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TV cultural: las audiencias no son consumidores pasivos Reflexión de Fucatel

TV cultural: las audiencias no son consumidores pasivos

La obligación de programación cultural puede recuperar las audiencias pérdidas y aumentar el interés ciudadano en la TV.


A propósito del reglamento recientemente dictado por el CNTV que obliga a los canales a transmitir 4 horas programación cultural semanal, 2 de ellas en horario de alta audiencia, como Observatorio consideramos necesario abrir un debate sobre qué es lo cultural cuando se trata de televisión.

No resulta extraño que el desafío de generar contenidos culturales sea visto por los canales como una imposición o limitación, puesto que la costumbre es, al contrario, concebir a las audiencias de manera más simple: no como un conjunto de personas diversas y complejas que forman parte de un entramado cultural mayor,  sino que consumidores pasivos que se adaptan a contenidos y programas ofrecidos por el canal pensando en la mayor retribución que pueda otorgar el ‘rating’. Pues bien, al complejizar el entendimiento de las audiencias inmediatamente los canales podrán encontrar nociones de tv cultural que, además, resulten competitivas en horarios prime y no signifiquen pérdidas económicas como muchos temen ahora.  Hay numerosos ejemplos de programas culturales exitosos y, en cambio, muchos con mero objetivo comercial han sido fracaso no confesado públicamente.

[cita]La TV cultural no debe ser concebida únicamente bajo una perspectiva reduccionista presente sólo en los llamados “programas de nicho” donde lo cultural está asociado a alta sofisticación y producción artística, sino que de manera amplia, es decir, entender la cultura como los hábitos y costumbres individuales y colectivos que se manifiestan en las sociedades de diversas maneras.[/cita]

La TV cultural no debe ser concebida únicamente bajo una perspectiva reduccionista presente sólo en los llamados “programas de nicho” donde lo cultural está asociado a alta sofisticación y producción artística, sino que de manera amplia, es decir, entender la cultura como los hábitos y costumbres individuales y colectivos que se manifiestan en las sociedades de diversas maneras: en las artes, desarrollo científico, el uso del tiempo libre, educación cívica y política, vida en las ciudades y en el campo, entre muchas otras; conformando un “todo complejo” cultural mayor que los elementos que lo componen. Es debido a esta propiedad, que la definición de la cultura es y debe ser ‘ambigua’ o dispersa.

Para el Observatorio Fucatel la clave de la programación cultural está en la capacidad que alcancen ciertos programas, independiente de su formato, de recoger temas relacionados con inquietudes cotidianas de los chilenos (el fracaso, el éxito, la realización personal, la depresión, la dificultad del amor,etc.), expresiones culturales, que a pesar de su alto interés están hoy ausentes en pantalla.

Lo peor que puede ocurrir es que el debate se quede detenido ante el miedo de definir  lo que es la cultura y calidad en la televisión. No puede ser algo tan difícil si nos abrimos a pensarlo en un sentido amplio. En este sentido, proponemos una serie de temas que componen ese todo complejo que es la cultura y que pueden ser abordados por los canales sin que se atente a la “libertad de expresión”, y además contribuya al enriquecimiento cultural y social, fomentando así el pluralismo. Es necesario advertir que se requiere no sólo nuevos contenidos sino que también una nueva estética y géneros. No tendrán éxito los programas culturas si no se invierten en hacerlos novedosos, glamorosos, sorprendentes.

Concursos: En nuestro país tenemos muchos programas de concursos y la mayor parte de las veces muy exitosos. Son un excelente ejemplo que en un buen formato televisivo cabe cualquier contenido. Pueden incluirse temas científicos, artísticos, históricos, etc.

Cine y documentales extranjeros: La inclusión en la programación de producciones provenientes de otros países de la región o el mundo enriquecerían la cultura propia y el dialogo intercultural, más cuando se trate de países del cual tenemos bastante desconocimiento pero nos relacionamos como países limítrofes, con inmigración en Chile, países rivales del último mundial de fútbol , etc.

Ciencia, tecnología e investigación: El desarrollo de la humanidad a través de la historia ha tenido como principal impulsor los avances tecnológicos, desde la rueda hasta internet. En el cable, sin ir más lejos, las audiencias lo que más buscan son los programas sobre  tecnologías, juegos mentales, y otros. En chile también existe investigación científica que sería atractiva de conocer para las audiencias.

Nuevos rostros para debatir sobre temas de agenda nacional: Como país requerimos urgentemente hablar de temas que están en la agenda nacional como son educación, salud, derechos, transporte, familia, aborto, violencia, política, etc. En los pocos espacios que hoy existen, generalmente invitan a representantes de las dos colisiones parlamentarias y los periodistas preguntan por sus diferencias antes que en profundidad sobre los temas: es por esto que las audiencias están aburridas. Si los debates pudieran tener formatos más entretenidos e incluyeran nuevas voces, atractivas para las audiencias, sería un aporte  para el debate y un requerimiento mínimo para cualquier democracia, el cual es facilitar la libre circulación de ideas.

Salud mental: nuestro país tiene una de las tasas más altas de depresión en la región además de ser altamente sicologizado. Nociones propias de la salud mental como “traumas”, “colapso nervioso” u otras son parte del lenguaje diario no sólo de la gente en la calle y sus casas, sino también en programas de farándula o matinales, pero tratados con total desconocimiento e inexactitud. Programación que aborde temas como “el amor”, “la felicidad” o “la desesperanza” desde diversos enfoques sicológicos o filosóficos serían un aporte al poner a disposición de las audiencias masivas la literatura científica existente, además de que podría llegar a ser muy interesante y entretenido.

Historia: En general existe mucho desconocimiento sobre varios períodos de nuestro país, como por ejemplo la guerra civil de 1891, las milicias civiles de principio de siglo o el movimiento feminista que alcanzó el voto de la mujer recién en 1952.  Si bien las series de época son muy caras, un programa de conversación, documental o recreaciones, como muchos hoy presentes en el cable, sería una gran contribución a nuestra sociedad.

Música: Si bien la era del video clip pasó, el escenario musical actual está muy activo principalmente por internet, y un programa que recoja este movimiento sería ideal para el horario de las 18:00hrs, con alto visionado juvenil.

Arte, historia del arte, arquitectura y ciudad: Programas sobre arquitectura y urbanismo han sido muy exitosos en el cable. Así mismo, aquellos que muestran las creaciones artísticas de diversos tipos: artes visuales, videoarte, teatro, humor gráfico, circo.

Literatura: En otros países los programas de literatura han elevado el interés por este género además de ser muy exitosos en audiencias. Hacer programas temáticos como “literatura de viajes”, “literatura de crimen”, “literatura de amor” y otros,  podría ser una gran experiencia para entretenerse de otra manera, y además ofrecer nuevas alternativas de uso del tiempo libre a las audiencias.


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  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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