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Chileno Ariel Dorfman critica tendencias conservadoras mundiales en un artículo del New York Times Fue escrito a propósito de los 200 años del cruce del Ejército Libertador

Chileno Ariel Dorfman critica tendencias conservadoras mundiales en un artículo del New York Times

«Desde la iniquidad de Hitler y Mussolini no habíamos vuelto a ser testigos de tal resurgimiento del odio en contra del Otro, y ahora Estados Unidos (uno de los países que condujo la lucha contra el fascismo) es gobernado por hombres que quieren dar marcha atrás al reloj y usar la represión en lugar de la persuasión para obliterar muchos de los logros y glorias que damos por hechos», alerta el escritor.


El escritor Ariel Dorfman advirtió sobre las tendencias conservadoras mundiales en un artículo publicado este lunes en el influyente diario The New York Times. El diario recientemente había destacado su obra «La muerte y la doncella» como uno de los 25 libros más importantes escritos por refugiados en Estados Unidos, donde Dorfman vive desde hace varios años.

En su nota «Lecciones de historia para vencer a la tiranía», escrito a propósito de los 200 años de la liberación de Chile tras el cruce del Ejército libertador desde Argentina, destaca que «la libertad fue la consigna» de la lucha por la Independencia de España: «libertad de prensa y libertad de reunión, libertad para elegir a nuestros propios representantes ante el Congreso Nacional, libertad de comerciar con cualquier país y libertad de recibir educación laica, fuera del alcance opresor de la Iglesia. Sobre todo, mi país adoptó la Libertad de Vientres, una ley que establecía que cualquier hijo de esclavo nacía libre».

Recuerda que luego hubo, en 1973, se instauró una dura dictadura, cuando «un régimen tirano y violento se instauró de nuevo en Chile en nombre de valores conservadores e intereses oligarcas. La dictadura del general Augusto Pinochet no solo atacó las reformas izquierdistas de Salvador Allende, nuestro presidente elegido democráticamente, que murió en ese golpe de Estado, sino que también borró de forma sistemática los avances en los derechos civiles y sociales (de hecho, el Estado de bienestar) por los que habían luchado los chilenos por generaciones, desde la independencia».

Inspirados en la proeza de la Independencia, «los chilenos del siglo XX también encontramos la fuerza, la paciencia, la habilidad y la unidad para vencer lo que nos oprimía: la dictadura de Pinochet. Lo hicimos ocupando cada espacio posible, invadiendo cada rincón y organismo del país, rompiendo una por una todas las cadenas. Tomó 17 dolorosos años, muchos muertos y desaparecidos, pero hoy disfrutamos una democracia pujante que constantemente busca expandir los derechos de todas las personas: hombres, mujeres, inmigrantes, estudiantes, pensionados, trabajadores, artistas».

Y remata: «Desearía poder decir lo mismo de todo el mundo».

Advertencia

Dorfman advierte que «en todo el planeta, los logros lentos pero firmes del pasado están sitiados. Peor aún, la Tierra misma está en riesgo de un desastre climático y la extinción. Las fuerzas retrógradas y autoritarias, avatares modernos de la reconquista, avanzan país tras país, alimentadas por el nacionalismo étnico. Se alzan muros entre fronteras con la misma rapidez que se cierran los corazones de muchos a la solidaridad. Derechos que considerábamos inalienables y seguros se están corroyendo».

«Desde la iniquidad de Hitler y Mussolini no habíamos vuelto a ser testigos de tal resurgimiento del odio en contra del Otro, y ahora Estados Unidos (uno de los países que condujo la lucha contra el fascismo) es gobernado por hombres que quieren dar marcha atrás al reloj y usar la represión en lugar de la persuasión para obliterar muchos de los logros y glorias que damos por hechos».

También alerta que, «al haber visto en mi propio país la facilidad con que una enorgullecedora democracia puede ser sustituida por la más terrible de las tiranías, creo que nunca es muy temprano para lanzar una advertencia sobre los peligros que se vislumbran».

«Si invoco, 200 años después, el ejemplo de aquellos patriotas revolucionarios que, en su búsqueda de la libertad, se mantuvieron firmes ante las probabilidades adversas y unas de las más altas montañas del planeta, no es porque crea que una invasión del extranjero sea la respuesta a los desafíos intimidantes que enfrenta la humanidad. Lo hago por lo que podemos aprender hoy en día sobre la resistencia y la esperanza del Ejército Libertador de los Andes».

«Así como esos combatientes de la independencia encontraron un santuario de donde tomar su fortaleza, así las multitudes que luchan hoy por la justicia y la igualdad buscan un refugio similar. Desde ese espacio seguro, podemos mantenernos firmes contra las fuerzas del miedo y la reacción y, centímetro a centímetro, tomar de nuevo la tierra en nuestras manos: valientes en la convicción de que ningún obstáculo es demasiado grande, ningún enemigo es demasiado poderoso, ninguna cordillera de desolación y muerte es insuperable».

«Cada uno de nosotros ocupa un espacio de calma en medio de la turbulencia, cada uno de nosotros tiene algo que contribuir, nuestros propios Andes que cruzar si hemos de prevalecer. Las montañas de Chile nos dicen que, si tenemos la valentía, los recursos y la imaginación suficiente, nada en este milagroso mundo es imposible», concluye.

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