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Lalo Meneses, vocalista de Los Panteras Negras: “El rap chileno se para de igual a igual frente a cualquiera” Precursor del hip hop en Chile prepara una Escuela de Rap

Lalo Meneses, vocalista de Los Panteras Negras: “El rap chileno se para de igual a igual frente a cualquiera”

Meneses acaba de lanzar «Los reyes de la jungla-Historia visual de Panteras Negras» (Editorial Ocho Libros), un libro donde cuenta su trayectoria y la de su grupo, desde los años 80 hasta el presente, el relato sobre un joven rapero contestatario y su grupo en el Chile de la dictadura y su transición, que logró producir discos como «Lejos del centro,» (1991), «Reyes de la jungla», «Atacandocalle» (1996), «La ruleta» (1997), «Meneses el estilo» (2006) y «Prodigios» (2012).


Nos juntamos en el centro cultural Balmaceda 1215, un viernes por la tarde. Eduardo “Lalo” Meneses (Santiago, 1969), el legendario vocalista del grupo de hip hop chileno Panteras Negras, uno de los primeros en hacer rap en Chile, llega en bicicleta. Trabaja aquí con las Escuelas de Rock. Su vehículo y el lugar reflejan que sigue siendo lo que ha sido siempre: un tipo sencillo, sin ínfulas, fiel a un discurso social crítico que ejerce hasta hoy, aunque sea padre de cinco hijos y abuelo.

Meneses acaba de lanzar Los reyes de la jungla-Historia visual de Panteras Negras (Editorial Ocho Libros), un libro donde cuenta su trayectoria y la de su grupo, desde los años 80 hasta el presente, el relato sobre un joven rapero contestatario y su grupo en el Chile de la dictadura y su transición, que logró producir discos como Lejos del centro, (1991), Reyes de la jungla, Atacandocalle (1996), La ruleta (1997), Meneses el estilo (2006) y Prodigios (2012).

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Allí cuenta de cuando escuchó por primera vez esa música en el programa “Magnetoscopio musical” en 1984, de las competencias de baile breakdance en la calle en su población (la Huamachuco de la comuna de Renca), de su primera grabación (“Desde la basura”), de su encuentro con Pedro Foncea (vocalista de De Kiruza), de su paso  por las Juventudes Comunistas y el Frente, de la creación del frente cultural La Coalixión, de su tema Guerra en las calles, por el cual se ganó una querella de Carabineros de Chile (fue absuelto), de su primer viaje a Argentina en 1997 gracias a Los Auténticos Decadentes y a Europa en 1999, y de una solitaria estadía en Valparaíso, donde comenzó a incubarse el libro. Entre otros.

“El balance es agridulce: no pasó lo que queríamos, no vencimos al sistema, pero sí pasaron cosas interesantes, que nunca imaginamos”, señala en el epílogo. “La nuestra es una historia de mucha gente. De músicos, de bailarines, de pelusas, de jaivos, de choros, de comandantes, de carpinteros, de pobladores, de vecinos. Muchos nos enseñaron un poco de todo. El miedo, la pobreza, no consiguieron tumbar nuestra fe”.

Voz precursora

“’El Mercurio’ lo describió alguna vez como ‘el músico más malo de este país’, pero es más acertado decir que Eduardo Lalo Meneses ha sido voz precursora y siempre atenta del hip-hop chileno”, señala la crítica musical Marisol García en el sitio musicapopular.cl.

“Haber fundado y liderado por más de quince años al grupo Panteras Negras le dio a este rimador nacido y criado en Renca un pase natural a la vocería del rap más bravo hecho en los márgenes de Santiago”, escribió.

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La propia García fue fundamental en el génesis del libro, cuenta Meneses. Relata que ambos se conocen desde los años 90, cuando ella escribió para un diario nacional varias notas sobre su grupo, tras lo cual se desarrolló una relación de amistad.

El libro nace a partir de “una reflexión personal con respecto a diversos temas, sobre si habíamos hecho lo correcto o no, algo que todo el mundo se cuestiona a cierta edad”, cuenta el artista, hoy de 45 años. “Por ahí por el año 2004 empecé a escribir algunas cosas personales, a recordar. En esa época estaba en un proceso de cuestionarme todo. Lo retomé con mucha más fuerza el 2011”.

Fue entonces que de la editorial Ocho Libros, donde se habían enterado de que estaba escribiendo ”algo”, lo contactó, y el proyecto empezó a tomar cuerpo, sobre todo a partir de la intervención de García, un trabajo intermitente “por las pegas de cada uno”, hasta que salió.

“Tratamos de que fuera un libro para la gente también”, reflexiona.

Historia no oficial

¿Qué hizo que Meneses escribiera este libro? “Es bastante egoísta lo que voy a decir, pero si veo que saca una biografía (la modelo) Denisse Campos o (la animadora) Tonka Tomicic, por decir algo… Nosotros vivimos cosas muy especiales y súper fuertes, en una época bien especial de Chile, donde la censura estaba solapada y nosotros sentíamos que el grupo estaba cumpliendo un rol importante en lo subterráneo de los 90”, sobre todo en el movimiento del hip hop.

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Meneses se siente parte de “de un Chile de los 80 y 90 que no va a estar en los recuentos que hace Sergio Lagos, por ejemplo, o Canal 13”, reflexiona, “en esos recuentos que a veces uno los ve y dice, qué mentira lo que era importante, lo que era noticia, y nosotros estábamos debajo de eso, haciendo cultura, pregonando con el rap y encontrándonos con gente que hacía cosas potentes, valientes, gente anónima. Así que también el libro quiso contar un poco eso”.

Era necesario “salirle a las patas de los caballos a este Chile desmemoriado que ya toda la gente habla y hacer memoria de una juventud que se dio cuenta de que el plebiscito era un fraude, que nunca participó en las elecciones en los 90”, afirma este músico que sólo votó en el referéndum de 1988.

Meneses se siente parte de una “resistencia cultural” que hubo en aquella época al modelo neoliberal impune en todos los frentes, con gente como la banda punk Fiskales Ad-Hoc, BBS Paranoicos o la Radio de La Victoria, todos al igual que Panteras marginados de la elite cultural.

Una resistencia que continúa porque respecto a la situación política actual, Meneses no es muy optimista: cree que hay una degeneración hacia la corrupción y que la política “responde a mafias, que te venden el derecho a las carreteras, al agua, a la electricidad, al aire puro, a la educación, a la salud. Si tocas a uno de sus hijos, se paran, y no estoy hablando sólo de Larraín, también del otro lado. Son grupos que no tienen escrúpulos, que mienten”.

Él cree en los movimientos ciudadanos, estudiantiles, sindicales. “No tienen edificios ni cuentas de bancos, ni infraestructura, ni llegada a los medios, pero con ellos estamos demostrando que damos la pelea. Aunque sean distintos movimientos, son uno solo para mí. Es Chile resistiendo toda esta huevada, esta mentira”, sentencia.

Chile farsante

Sumergirse en el pasado hizo que Meneses recordara momentos lindos, pero también difíciles. También siente una pena mirando atrás, por “cómo vivíamos desoladamente los cabros de la pobla, aunque no sé si ha cambiado tanto. Vivimos un abandono, el miedo, la brutalidad… Hoy cuando un profesor le dice algo a un cabro chico que su apellido es feo es bullying , pero a nosotros los maestros nos pegaban. A nuestro colegio llegaban los pacos, los milicos, hacían un operativo en el que te echaban lindano, te cortaban el pelo, te sacaban los piojos, te preguntaban si tu familia trabajaba, quien robaba al lado de tu casa. ¡Que paupérrimos éramos!, aunque eso también generó un cariño entre los que estábamos allí”.

Lalo Meneses

Lalo Meneses

Para Meneses vale la pena recordarlo “en un Chile de hoy, que si bien es cierto tiene hartas cosas buenas y de desarrollo, también es bastante de plástico y farsante”, con muchos líderes políticos y culturales que para él son un invento de los medios.  Incluso figuras del movimiento estudiantil, como Camila Vallejos o Gabriel Boric, para él simplemente se pasaron “al otro lado”.

En su opinión, los que sí  son referentes son gente como el grupo político cultural Renca Mundo, la gente de la población Juanita Aguirre que trabaja con el rapero Portavoz, o los muchachos de la Radio y Televisión de La Victoria, los profesores y estudiantes que luchan por salvar la Universidad Arcis. “Puedo hablar de ellos, que no están en los noticiarios”, señala.

La evolución de su carrera

¿Qué evaluación hace Meneses de su carrera? Efectivamente nunca se imaginó que iban a hacer tantos discos, viajes y a conocer a tanta gente, aunque “las ilusiones siempre están”.

“Yo, en lo personal, lo he disfrutado, y ha sido un aprendizaje, porque pasé de bailar breakdance a manejar una máquina, a organizar un evento, a crear una plantilla de educación musical para pasarla a cabros de colegio, a crear un proyecto radial…”, dice.

“Yo tengo segundo año medio, así que lo más bacán ha sido la posibilidad de la autoformación, que el hip hop te la da, y no sólo a mí. Puedo leer de medicina o antropología, porque el rapero tiene que tener palabra, tiene que saber cosas. Si te vas a Estados Unidos ves la historia de Ice Cube, que es director de cine, escritor, guionista, actor, rapero, productor musical. ¿Cómo partió? En la esquina, bailando break”, ejemplifica.

“Me hubiera gustado dedicarme más fuertemente a la música, pero los Panteras” siempre tuvieron una segunda vertiente: la militancia social y cultural. “Yo siempre hago la comparación de la Unión Soviética con Estados Unidos. Cuando Estados Unidos iba a la luna, la Unión Soviética también mandaba un cohete. La gracia es que les costaba tanto porque la Unión Soviética tenía que darle de comer a todos, mientras que en Estados Unidos cada uno se salva”.

“Nosotros jugábamos a eso. Estábamos en (el sello) Alerce, teníamos temas en la radio pero tocábamos gratis, llevábamos los equipos, grabábamos las maquetas a grupos que no tenían como hacerlo”, cuenta. Aún así, “soy un agradecido por todo lo que me ha devuelto la gente, los barrios”.

Rap versus rock

De forma paralela y simultánea a su propia carrera, obviamente crecido el propio movimiento del hip hop chileno, que él considera “súper potente”. Ya a mediados de los 90, con la creación de la Coalixión, quedó claro que no era una moda pasajera, aunque “hay cosas que me gustan mucho y otras que me dan lo mismo”.

La explosión del movimiento y su pasión por difundirlo le hizo crear, entre otros, el programa “El Hiphopnauta”, en la radio 40 Principales, gracias a sus directores Marcelo Aldunate y Mauricio Soto, y luego “El ritmo perfecto” en Radio Uno, que partió en 2011.

“Es que es mucho lo que hay de rap, entonces me fui en la volada de ponerlo en el dial. Disfruto escuchando al Portavoz, a Narajuano, al MC Billeta… te puedo decir tantos grupos, tantos artistas. Siempre quisimos eso cuando partimos, que hubiera mucha música negra. Éramos pocos cuando partimos (bailando) en Bombero Ossa, éramos treinta, cuarenta. Ahora hay fiestas, tiendas de rap… ¡nosotros nos hacíamos la ropa! Hoy se autoproduce el cabro en su casa con un computador bueno. Hay hip hop político, rap pachanguero, dancehall…”.

Meneses destaca que se le dio la pelea al rock. “Lechero Mon llena gimnasios para mil personas…  no sé si las bandas de rock hoy día lo hacen. El rap está en todos los barrios. Los cabros hacen sus discos, sacan sus videos. Se están haciendo cortometrajes en el underground. Aquí está pasando de todo. Si te das una vuelta por las paredes de todo Santiago vas a ver graffitti, en Plaza Italia hay breakdance. El rap chileno se para de igual a igual frente al rock y los otros géneros, siendo que son puros cabros de la pobla”.

¿Cómo explica Meneses esa explosión? Para él se debe a que es un movimiento cultural, no sólo de música, sino también de pintura y baile. Además es fuertemente barrial y enfocado en su entorno, y también debido a su conexión con la política, vinculada a la lucha de los afroamericanos por los derechos civiles “reivindicando lo negro, reivindicando África, reivindicando los derechos humanos”. “Tiene que ver con la pasión y el idealismo del hip hop en los orígenes”, aventura.

“Ha sido un renacimiento cultural, porque hoy todos quieren rapear: los que cantan cumbia, el Macha, Juanito Ayala. No puedes esquivar el rap. Puedes esquivar el rap, pero no el graffitti, el DJ, el baile. (El hip hop) nos pegó súper fuerte pero creo que ha sido súper positivo, porque a Chile, donde siempre hemos sido pa’ dentro, como con miedo, que venga una cultura y te haga saltar y decir cosas, es algo increíble”, remata.

Para el futuro, no sólo espera publicar un nuevo disco con Panteras Negras el próximo año: Meneses también sueña con una Escuela de Hip Hop.

“Que sea un centro de acogida, primero sentimental, porque lo que más le falta a los cabros de la pobla es cariño, que no está por problemas económicos, la droga, la delincuencia, el alcoholismo, el abandono. Yo lo tuve en el hip hop. La Escuela tendría que ser un centro de cariño, de formación, de apoyo, a los que ya saben y los que no saben. Sobre todo trabajar con los niños, que es algo súper importante. Para ayudar a nuestro entorno, crear ciudadanía nueva a través del hip hop, recuperando cosas centrales: el saludo, el cariño, el respeto a los taitas, a los mayores, a las mamitas, a los cabritos chicos, y valores como el compañerismo y la solidaridad, que son tan antiguos”.

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