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Manuela Martelli y su debut detrás de las cámaras: “Siempre he querido ser directora de cine” En Ficvaldivia compite con su cortometraje «Apnea»

Manuela Martelli y su debut detrás de las cámaras: “Siempre he querido ser directora de cine”

La famosa intérprete de “Machuca” y de “El futuro”, se encuentra por partida doble en el sur del país durante estos días: primero, para presentar un cortometraje de su autoría, en una de las muestras de la categoría, y luego, por el estreno del último filme que coprotagoniza. En esta entrevista, se refiere a la escritura del guión con el que espera grabar de aquí a dos años más, de sus estudios de postgrado en Estados Unidos, de sus clases como profesora universitaria, de su admiración hacia Raúl Ruiz y Roberto Bolaño, y de la historia de ese “largo”, con el que espera comenzar su carrera de realizadora.


Manuela Martelli, protagonista de cine nacional desde que estaba en el colegio, llega al Festival de Cine de Valdivia por partida doble. En una de estas facetas, se presenta detrás de la cámara, en su debut como directora, con el cortometraje Apnea que compite en la categoría de Cortos Latinoamericanos y también aparece frente a ella, en el estreno de la nueva película de Martín Rejtman, Dos disparos en la que la actriz nacional, -quien transmite un aire parecido a Monica Vitti, la musa de Michelangelo Antonioni- encarna a Alicia, la novia del protagonista.

“Me llama la atención esto de ver las cosas tan blanco y negro, porque uno es una cosa y no puede ser otra, eres actriz o eres directora. Y a mí me gusta la idea de hacer las dos cosas”, dice la artista, cuando le consulto por esta nueva etapa que inicia hoy en su carrera, cuando estrene a nivel mundial el cortometraje de su autoría, Apnea (2014), a eso de las 16:00 horas, en la pantalla valdiviana de la sala Lord Cochrane.

“Siempre he querido ser una directora de cine –prosigue-, porque me siento más que una actriz. Me pasa que siempre me ha costado decir que soy algo, que las ejerzo de un oficio tan rotundamente. Uno, creo, es lo que está haciendo, en la medida que realiza algo y eso, como todas las cosas en la vida, va cambiando. Siento que a veces nos quedamos en lo de clasificar a las personas en una cosa, y eso es muy rígido, uno va variando, los hechos son dinámicas”, reafirma con convicción, Manuela.

Acerca de Apnea, el cortometraje que tendrá en este festival su premiere mundial, dice la intérprete: “Es un filme sin grandes pretensiones, que dura apenas 7 minutos, y lo hice en el curso de realización de primer año de la especialidad que seguí en Filadelfia, Estados Unidos, desde el 2011 hasta el 2013”.

A mediados de 2010, Manuela Martelli se mudó a Norteamérica para seguir un postgrado en la Temple University, a estudiar un magíster en Dirección Cinematográfica, gracias a una beca Fulbright que obtuvo. Su proyecto de título, con cuya idea original ganó un CORFO en el primer semestre de 2013, será la escritura del guión de Coraje (texto que se encuentra en una primera versión), y por supuesto, la hipotética filmación de esa ópera prima, la que llevará su firma como doble autora y realizadora. ¿Cuándo espera estrenarlo? “De aquí a dos años más”, confidencia. “El próximo paso es postular a un Fondart de producción en 2015”, adelanta.

“Yo hice el postgrado para buscar herramientas en mi anhelo de ser directora, y eso tiene que ver con varias cosas, cuenta la artista, con buscar un espacio en el que concentrarme, en poder asistir a una escuela de cine en otro país, en estar en un contexto de trabajo, de probar cosas, de trabajar con exigencias de ensayo y de error, de hacer hartos ejercicios, de dialogar con otras personas, de reflexionar”, apunta.

Además, continúa, “la escuela de Temple tiene un carácter bien experimental, se trata de una universidad pública, bien poco ortodoxa en lo que enseña, y donde se realizan formatos bien variados: un cine de autor, por ejemplo”.

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«El Futuro» de Alicia Scherson

El futuro lo hice entremedio, cuando yo estaba allá, en Estados Unidos, y en las vacaciones de verano fui a rodar la película, que se grabó en dos patas. La casa de Maciste (el personaje encarnado por Rutger Hauer) fue filmada en Chile, todos los exteriores en Roma, Italia”, cuenta acerca de la obra dirigida por Alicia Scherson, y que se basó en Una novelita lumpen, del narrador nacional Roberto Bolaño.

A Martelli le gusta la bibliografía del escritor chileno. “Me fascina  Estrella distante (1996), con una historia y un personaje como el de Carlos Wieder…”. Aquel poeta derechista (un joven oficial de la Fuerza Aérea encubierto), recordemos, quien infiltró los talleres literarios de Concepción, durante el gobierno de la UP, y que poco después encabezó, dentro de los márgenes de la ficción, claro está, la represión en sus más sangrientas etapas -protagonizada por esa rama de las Fuerzas Armadas-, en los primeros meses de la dictadura.

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En ese sentido, la actriz recuerda que su ingreso al mundo del cine, fue a causa de esa curiosidad por ver de qué se trataba, y en qué consistía el compromiso de dirigir un proceso fílmico y creativo detrás de las cámaras:

“Yo hice B-Happy (2003), con Gonzalo Justiniano, cuando estaba en el Saint George, en el año 2000, que fue cuando se grabó esa cinta –dice Manuela-, y llegué al papel de Katty por una cosa bien fortuita: me interesaba conocer el circuito del cine, y supe del casting para esa película, por el dato de un amigo de mi hermano. Y ahí quedé, fue una cuestión bien poco consciente de mi parte, pero quería entender, apreciar, y una cosa fue llevando a la otra. Luego entré a estudiar Arte en la Católica, a Lo Contador, que después se cambió al Campus Oriente, hice un minor en Estética y luego ingresé a Teatro, que fue la carrera que terminé. Pero siempre quería irme a estudiar cine, y no lo hice luego de salir del colegio, porque creo, y soy una convencida, que el cine hay que estudiarlo con cierta experiencia, con más mundo sobre las espaldas, no sé, luego de haber vivido más cosas, y yo lo hice en la etapa justa, más grande, más madura”, se sincera Martelli. “Me siento satisfecha con mis logros como actriz, sin duda, pero el paso a directora era una necesidad vital para mí”, refrenda.

Al Campus Oriente de la UC, Manuela regresó durante el semestre recién pasado, ahora como profesora, para impartir un curso de actuación frente a la cámara, destinado a los alumnos de Teatro de la UC. Sobre los resultados de esa experiencia, la catedrática declara: “Mis alumnos fueron gente muy aplicada”.

Acerca de Coraje, su proyecto de largometraje que se encuentra en la primera versión del guión, dice que prefiere no hablar mucho de la historia, porque todavía la está trabajando, pero algo nos adelanta: “Es una película de época, protagonizada por una mujer de 49 años, que transcurre en la década de 1970, y que se inspira en recuerdos de mujeres de mi familia”.

Se arriesga, pese a la negativa inicial: “La literatura no es el principal referente en esta trama, son más bien secuencias que se hayan ancladas en lo doméstico, y en las historias familiares, experiencias y recuerdos de mi clan, de mi madre, de mis tías, una mezcla de todo eso”, explica.

“Entiéndeme -me pide-, la realización de un proyecto es tan largo… Te lo ilustro de la siguiente manera: es como cuando a las mujeres les piden que no cuenten, antes de los tres meses, que están embarazadas, porque la guagua se puede perder. Aquí, es lo mismo, pues también existe ese riesgo, el de perder un proyecto, y yo estoy en un proceso de cambio”, observa.

Ante nuestra amable insistencia, entrega algo más: “Es un libreto y una película que tienen que ver con la memoria, con añoranzas íntimas, con una historia que, definitivamente, no se encuentra en los textos. Es cierto, todo es político, pero en este caso específico, ese aspecto no prevalece en el argumento”, sentencia.

Quizás, eso fundamente su pasión por el cine de Raúl Ruiz (“Si me pides el nombre de un referente en la dirección, es ése”, opina), y una forma irónica de contemplar la vida, que le viene, dice, por su herencia hebrea-rumana, a través de su madre: “Tengo, por mi lado judío (su segundo apellido es Salamovich), una manera de ver el mundo un poco irónica, pero es algo muy a la pasada, esto que te cuento, hay un humor negro con el que una se identifica absolutamente, y donde una evita decir cosas, por supuesto, que parezcan ser tan rotundas…”, concluye.

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