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Las nuevas «Vivencias de un lector»: retratos de una niñez valdiviana y de una vida en el Consejo de Defensa del Estado

Las nuevas «Vivencias de un lector»: retratos de una niñez valdiviana y de una vida en el Consejo de Defensa del Estado

En este segundo volumen de su obra, el abogado Jorge Baeza Asenjo sorprende con nuevas y agudas observaciones literarias, los recuerdos de su infancia en Valdivia y el legado de un paso por el organismo estatal que duró casi 50 años.


Jorge Baeza Asenjo nació en Valdivia en 1936. Al terminar el colegio se trasladó a Santiago para estudiar Derecho en la Universidad de Chile y egresar en 1963. Ese mismo año, sin saber lo que se le avecinaría, entró a trabajar en el Consejo de Defensa del Estado donde terminó pasando prácticamente toda su vida profesional hasta que jubiló en 2011, siendo abogado jefe de la división de Defensa Estatal. Pero también un fanático declarado de todo aquello que se haya escrito alguno vez.

Dice el cliché que las cosas de abogados -sus labores, vidas, intereses y círculos de amistades- son sólo interesantes para quienes son, precisamente, abogados. Dice el cliché que las cosas de abogados se reducen a leyes y carpetas y documentos y un montón de códigos civiles que un ciudadano común jamás se daría el tiempo de aprender, mucho menos entender. «Vivencias de un lector» (Volumen 2), de RIL Editores, es un un pronunciamiento, un manifiesto, una promesa de todo lo contrario, a través de las confesiones de un autor que es amante de la literatura, un agradecido de su trabajo y un hombre con recuerdos vívidos de su niñez.

Con esa idea como premisa, cabe señalar que el segundo volumen de «Vivencias de un lector» se fracciona en cinco partes. Primero en «Comentarios Literarios» y «Cuentos» donde el autor, Baeza Asenjo, se auto configura como un ávido lector de todo tipo de textos, sean contemporáneos o clásicos literarios, que se lanza a redactar sus propias críticas, acotaciones y cuentos breves, vinculados a estos momentos que la ficción narrativa le han permitido experimentar -casi- en carne propia a través de su imaginación.

A continuación, las páginas dan paso a las «Crónicas Valdivianas», un tercer fragmento de relatos donde el escritor se larga a narrar reconstrucciones de lo que fue su vida de niño en una ciudad como Valdivia, Región de Los Ríos, y donde abundarán referencias a personalidades históricas de la idiosincracia chilena, y por ende reflejos de cómo poco a poco, siglo a siglo, se fue configurando el Chile de 2013.

Por último, quizás la apuesta más particular de esta obra está en el «Caleidoscopio Literario» y los «Recuerdos del CDE». Cuál de los dos es una narración más íntima. En el primero, el autor va relacionando obras literarias con experiencias y anécdotas personales junto con emociones y apreciaciones personales vinculadas a temas como el amor, la guerra y la nostalgia de la niñez. En el segundo, las vivencias se acotan al paso de Baeza Asenjo por el Consejo de Defensa del Estado, fragmento de su vida que le valió más de una singular anécdotas donde brillan compañeros de trabajo, algunos de los que se convirtieron en amigos, y fechas históricas, como el 11 de septiembre de 1973, desde la mirada de un funcionario público.

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