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Denuncian estado marginal de la carrera de danza en la U. de Chile

Denuncian estado marginal de la carrera de danza en la U. de Chile

En la Facultad de Artes se vive una guerra de pobres contra pobres: los estudiantes de la carrera de Danza se disputan dos salas con el Ballet Nacional Chileno (BANCH), ambos dependientes de la U. de Chile. El problema de fondo es que mientras en otros sectores de la Casa de Estudios hay canchas de squash, aquí los estudiantes no tienen salas para ejercitar. Hoy los alumnos debaten la última propuesta de las autoridades.


Una guerra de pobres contra pobres se vive en la Facultad de Artes de la Universidad de Chile. Un conflicto que refleja, a escala de la Casa de Bello, un problema país: cómo se reparten los recursos en beneficio de los sectores más «rentables» en detrimento de otros más pobres, como «el arte».

Las comparaciones son odiosas, pero útiles. Mientras la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la misma casa de estudios, cuna de los futuros ingenieros y gerentes01, puede presumir de tener hasta canchas de squash en sus instalaciones, los estudiantes de Danza no tienen salas para practicar.

Concretamente, en este caso la falta de espacios los enfrenta con Ballet Nacional Chileno (BANCH), que ocupa dos salas del octavo piso de la sede compartida Alfonso Letelier Llona, de calle Compañía 1264. Un Ballet que, aunque tenga el nombre de «nacional», depende del Centro de Extensión Artística y Cultural (CEAC) de la misma casa de estudios.

Esa entidad estuvo presidida por el actual ministro de Cultura, Ernesto Ottone, y cuyo sucesor desde septiembre es el abogado Diego Matte, ex director del Museo Histórico Nacional entre 2011 y 2014.

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Reestructuración

El conflicto hunde sus raíces en la reestructuración que vivió el Departamento de Danza en los años 2008 y 2009, que incluyó la suspensión del ingreso de nuevos alumnos.

Según un medio interno, el objetivo de la reestructuración fue «el desarrollo de un proyecto académico que contemple los nuevos enfoques disciplinarios y los actuales sistemas de producción, recepción y circulación de expresiones artísticas en la sociedad contemporánea, que respondan a nuestra sociedad y su contexto».

Una de las consecuencias fue que pronto los espacios para los alumnos se hicieron  insuficientes. De hecho la situación se arrastra desde hace un lustro, desde la gestión del rector Víctor Pérez (2006-2014). Las autoridades ensayaron soluciones provisionales, como el arriendo o cesión de espacios externos (en avenida Matta, en 2014, y en Balmaceda 1215), pero no tuvieron éxito, debido a que la disciplina exige lugares con determinadas características (con el riesgo de causar lesiones en caso contrario) y otros problemas logísticos y de horarios. También propusieron horarios extremos (de noche, por ejemplo), que tampoco son factibles.

Hoy son 140 alumnos, con cuatro salas para siete cursos. Muchos alumnos tienen que elongar en los pasillos porque no caben en las salas.

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Nada contra el BANCH

En diciembre del año pasado, el Consejo de la Facultad de Artes -donde los estudiantes tienen voz, aunque no voto- decidió solicitar a la Rectoría el traslado del BANCH desde la sede Alfonso Letelier Llona. La falta de una solución hizo que el lunes 7 de marzo, la directora del Departamento, Eleonora Coloma, declarara la suspensión de las actividades académicas. Y poco después los estudiantes declararon un paro.

En un comunicado del 24 de marzo, el Departamento señaló en un comunicado que la solicitud de mudanza del BANCH «respondió a una necesidad real de espacios y en ningún caso a una falta de consideración y respeto al importante trabajo artístico que realiza el BANCH».

«Se presentó como una propuesta que permitiría al Departamento de Danza contar con los espacios adecuados para realizar sus actividades en un mismo edificio, a la vez que (permitiría) al BANCH poder acceder a un lugar de igual o mejores condiciones que el que cuenta actualmente para el desarrollo de su actividad artística profesional», señaló la declaración.

El Consejo de Facultad apeló a la rectoría de Ennio Vivaldi, quien delegó el asunto en las autoridades responsables de infraestructura de la universidad (específicamente Pilar Barba) y la propia decana de Artes, Clara Luz Cárdenas. Y aunque se logró «comprometer que, en el mediano plazo, el BANCH se traslade desde el 8vo piso de la sede Alfonso Letelier Llona para que el Departamento de Danza pueda administrar ese espacio», según el comunicado, una decisión valorada por la Facultad, «entendemos que no resuelve el problema inmediato de falta de espacios».

Una declaración triestamental del Departamento de Teatro reflejó muy bien el conflicto. En un comunicado del 8 de abril, allí se indica que lamentan «la situación de precarización a la cual, por diversos motivos (históricos, políticos, económicos y sociales), se ven enfrentadas cotidianamente las Artes y las Humanidades al interior de nuestra casa de estudios».

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Una «situación que no hace más que replicar, al interior de nuestra Universidad, el modelo social y económico de privatización en el cual nos encontramos sumidos, generando una repartición inequitativa de los recursos al interior de nuestro plantel tan o más salvaje que la existente en el contexto general de nuestro país», indicaron.

«El problema tiene que ver con la precarización, tanto del arte como la cultura en general, en el país incluso, y a nivel de universidad con la falta de democracia en la distribución del presupuesto», coincide José Castro, representante estudiantil de la Facultad. «Da pena y frustración ir a otras facultades que tienen remodelaciones increíbles, canchas de squash, y nosotros no tenemos patio».

Ni Vivaldi ni Matte, jefe del CEAC, han preferido no hablar del tema, aunque sus encargados de comunicaciones fueron consultados para esta nota.

Se agrava el conflicto

Los resultados de las negociaciones fueron exiguos. El 31 de marzo, las autoridades propusieron a la comunidad de Danza el retraso del ingreso del BANCH a sus actividades en una hora, de 10:00 a 11:00. Si bien el Departamento vio con buenos ojos la idea, los estudiantes la rechazaron. Académicos y alumnos se dividieron.

De ahí en adelante el conflicto se agudizó. El lunes 4 de abril, un grupo de estudiantes se tomó algunas dependencias de la Torre 15 de la Universidad de Chile, donde se concentran varias unidades administrativas. Hasta allí llegó la decana Cárdenas para dialogar con los alumnos. Y aunque luego se retiraron, el pasado jueves hicieron lo mismo con el piso 8, lo que obligó al BANCH a ensayar en el Teatro Municipal, y que ocupan hasta hoy.

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Ayer hubo una nueva reunión de las autoridades, que este martes volverán a presentar a los estudiantes una propuesta que cuenta con el respaldo del Consejo de la Facultad, con cambios de horarios en el uso de los espacios, según una fuente de la casa de estudios. Los jóvenes tienen la palabra.

Una solución definitiva tendrá que esperar.

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