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Tres notables bajistas chilenos comentan «Jaco», el filme sobre Pastorius, el genio de bajo, que estrenó Inedit 2015 El documental fue producido por Robert Trujillo, de Metallica

Tres notables bajistas chilenos comentan «Jaco», el filme sobre Pastorius, el genio de bajo, que estrenó Inedit 2015

En una gestión inédita El Mostrador Cultura+Ciudad y la producción del Festival Inedit, reunieron a tres de los mejores bajistas eléctricos del país -Ernesto Holman, Igor Saavedra y Christian Gálvez- para que vieran juntos el documental «Jaco» y compartieran sus experiencias con la leyenda del bajo mundial. ¿El resultado? Un análisis profundo donde reconocen la influencia indeleble en sus carreras del llamado «Jimmy Hendrix del bajo eléctrico».


Todos los años desde el 2004, los fanáticos de la música esperan ansiosos la cartelera del festival de cine y música Inedit, que nos deleita con verdaderas joyas audiovisuales.

Este domingo 6 tuvimos la suerte de participar en el estreno de Jaco, la película. Un fantástico trabajo producido casi por completo por Robert Trujillo (actual bajista de Metallica), quien fue muy cercano a la familia de Pastorius.

Participan cientos de rostros conocidos, del jazz y del rock, desde el propio Trujillo, Flea, Sting, Wayne Shorter, Santana, Geddy Lee, Herbie Hancock, Al Di Meola, Joni Mitchell, entre muchos otros ilustres.

Jaco 4

Ellos junto con imágenes y registros inéditos de Jaco, van reconstruyendo la historia de quien se dice es el Jimmy Hendrix del bajo eléctrico. Genial, inestable, atormentado por sus enfermedades mentales, da cuenta de su vida desde sus inicios en Miami ligado a la música de los negros y cubanos, hasta su final, decadente en un hospital víctima de una paliza que le causó la muerte.

El Mostrador Cultura+Ciudad tuvo la fortunade contar con 3 invitados de lujo, tal vez lo más granado del bajo eléctrico nacional. Ernesto Holman, Igor Saavedra y Christian Gálvez (en orden de edad). Músicos chilenos que se codean con lo más granado de los bajistas a nivel mundial, los mismos que aparecen en el documental.

Antes del relato de esa velada memorable, una breve reseña curricular de cada uno.

Ernesto Holman. Es considerado el pionero del bajo eléctrico chileno. Tiene su origen y formación en la música docta. A principios de los 80 formó parte de uno de los mejores períodos del grupo Congreso. Más tarde y luego de viajar por Nueva York, donde compartió con el mismo Jaco, volvió a Chile y ha centrado su carrera en la enseñanza y en la fusión, tanto de jazz como con música ancestral, especialmente mapuche. Se le considera el creador del Etno Jazz.

Igor Saavedra. Precursor internacional de los ERB´S (extended range basses) o bajos de más de 7 cuerdas y uno de los más connotados exponentes a nivel mundial. Es el primer sudamericano invitado a All Star Jam del Bass Player Live y el único que ha participado en la elección del mejor bajo de la historia en Bass Player Magazine y For Bass Players Only. Se le reconocen al menos tres invenciones que destacan su capacidad; la VST (Vectorial Synthesis Technique) una técnica especial de tocar que busca la máxima eficiencia física, la Mic Ramp (una placa de madera que reemplaza a las tradicionales cápsulas con finalidades percusivas) y la RTA (Rear Russ Rod Access) que permite regular el alma del instrumento a través de la nuez.

Christian Gálvez. Es el más joven de los tres. Virtuoso. Ha obtenido importantes reconocimientos a nivel internacional. También mezcla el jazz fusión con la cultura latinoamericana. Ha tenido largas estadías y giras en el exterior compartiendo escenarios con músicos de talla mundial. Su última aventura lo llevó a tocar en el mítico Blue Note, donde los músicos chilenos fueron ovacionados. Se ha centrado en la docencia, creando la Escuela Superior de Jazz, donde hoy se forman muchos de los nuevos bajistas. Actualmente es el bajista de la banda de Billy Cobham.

tres bajos

Nos influenció a todos

Parte Gálvez contando como Pastorius cambió la forma de tocar el bajo y contaminó creativamente toda la música con una nueva visión del instrumento. «Gracias a él estamos hoy acá, fue Jaco Pastorius quien transformó el bajo, desde su individualidad en algo personal, propio. Tú puedes saber que es él tocando, sin más necesidad que escucharlo, sin verlo, con los ojos cerrados», dice.

Holman, comenta de su experiencia personal. «Cuando en los ochenta tuvo la suerte de conocerlo y compartir con él en 7° Avenue South Club de Nueva York. De la cercanía y amabilidad de Jaco, quien lo bautizó como el “chilemen” y le ofreció después de su show, un concierto privado de bajo y piano. Solos los dos. Conoció de su misticismo, de su cercanía con las culturas indígenas de américa, su interés por los mayas y los incas. Su profundidad en la relación con el esoterismo y lo trascendente (su canción Havona, constelación central de Urantía lo deja en evidencia). Pero también de la forma en que la droga destruyó completamente a un genio, debilitado por su bipolaridad. De cómo fue tanta su explosión creativa a temprana edad y como cerca de los treinta apareció la sequía creativa y la búsqueda de nuevas energías a través de la droga que aceleraron su destrucción», recuerda.

Saavedra añade como este genio, puso al bajo eléctrico en otra posición. «Y cómo más allá de que probablemente hoy está lleno de bajistas que pueden haberlo superado en técnica, hay en este hombre un salto desde la locura hacia la genialidad que marcó con su impronta personal la forma de ejecutar e interpretar».

«Más allá de ser un tremendo intérprete», comenta Saavedra «fue un gran compositor y arreglista, un verdadero director de orquesta para sus discos de solista».

Los tres reconocen en Jaco Pastorius, una de las razones de porqué son hoy, ellos lo que son. Tres músicos consagrados al bajo eléctrico.

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Y es curioso, pues probablemente los primeros acercamientos a la música llevan a otros lugares. En la adolescencia, cuando muchos se acercan a la música y forman sus primeras bandas, el mejor asume la guitarra principal, el más alocado la batería y el más exitoso con las mujeres, como vocalista. El del bajo…. Ese es el flaco parado al fondo, que parece no participar del festín, pero que sigue ahí parado marcando el pulso y el orden del conjunto.

Pero esta figura de Jaco, con sus solos, sus saltos y su actitud de rock star, es lo que interesó a muchos a meterse en el bajo.

Cuenta Gálvez que proviene de una familia de músicos y que a los 7 años, se le asignó el bajo, porque era el instrumento que faltaba a la banda familiar y él era el más pequeño, sin derecho a opinar. Y claro, producida la conexión con el pulso de la música, no fue posible pararla. Ya a los 11 años pudo acceder a su primer Fender Jazz Precision y emulando a su ídolo, le sacó los trastes con un cuchillo. Casi lo matan.

Igor Saavedra, estaba pronto a titularse como profesor de educación física y continuar una carrera como artista marcial, cuando por casualidad escuchó un concierto de Jazz en el histórico “Físico” de la Universidad de Chile, allá por Septiembre de 1987 y lloró de emoción, abandonando su historia personal y tomando desde la ignorancia total el camino del bajo eléctrico, a lo que finalmente dedicaría su vida. Esa banda tocó los temas de Weather Report, la banda cumbre de Jaco y Joe Zawinul. Precisamente en esa misma época Pastorius recibió una golpiza de parte de los guardias de seguridad de Santana, que le causó las lesiones que lo dejaron en coma por diez días, hasta morir el 21 de Septiembre de 1987.

Para Holman, quien ya tenía una carrera en el Jazz latinoamericano, la posibilidad de conocerlo fue marcadora, pues le confirmó un camino ya iniciado.

Estos tres bajistas, reconocidos mundialmente, recibieron además otra influencia notable del maestro del bajo. Una de las características principales de Pastorius, es su vinculación con lo indígena y particularmente con lo latino. El partió como baterista (fue su primer instrumento de pequeño) y luego del famoso “Havana Jam” (mítico concierto de Jazz realizado en Cuba el año 1979 con músicos cubanos y norteamericanos de Jazz Fusión), se pudo evidenciar como su infancia en Miami, lo vinculó emocional y técnicamente con la música latina y especialmente con la cadencia de las congas, desde donde aparentemente se originan su principales patrones.

Los tres siguen en plena producción. Y vinculados con los ritmos latinos.

Holman está pronto a lanzar 4 discos, uno solista que se llamará “contrastes” pues tocará un bajo con frets o trastes y los otros con sus bandas Etno Jazz Trío y El Otro Trío, donde sigue dando curso a su pasión por lo latino y especialmente por lo mapuche. Como él dice, buscando desarrollar una identidad chilena a través de la música, intentando reconstruir una chilenidad extraviada en la globalización y la dictadura de la nueva cultura universal.

Gálvez con su proyecto como bajista estable de la banda del tremendo Billy Cobham. Además de un proyecto con el pianista italiano Paolo di Sabatini y el baterista Jojo Mayer, los “Tres Elements” que actualmente están en plena gira mundial y del proyecto Nehru con Farid Jaque y Selva Ganesh. Y siempre desde la Escuela Superior de Jazz.

Saavedra, con su clases y giras por todo el mundo y los primeros coletazos de su primer disco solista “Organic Bass 1” y el nuevo “Organic Bass 2” y su segundo libro sobre técnica rítmica aplicada al bajo eléctrico. Todo en el marco de una gira mundial que abarcará, Asia, Europa y Norteamérica.

Son tres bajistas reconocidos mundialmente que explican que más allá de cualquier consideración técnica, Jaco Pastorius cambió la música.

La película, muestra su drama, su auge a temprana edad y su caída brutal, durmiendo en un parque y tocando con su guitarra “Louie, Louie” por unas monedas.

Es la misma historia de otros genios, que nos abandonan demasiado temprano, como estrellas que explotaron para iluminarnos y desaparecer. Como Hendrix, Joplin, Morrison, Parker, Cobain y tantos otros, en los más diversos estilos y escuelas.

La cinta será exhibida nuevamente este sábado 12 de diciembre, ahora en otro de los cines asociados al festival. Vaya véala, aprenda de la historia que ya conocemos.

¡Qué viva el Rock!

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