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Crítica de cine: Película «El Crítico», una comedia romántica diferente

Crítica de cine: Película «El Crítico», una comedia romántica diferente

Como espectadores esporádicos o cinéfilos apasionados, todos tenemos un género cinematográfico que no apreciamos del todo, no nos gusta, o que simplemente, detestamos. Desde tan verídica realidad comienza Hernán Guerschuny la construcción de su ópera prima, una comedia romántica que sin duda entretendrá a los amantes de las risas entre amores; y a los más distantes les hará replantearse su concepto del mismo.


El Crítico (2013) trata del bonaerense Víctor Téllez (Rafael Spregelburd), un severo y prestigioso crítico de cine, que harto de las comedias románticas y convencido de que lo mejor del séptimo arte ya murió, sufre lo que él denomina “la maladie du cinema”: ve el mundo como si fuera una gran película que no puede evitar criticar. Sin embargo, el azar de la vida lo hará conocer a Sofía (Dolores Fonzi) con quien se verá envuelto en situaciones extrañamente idílicas. Así, el género cinematográfico que más odia, parecerá que se está tomando revancha contra él.

Recuerdo a mi maestro, David Vera Meiggs, quien siempre me dijo “el género es algo difícil de dominar, pero en hacerlo, está el éxito”. Esas palabras vuelven a mi cabeza al ver la ópera prima de Hernán Guerschuny pero, esta vez, de manera inversa. ¿Qué sucede cuando un género domina nuestras vidas? ¿Es un éxito o una derrota? He allí el conflicto interno del protagonista, un verdadero dolor de cabeza para él, una genialidad en mi opinión: el guion logra jugar con la dinámica realidad-ficción de una manera fresca y elegante. Es donde aparece el mayor logro de la cinta, el manejo de los parámetros de la comedia romántica de una manera novedosa, sacándolos de la pantalla y vertiéndolos sobre la realidad de un personaje reticente del amor. Sublime.

Bajo este mismo punto, hay que tomar en consideración el riesgo del cineasta argentino al basar su primera película en un trabajo de género. Esto, considerando lo difícil que es la realización de una ópera prima y los prejuicios que existen sobre las comedias románticas. Lo mismo me lleva a hablar de un cineasta con potencial y ganas de tomar riesgos: basta de guiones facilones, es hora de complejizar las tramas. Y es que por mucho que la ya clásica temática de “chico conoce a chica” se pueda ver muy simplista, Guerschuny la agarra y le da una vuelta.

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Ahora, si bien el trabajo de guion se agradece y elogia, existen algunos reparos en las decisiones formales, como por ejemplo el ritmo y la estructura. Y es que por mucho que la presentación del protagonista Víctor Téllez se logra de manera efectiva, también se hace un poco lenta. El problema, se encuentra en la demora del aparecimiento de Sofía, la chispeante mujer que viene a remoldar la vida del severo crítico de cine. Lo que pasa es que la cotidianeidad de Víctor antes de Sofía es, en palabras simples, aburrida y eso queda claro al público. En cambio, la coprotagonista remoja la trama en alegría, risas y un encanto particular. Por lo mismo, da la impresión que la comedia misma comienza en alrededor de los veinticinco minutos de cinta. De más está mencionar el fascinante trabajo actoral de Dolores Fonzi y su conexión con Rafael Spregelburd.

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Con respecto al trabajo fotográfico y artístico, existe un compromiso interesante y acorde a la propuesta de progresión interna del Téllez. Y es que la apariencia estética es bastante plana y con una paleta de colores apagada, durante los primeros minutos del largometraje. Claramente para destacar la sobriedad y falta de alegría por parte del protagonista. Pero al introducir a Sofía, todo ello cambia: aparecen los colores en distintas tonalidades, las luces y la alegría. Todo esto comienza a rodear al crítico, tal cual el género lo hace, cambiando incluso su ropa y la ambientación del departamento en el que vive. A eso se le llama conexión entre fondo y forma, el mestizaje correcto entre tratamiento audiovisual y giro dramático del protagonista.

En resumidas cuentas ¿qué es El Crítico? Por absurdo que suene, es eso mismo: una crítica hacia la estrechez de mente, la auto prohibición de una emoción, el encierro dentro de un sentimiento único. Somos seres humanos, emocionales ante todo, y por lo mismo debiésemos aprender del Cine. Esta rama del arte que tanto amamos y que está compuesta por distintos géneros: del terror, del drama, de la comedia, del romance, debemos aprender. La ópera prima de Hernán Guerschuny nos recuerda esto mismo. Una lección en forma de película entretenida y agradable. Una recomendación para los amantes de la comedia romántica, pero aún más, para quienes la detestan.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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