Publicidad
Escritora Claudia Apablaza: “El gran problema es el provincianismo mental” La escritora Claudia Apablaza lee mañana partes de su último libro de cuentos en el GAM

Escritora Claudia Apablaza: “El gran problema es el provincianismo mental”

Acaba de ganar un Fondo de Cultura para terminar su novela de nombre tentativo “Wollef” y prepara la publicación de Goo y el amor en Chile y Estados Unidos. Su presentación del sábado será parte de la Furia del Libro, la feria de editoriales independientes que se celebra este fin de semana en el GAM.


Claudia Apablaza Foto: Andrés Valenzuela

Claudia Apablaza
Foto: Andrés Valenzuela

La escritora Claudia Apablaza no da tregua. Tras presentar en noviembre su libro de cuentos Todos piensan que soy un faquir (Edicola Editorial), ayer se anunció que fue una de las ganadoras de los Fondos de Cultura, que le permitirán terminar Wollef, nombre tentativo de su nueva novela.

Los seguidores de Apablaza tendrán la oportunidad de escucharla leer partes de su última obra de relatos mañana a las 18:00 hrs. en la plaza central del GAM, en el marco de la Furia del Libro 2013, la ya clásica feria de editoriales independientes.

Temas como la mezcla de tecnologías, el cuerpo, la infancia, la felicidad y el desarraigo pueblan el conjunto de textos de Todos piensan que soy un faquir, cuyo combustible fueron esos “temas que toman potencia y van agrandándose en el imaginario”.

“En este caso, es la construcción de la identidad mediada por las tecnologías en una delirante relación con las disciplinas orientales y la obsesión por el cuerpo; para dar un segundo paso a la liberación de esas mismas obsesiones con el regreso a la infancia y al pueblo del nacimiento”, dice.

Un padre

Apablaza (Rancagua, 1978) dedica el libro a su padre, “por haberme enseñado a hacer 50 abdominales diarios desde los 8 años”, según se lee al principio del texto. Un detalle no menor, ya que apunta directamente a su ejercicio como escritora.

“En cierto punto ha sentado las bases del oficio de la escritura, pensando en ella como un oficio no de iluminados, sino que de voluntad y trabajo constante”, explica. La dedicatoria sintetiza una idea clave en su quehacer literario: “Llevar las obsesiones al máximo y no abandonar proyectos personales. Encontrar esos temas que te identifican”, señala.

Sin duda es esa disciplina la que ha llevado a Apablaza de un lugar a otro: de Rancagua a Santiago, primero (estudió sicología y una maestría en teoría literaria en la Universidad de Chile), para luego marcharse a Barcelona a realizar un posgrado gracias a una beca en 2006. Allí vive una temporada al año, entre otros, como encargada de la colección de vanguardias latinoamericanas “Humo hacia el sur” de Ediciones Barataria.

Mudanzas y viajes que también han influido en su escritura. “Siempre digo que ya había vivido el desarraigo antes de ir de Rancagua a Santiago y de ahí a Barcelona”, dice. “Viví mi infancia en San Francisco de Mostazal, y ese traslado de San Francisco a Rancagua ya marcó esa experiencia vital de dejar cosas y tener que hacerles un duelo. Las siguientes son reediciones de ese proceso”.

Para la autora, esos traslados le han aportado “en la construcción y radicalización de imaginarios. Es decir, abandonar espacios limitados y configurar la experiencia de una apertura hacia la creación. El otro día fui a un encuentro en La Serena y creo que uno de los participantes definió muy bien lo que pasa con algunas escrituras, pensando que la provincia no es el problema, al contrario, sino que el gran problema es el provincianismo mental”.

faquir

“Nada me sorprende”

Un provincianismo mental que tal vez sea una de las razones de su etapa actual de escaso encanto con la narrativa.

“Nada me sorprende. De pronto he leído demasiado. Estoy en esa etapa que me vuelco a leer cualquier cosa menos narrativa. Lo mismo que me pasa en mis lecturas, me pasa en la escritura. Me aburro de una narrativa tradicional y me vuelco a hacer cualquier proyecto medianamente indefinible, menos una novela ni un libro de cuentos, que supongo que es la base de Todos piensan que soy un faquir”.

Un desencanto que no es absoluto, claro. Consultada por sus lecturas actuales, Apablaza menciona Robar en American Apparel del estadounidense Tao Lin. “Una novelita maravillosa, publicada por la editorial maravillosa Alpha Decay. Sigo mucho por editoriales. La otra vez hablábamos con un amigo acerca de qué autores leemos o donde buscamos las lecturas y creo que uno sigue a sellos editoriales, en parte. Confías en lo que publican”.

Por ahora, Apablaza se prepara para publicar su última novela, Goo y el amor, en la editorial La Calabaza del Diablo, una de esas editoriales en las que confía (anteriormente editó allí Siempre te creíste la Virginia Woolf, en 2011).

Un libro que habla de las relaciones amorosas cuyo protagonista “trata de derribar un imaginario de los príncipes felices y las princesas y aterrizar un tema a otro plano”, explica, y que en Estados Unidos será editado por Sudaquia.

Goo y el amor ganó el año pasado el premio ALBA por abordar en su obra, “de manera novedosa, un tema universal mediante un discurso de género desmitificador”, según el veredicto del jurado, que la eligió entre 99 obras provenientes de 14 países.

Publicidad

Tendencias