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La pantalla en llamas: Festival de Cine de Florianópolis se transforma en activador de la conciencia social Compiten obras que van desde el femicidio al sensacionalismo periodístico

La pantalla en llamas: Festival de Cine de Florianópolis se transforma en activador de la conciencia social

Durante la inauguración del certamen, un millar de personas que representan la desazón de la industria audiovisual brasileña exigieron la salida de Michel Temer, el presidente interino de Brasil. En pocos días el festival, en el que participa el corto chileno «Estokolmo» y donde se exhibirá «La Vida sexual de las plantas», ha dejado de ser un detonante para la evasión del público para convertirse en un agente de movilización social.


“¡Fuera Temer, fuera Temer!”, gritaban los cerca de mil asistentes en la inauguración de la 20ª versión de FAM (Florianópolis Audiovisual Mercosul).

La reacción espontánea por gran parte de los espectadores, ilustra cómo hoy los eventos culturales en Brasil son una vitrina y a la vez una válvula de escape, para una mayoría de la descontenta industria artística del gigante sudamericano.

Para entender la virulencia ocurrida en la sala de cine de la Universidad Federal de Santa Catarina, locación habitualmente a oscuras y con un público absorto y en silencio, basta recordar que una de las primeras medidas del actual Poder Ejecutivo de Brasil fue la desmantelación del Ministerio de Cultura.

Un impulso que se desvaneció por lo impopular de su recepción y que apareció como una pésima señal comunicacional por parte de Brasilia. Disparo en el pie, que en alguna medida evitó la nueva administración, si se advierte la importancia y poder de dicha cartera en Brasil y con un pasado compuesto por ministros de la talla e influencia de Gilberto Gil.

Foto principal y secundaria: Daniel Guilhamet.

Foto principal y secundaria: Daniel Guilhamet.

El FAM, como popularmente se conoce al certamen fílmico del Estado de Santa Catarina, cuenta con una historia de generación de audiencias y de compromiso con la comunidad de Florianópolis, circunstancias que se traslucen en el multitudinario rechazo al gobierno de Michel Temer.

Enojo y repudio que recuerda que el cine puede ser mucho más que el vehículo comunicacional sanitizado e infantilizado que abarrota nuestra cartelera nacional. Así, los gritos catarinenses, en este evento de cine, se hermanan con el boicot de Godard, Truffaut, Polanski y otros próceres al Festival de Cannes de 1968, quienes solidarizaron con los estudiantes y obreros que protagonizaron las revueltas del Mayo francés.

Esta identidad propia del FAM –evento especializado en el atractivo sintético de los cortometrajes, la urgencia social de los documentales y una muestra de largometrajes de ficción no competitiva ajena a los convencionalismos–, este año se revela explícita en las temáticas expuestas en los más de 150 filmes a proyectar.

Lacras como el femicidio y la violencia de género tienen una presencia en largometrajes como la estilizada y contemplativa Zanjas, de Argentina, y en cortometrajes como el paulista Quem matou a Eloá?, que revisa el sensacionalismo periodístico en el caso de una adolescente secuestrada por su novio por más de 100 horas, rapto televisado en vivo y que concluyó con el asesinato de la menor. Obra que arrancó estruendosos aplausos y que impulsó a que más de una asistente interpelara desde las sombras de la sala a los espectadores hombres sobre esta trágica realidad, y que también se aprecia en el cortometraje chileno Estokolmo.

Además del corto nacional, nuestro cine es representado por la dramática y lograda La vida sexual de las plantas, de reciente estreno en Chile, que comparte pantalla con películas como El movimiento –laureada en el pasado Festival de Mar del Plata– y la brasilera Boi Neon.

La diversidad de las muestras y selecciones competitivas, pero también el ojo editorial para su elección, refleja el trabajo continuo de Antonio Celso dos Santos (fundador y cabeza del FAM) y en el que se colaboran sus hijos Thiago y Marilha Naccari. Esfuerzo familiar que, a ojos de la prensa local, es convocado por este linaje del cine en la industria audiovisual del sur de Brasil, y que se enfoca en el intercambio audiovisual de los países integrantes y asociados del Mercosur.

En ese sentido, la pantalla del festival así se convierte en un espacio libre para el tránsito de imágenes que, lejos de ser un detonante para la evasión del público, se transforma en un activador de la conciencia social y la memoria.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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