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Directora cuenta en documental su historia de violencia que la llevó a enfrentar a su victimario CULTURA

Directora cuenta en documental su historia de violencia que la llevó a enfrentar a su victimario

«A better man» (2017, 70 minutos) es el impactante documental que cuenta la historia de Attiya y Steve. Esta ocurre en la apacible Canadá. Allí, hace veinte años, en el momento de las golpizas, a ella nadie –salvo otro chico, Seth– la ayudó. Hoy el agresor dice no recordar mucho, tampoco cuando visitan el colegio donde ambos estudiaron. Tal vez él aceptó ser filmado para lavar sus culpas. O quizás porque aún la ama –a su manera enferma–, cual parece traslucirse por cómo tiembla cuando ella le cuenta que se ha casado. En conversación con El Mostrador, la directora confiesa: «Pensé que al hacer una película centrada en la persona que me dañó, podríamos aprender de nuestra conversación. Nunca esperé que la película tuviera el impacto que ha logrado».


Eran muy jóvenes –estaban en la secundaria– cuando fueron novios. Estuvieron dos años juntos, durante los cuales él –inseguro, celoso– la golpeó muchas veces. Se separaron y pasaron veinte años sin verse. Ella se casó y tuvo un hijo, pero nunca olvidó lo vivido. Y un día, decidió buscar a su ex y enfrentarlo con los sucedido. Y no solo eso: acompañada de un terapeuta, también filmar todo el proceso.

A better man (2017, 70 minutos) es el impactante documental que cuenta la historia de Attiya y Steve. Su historia ocurre en la apacible Canadá. Allí, hace veinte años, en el momento de las golpizas, a ella nadie –salvo otro chico, Seth– la ayudó. Hoy el agresor dice no recordar mucho, tampoco cuando visitan el colegio donde ambos estudiaron. Tal vez él aceptó ser filmado para lavar sus culpas. O quizás porque aún la ama –a su manera enferma–, cual parece traslucirse por cómo tiembla cuando ella le cuenta que se ha casado.

«Decidí hacer un documental con mi historia para capturar de forma honesta las difíciles conversaciones que ocurren cuando hablamos de violencia doméstica», explica la realizadora a El Mostrador.

«Es importante escuchar a Steve y mi propia historia en nuestras propias palabras y ver nuestro lenguaje corporal. Cuando tuve la idea de sentarme con Steve en cámara y hablar de su uso de violencia en mi contra, sabía que estaba haciendo la película de manera que pudiera usarse como herramienta educativa. Creo que nuestra historia tiene más impacto como documental», dice.

A better man es parte del ciclo Docs Baercola y podrá verse este mes, del 25 al 30 de junio, en varias salas de cine de todo Chile.

Un filme para ayudar a otros

Tan pronto como tuvo la idea de hacer la cinta, Khan supo que debía hacerlo, sin importar los desafíos.

«Me emocionó la posibilidad de que la película pudiera ayudar a otros», explica. «Antes de filmar A better man, fui consejera y abogada de mujeres y niños que han sufrido violencia doméstica. Me sentía muy impotente y enojada al oír tantas espantosas historias  de abuso», añade.

«Pensé que al hacer una película centrada en la persona que me dañó, podríamos aprender de nuestra conversación. Nunca esperé que la película tuviera el impacto que ha logrado. Dicho esto, fue muy difícil y emocionalmente desgastante hacer esta película», reconoce.

El ángel de la guarda

Un papel destacado en el filme lo tiene Seth, el chico que intervino entre aquella pareja para evitar más violencia.

«Para mí fue muy importante incluirlo para mostrar que hay pequeñas cosas que la gente puede hacer para ayudar a aquellos que están sufriendo abuso. Es mejor hacer algo que no hacer nada. Puedes salvar la vida de alguien haciendo cosas que parecen insignificantes», cuenta.

En el caso de Seth, «él me ayudó a dejar a Steve al decirme que no merecía el abuso que estaba sufriendo. Seth me dijo esto una y otra vez. Me tocó un tiempo creerlo».

«Él me dijo que se preocupaba por mí y que estaba allí para ayudarme. No me dijo qué debía hacer, sino me preguntó qué necesitaba. Y lo que es aún más importante, me escuchó sin condenarme. Son cosas que todos podemos hacer por el otro», relata.

«No es un monstruo»

Khan ha logrado hacer una película muy íntima sobre un flagelo que, sin embargo, es global.

«Es una historia muy personal e íntima sobre algo de lo cual muchos de nosotros no hablamos», dice. «La violencia doméstica es un tema sobre el cual hay demasiado silencio», recalca.

Ella supo desde el principio que el filme terminado mostraría a Steve como un ser humano, «no como un monstruo».

«La verdad es que muchos de nosotros conocemos gente que ha sufrido violencia doméstica. Esto significa que también conocemos gente que usa la violencia. Así que muchos de nosotros conocemos, nos preocupamos y amamos a gente que hiere a otros», señala.

«Necesitaba mostrar que el comportamiento de Steve hacia mí era dañino, pero que no es una persona monstruosa. La gente que usa la violencia puede aprender, con el apoyo adecuado, a tener relaciones respetuosas y amorosas», indica.

En ese sentido, fue clave la decisión de filmar de forma simultánea a Steve y a Khan, porque el objetivo era mostrar las reacciones de Steve a lo que ella decía, y viceversa. «Algunos de los momentos más emotivos en la película son ver las expresiones de Steve o mías cuando habla la otra persona», comenta.

Sin recetas

Aunque Khan decidió reunirse con Steve para confrontarlo con su pasado, la realizadora admite que no es una opción para todas las víctimas.

«Fue decisión mía sentarme con Steve y hablar de la violencia que usó en mi contra. Lo invité a participar en la película. Yo quería participar en el proceso que devela la película», precisa.

Sin embargo, «entiendo que no todos querrían hacer lo que hice, y no todos pueden. Creo que cada mujer debe decidir cómo quiere actuar después de ser dañada. Debemos respetar lo que decida cada una. En términos de justicia y sanación, debemos preguntar a las mujeres que han sido dañadas qué necesitan, para ayudarlas y salir adelante».

Khan destaca que es importante tener la ayuda profesional de un terapeuta, como es Tod Augusta-Scott en la cinta, para ayudar a guiar la conversación y crear un espacio de respeto.

«En Canadá hay pocas organizaciones que otorgan este tipo de apoyo. Es un recurso muy necesario si queremos que aquellos que han dañado asuman su responsabilidad, y brindar apoyo y seguridad a las víctimas», afirma.

Apoyo comunitario

Para hacer su película, Khan no estuvo sola. Gente de su entorno y de todo el mundo fue clave, partiendo por una campaña de recolección de fondos que fue apoyada por más de mil personas de 30 países.

«Tuvimos la suerte de tener el apoyo de líderes del movimiento feminista, artistas, educadores, sindicatos, líderes políticos y activistas de primera línea del campo de la violencia doméstica», cuenta. «Amé los aspectos de construcción de comunidad del filme. Una de mis cosas favoritas es haber hecho la promoción del documental en exhibiciones de barrio, organizados por una gran variedad de organizaciones que querían trabajar en la prevención de la violencia doméstica», recuerda.

«Si queremos parar la violencia doméstica, debemos romper el silencio y hablar de ello de manera abierta», insiste Khan. «Hay que dejar de culpar a las mujeres por los daños que les causan otras personas. Hay que parar de minimizar y negar la violencia que tantos de nosotros hemos sufrido. Hay que escuchar las experiencias de las mujeres sin enjuiciarlas, ofrecer diversos recursos para ayudarlas a estar seguras y entender que todos tenemos diferentes ideas de lo que es justicia», enfatiza.

Prevención con hombres y niños

Khan también cree importante trabajar con los victimarios para que puedan elegir no usar la violencia.

«Eso es clave. La violencia masculina contra mujeres es un tema masculino. Debe haber recursos para los hombres que usan la violencia que se enfoquen en la prevención e intervención. Me frustra que el tema de la violencia doméstica se ha dejado predominantemente en manos de las mujeres para hablar al respecto y educar», dice.

«La gente debe intervenir cuando sabe que alguien es lastimado o está hiriendo a alguien. Hay muchas maneras de hacerlo. Vale la pena pensar un poco en qué haría cada uno si conocieras a alguien en una relación donde hay violencia. Hay mucha información online sobre cómo intervenir de forma segura», señala.

Esto sin olvidar a los niños.

«Para prevenir, necesitamos educar a los niños sobre las relaciones sanas y las insanas», concluye. «Hay que enseñar a los niños de esto en el colegio y con sus familias», sentencia.

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