mal uso de la música y de la poesía. La música y la poesía aspiran a la libertad, aspiran a desatarse, a buscar libremente distintas alternativas.

– Si vamos a lo revolucionario y estrictamente revolucionario, yo no apuesto a la política, apuesto al sexo. Ni hablaría de política: 50 mil personas haciendo una orgía en Plaza de Mayo es el acto revolucionario más importante que podría haber en la historia de la humanidad. Ni el Che Guevara, ni Allende, ni Tupac Amarú ni Mariano Moreno, nadie podría hacer un acto revolucionario más sublime y más supremo que 50 mil personas haciendo una orgíaÂ… CNN en español no podría cubrirlo, es decir a nadie le interesaría someter a un pueblo en esas condiciones, se irían corriendo, el Opus Dei, la ultra derecha, todos desaparecerían, Argentina quedaría en manos de la gente linda nada más.



-Pero concretamente ¿qué puede hacer el sexo que sean tan revolucionario?
– Cuando una persona tiene libertad sexual, tiene libertad de pensamiento -y agrega Cordaro, que antes que nada Latinoamérica está dominado por la culpa: "Una de las formas de someter al pueblo es a través de la culpa. Uno de los sentimientos más siniestros que puede haber. Somos países muy fogosos, necesitamos una Iglesia despiadada para detener a tanta calentura".



-Por último, ¿qué hacemos con Menem?

– Lo lamento por ustedes porque no trae buena onda. Es una maldición. Lo lamento por ustedes.



Se apaga la grabadora y Cordaro, un tipo gigante de ojos celestes ahora de mirada cansada, da las gracias, invita al concierto, pide perdón por la voz gastada y acepta de la mejor manera los discos que lo reporteros de Radio Clandestina de Peñalolén, sus alagos, se toma fotos con ellos y se ríe cuando le dicen que en un bar quizá las cosas habrían sido diferentes.



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