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Hombre que robó pintura del Bellas Artes dice que no es la primera vez que sustrae una obra Hecho afectó obra de José Pedro Godoy

Hombre que robó pintura del Bellas Artes dice que no es la primera vez que sustrae una obra

«Qué quieres que te diga, son horribles (las medidas de seguridad). No hay guardias, como sí los hay en otros países. Yo entro chicha (sic) igual, ni piden identificación. Si a mí me pillaron por mi culpa, porque a mí se me cayó el casete, no porque lo estuviera vendiendo sino porque andaba sacando pecho y lo andaba mostrando porque es un cuadro bonito”, aseguró en una entrevista con un matutino.


Un indigente que el pasado 10 de febrero robó una pintura del artista José Pedro Godoy desde una exhibición en el Museo de Bellas Artes señaló que no es la primera vez que sustrae una obra.

Juan Pablo Quezada, en entrevista con el diario Las Últimas Noticias, explicó que la primera vez que fue el museo y vio el cuadro “no pensé en pelármelo. No conocía al perico que lo pintó, a quien aprovecho de pedir disculpas (…) La segunda vez que fui miré el cuadro y me gustó; como estaba solo en la habitación me lo robé. Más que nada se dio la oportunidad porque se trataba de un cuadro de 15×15, cabía en la palma de la mano”.

“No es la primera vez que sustraigo una obra de arte. Qué quieres que te diga, son horribles (las medidas de seguridad). No hay guardias, como sí los hay en otros países. Yo entro chicha (sic) igual, ni piden identificación. Si a mí me pillaron por mi culpa, porque a mí se me cayó el casete, no porque lo estuviera vendiendo sino porque andaba sacando pecho y lo andaba mostrando porque es un cuadro bonito”, aseguró.

Agregó que al suceso, en su opinión, “le pusieron mucho color. No era para tanto, hay otras cosas más importantes, como el choreo de los políticos”.

De cuico a pobre

La familia de Quezada tenía una buena situación, lo que le permitió estudiar en colegios particulares además de practicar natación en el Stadio Italiano, según el diario. Sin embargo, “vino una crisis (en 1982) y mis padres perdieron su buena situación económica”.

“Recién cuando salí del colegio me gustaron los libros. Comencé a leer Sócrates, Pablo Neruda, Vicente Huidobro y luis Emilio Recabarren. Después me interesó la economía y el arte“, indicó.

Actualmente es indigente debido a su adicción al alcohol. “Opté por la calle. No me gusta, pero el alcoholismo es una enfermedad crónica y los demás no tienen por qué entenderlo“.

El hombre vende diarios y revistas en la calle y “el almuerzo lo saco de los patios de comida de los mall y el desayuno y la once los consigo en las iglesias con los voluntarios; ahí se come bien, hasta tres panes y tres tazas de leche con Milo al día. Es difícil la vida en la calle, pero por lo menos tengo mucho tiempo para leer, pensar e ir a los cafés, centros culturales, museos y bibliotecas“.

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