El ensayo “Necropolítica” (2006), del filósofo camerunés Achille Mbembe, parte de la hipótesis de que la soberanía en sentido último consiste en el poder y en la capacidad de decidir “quién puede vivir y quién debe morir”. El autor acude al concepto de biopolítica de Foucault como el dominio o gestión de la vida para ponerlo en tensión respecto a la necropolítica, en tanto control o gestión de la muerte. Ambos conceptos se relacionan intrínsecamente, ya que el poder sobre la vida se ejerce también cuando el soberano puede matar. Así, Mbembe relaciona la necropolítica, en tanto política de la muerte. con los conceptos de “estado de excepción” y “estado de sitio” propios de la guerra, bases normativas del “derecho a matar”. En este nuevo capítulo de Filosofía y encierro, María José Quesada y Sara Oportus intentan relacionar la necropolítica con lo que acontece hoy en Chile en términos de pandemia y confinamiento, puesto que la propuesta del autor es atravesada por las categorías de racismo, clase, edad, género, subyaciendo una segmentación de la población que incide en la decisión de quién debe o no morir. Junto con ello, y para finalizar, se esboza en qué consiste la llamada “resistencia visceral” a la que se refiere Mbembe en una entrevista del 2016, y que tiene que ver con la pregunta sobre cómo podemos generar comunidad en un escenario tan adverso y pandémico.
