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Ricardo III, la obra sobre el poder y la maldad, con un ex preso en el papel protagónico El montaje se presenta hasta el 23 de abril en el GAM

Ricardo III, la obra sobre el poder y la maldad, con un ex preso en el papel protagónico

La Corporación de Artistas por la Reinserción Social a través del Arte creó un innovador programa de cultura, inclusión y reinserción para montar «Ricardo III» en el GAM. La obra es protagonizada por actores profesionales y un elenco ciudadano donde destaca Ronald León, quien hará el papel principal dentro de su proceso de reinserción social.


Una obra clásica de William Shakespeare, «Ricardo III», que narra la historia de un rey inglés que asesina a todo aquel que se interpone en su camino con tal de conservar su poder, incluso a sus familiares y amigos, antes de caer en desgracia, está siendo exhibida en el centro cultural GAM con la participación de actores profesionales y un grupo de ex presos, uno de los cuales realiza el papel protagónico.

Se trata de una aventura de la corporación CoArtRe, que lleva realizando un largo trabajo en las cárceles chilenas para ayudar a la rehabilitación y reinserción social de delincuentes comunes a través del teatro.

El montaje fue estrenado el pasado 31 de marzo y se exhibirá hasta el 23 de abril, de miércoles a sábado a las 20:30 horas, en la Sala N1 del centro cultural (Alameda 227, Metro Universidad Católica). Luego hará una gira por Cerrillos, Maipú, La Granja, Talagante, Paine  y Valparaíso, gracias al patrocinio del CNCA.

OBRA RICARDO III 2

En tiempos de corrupción

La madre detrás del montaje es Jacqueline Roumeau, quien señala que la elección de la obra está vinculada al momento que vive el país con los escándalos de corrupción como Penta, Caval y SQM.

«Es increíble lo que hace el poder. Puede llevar a una persona a convertirse en el ser más miserable, con todos sus valores trastocados, por querer mantener el poder», dice a Cultura + Ciudad..

“Me interesa montar esta obra porque retrata magistralmente el alma humana y es muy vigente. La obra dialoga con el Chile que estamos viviendo. Hay una paradoja muy grande, en la obra los reyes y poderosos se comportan como delincuentes, ese palacio es una verdadera cárcel y ahí pasa lo mismo que pasa en los bajos y altos mundos, en la sociedad misma”, explica Roumeau, también directora de CoArtRe.

Ricardo III es «un personaje capaz de matar a su familia para quedarse con el trono, algo que dialoga perfectamente con la puesta en escena del mundo del poder en Chile, que ha sido develado el último año con los casos de corrupción política y empresarial. Por otro lado, este texto maravilloso se entrecruza con la realidad de los actores que estuvieron privados de libertad y se vuelve verdaderamente potente”, dice.

Una estrella de la Peni

«Darle vida a este personaje es complejo», dice Ronald León, el ex preso que interpreta al monarca. Y agrega que para darle vida se dedicó a ver documentales de felinos cuando estaban cazando, al acecho.

«El tema del poder está presente en nuestra sociedad. Pasa en cosas tan pequeñas como que estás trabajando, ganando un sueldo, y te empieza a ir mejor y ya eres otra persona. A un operario lo ascienden y cambia. Imagínate una persona de otro estrato social, donde hay muchas más lucas, muchas más cosas en juego. El poder te cambia y eso es lo malo, porque uno debería ser siempre el mismo. La gente se marea con el poder».

León conoció el teatro durante su detención en la ex Penitenciaría en 2010. Fue allí donde participó en un taller con Roumeau y debutó en el clásico «La ópera de Tres Centavos», del alemán Berthold Brecht, también en el papel protagónico de «Mackie el Navaja». «En ese momento primero pensé que no lo iba a poder hacer, por la responsabilidad. Fue un desafío, tenía que demostrarme a mí que podía hacerlo. Me costó, hasta que le agarré el ritmo y salió bien».

Él es de Puente Alto y en la cárcel ayudó en la creación de una biblioteca. Si bien de niño vio alguna obra, nunca se imaginó haciendo teatro, hasta que se dio cuenta de que era «sanador». En el teatro «encontré una familia, encontré apoyo, una fuente laboral. Me llena, me hace feliz», relata.

OBRA RICARDO III 4

Un hito

La obra es protagonizada además por los actores Macarena Prieto, Cristián Hormazábal, Alejandra Pérez, Vladimir Armijo, Valentina Fuenzalida, y un elenco ciudadano donde destacan Gabriel Suárez, Pablo Cancar, Emilio Soza, Claudio Durán y Carlos Valdebenito, quien perdió un hijo Felipe en el incendio de la Cárcel de San Miguel de 2010.

“Hacer esta obra, con este elenco, en este tiempo, y en un lugar de gran impacto como el GAM, marca un hito en nuestra historia de rehabilitación, inclusión y reinserción social. GAM ha entendido esto y ha generado silenciosamente estos espacios, con ensayos abiertos, la presencia como público de personas en proceso de reinserción y trabajos que incluyen el trabajo de personas privadas de libertad”, agrega la directora del proyecto.

La obra iba a montarse inicialmente en la ex Penitenciaría, donde trabaja desde 2007, pero por temas burocráticos fue imposible. Ahora Roumeau se cobra revancha con el montaje en el GAM.

Quince años de trayectoria

La Corporación de Artistas por la Rehabilitación y Reinserción Social a través del Arte (CoArtRe) tiene una trayectoria de 15 años en el mundo de la rehabilitación y reinserción social, con una perspectiva mucho más amplia del quehacer artístico: la rehabilitación a través del arte, el teatro como un instrumento de apoyo espiritual y la experiencia artística como un camino de movilidad social.

Roumeau partió con el trabajo en la cárcel a fines de los 90, cuando se fue a vivir a Mejillones. Su labor como actriz y gestora cultural llevó a que las autoridades de Cultura la invitaran a trabajar con presas de la cárcel de Antofagasta. A partir sus historias de vida escribió «Pabellón 2, rematadas». Fue histórico: consiguió por primera vez en la historia carcelaria nacional que las internas pudieran salir del recinto penal a mostrar su trabajo a la comunidad. Y le permitió desarrollar su propia metodología para continuar con esta modalidad.

«Ahí me di cuenta de lo que significaba el teatro en la transformación social y en las personas, cómo desarrollaban habilidades sociales, como la perseverancia, la responsabilidad, la disciplina, el trabajo en equipo, además de subir el autoestima», señala. «Es terapéutico, pero el proceso tiene tanta importancia como el resultado. Como actriz me interesa mucho el producto que sale, eso es lo que produce la sanación en las personas».

En el caso de Antofagasta, recuerda que cuando conoció a las internas todas estaban «sumidas en una tristeza muy grande, lejos de sus familias, de sus hijos». Todo cambió con el pasar del tiempo, cuando empezaron a ensayar, cuando después se vieron los resultados de la obra de teatro, cuando les pedían autógrafos después de presentar la obra y estuvieron en Santiago a Mil y el Teatro del Puente, y recorrieron todo Chile con la obra. Y «empezaron a comprarse ropa, a ponerse bonitas, se embellecían».

"Pabellón 2, rematadas"

«Pabellón 2, rematadas»

Entre hombres

Tras el éxito de su trabajo en Antofagasta, Roumeau dio un paso más allá: trabajar con hombres. Así nacieron “Colina 1, Tierra de nadie” y “Sangre, cuchillo y velorio”.

En esta etapa le impactaría más de alguna historia. Como la de un militante socialista, preso y torturado tras el golpe militar en Quillota, que terminó traficando cocaína. En otra ocasión llegó al ensayo y uno de los presos había muerto.

Aún así, a la actriz le gusta trabajar con ellos. «Las mujeres son más cambiantes a nivel emocional. Los hombres son más constantes, además siempre te ayudan con lo que requiere fuerza, como los traslados, las luces, la escenografía», dice.

A esta altura, a Roumeau la cárcel ni siquiera le da miedo. «Claro, es otro mundo, es un Estado pequeño. Llevo quince años ya. Además se produce una cosa super bonita, porque tú no conoces al delincuente, sino al alma, a la persona, el corazón de la persona, y la persona tal como es. No entablas una relación según su delito, sino como ser humano. Eso es enriquecedor».

Por eso, aunque al principio a la actriz le interesaba la razón por la cual cada uno estaba preso, ahora le da lo mismo. «Busco sacar la voz de un sector que no tiene voz. Me interesa qué pasa con esa persona en su entorno, en su imaginario», explica.

Tampoco recuerda mayores conflictos con los reos. «Son más con la institución que con los presos», asegura. «Es muy burocrática, no tienen programas, no hay políticas públicas para trabajar el tema de la reinserción y la rehabilitación. Eso obstaculiza el trabajo que se pueda hacer en esta materia».

Durante este período, Roumeau realizó dos montajes con actores profesionales que abordan temáticas paralelas, tales como la crónica roja y el mundo de la clase media marginada. En ambos, “Chico de mi barrio” y “Amores que matan”, se contó con la participación de ex internos, lo que significó un logro más en el proceso de desarrollo artístico de los mismos.

Además de su último trabajo, “Torre 5”, obra testimonial sobre el incendio de la Cárcel de San Miguel, recorrió diferentes comunas de Santiago y tuvo presentaciones en Argentina y Bolivia.

Hoy, quince años después, puede decir que si ella ha enseñado algo a los reos, estos «han sacado lo mejor de mí. Te saca esa parte social, humanitaria, luchadora, humana que tiene uno, de poder hacer cosas por las personas. A mí me hicieron encontrar una misión que siente que tengo, que a través del teatro puedo aportar un grano de arena para la reinserción y la rehabilitación».

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