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Artista y declaratoria de Monumento Histórico de mural de Paso Bajo Nivel Santa Lucía: «nuestras obras tenían finura» CULTURA Crédito: Diego M. Bonati

Artista y declaratoria de Monumento Histórico de mural de Paso Bajo Nivel Santa Lucía: «nuestras obras tenían finura»

La obra emblemática de Eduardo Martínez Bonati, Carlos Ortúzar e Iván Vial ha sufrido un progresivo deterioro dado su abandono por décadas. Martínez Bonati, el único autor vivo y postulante al Premio Nacional de Artes Plásticas 2021, relata aquí los pormenores de la realización de este mural, que trajo aires nuevos al arte chileno de los años ’60. Con fecha 25 de julio de 2021, la declaratoria como Monumento Nacional en la Categoría de Monumento Histórico fue publicada en el Diario Oficial.


Los mosaicos en distintos tonos de azul que caracterizan a las estaciones de Metro Santa Lucía y Universidad Católica nos remiten a un hito urbano situado precisamente en esa zona: el Paso Bajo Nivel Santa Lucía. Construido a fines de los años 60 para dar accesibilidad norte al proyecto San Borja y conectar la Alameda con el sector oriente de Santiago, este paso de 2.695 metros2 representa la planificación frente a las necesidades viales y de conectividad de una ciudad moderna en pleno desarrollo.

Eran tiempos en que las artes plásticas también vivían sus propias renovaciones y establecían un vínculo inédito con la arquitectura y la ciudad. A partir de 1965, la Ley Nemesio Antúnez contempló la realización de obras de arte en las nuevas edificaciones y obras del Estado. Era necesario, entonces, que el flamante paso bajo nivel fuese intervenido con arte; a través de la Corporación de Mejoramiento Urbano (CORMU), se llamó a un concurso público, que congregó – en una selección reñida – a los principales exponentes de las nuevas tendencias visuales de la época.

Eduardo Martínez Bonati (1930), pintor, grabador y académico de la Universidad de Chile, venía ya trabajando en esta línea, había realizado murales de hormigón en el INACAP de Concepción y en la Facultad de Agronomía (Campus Antumapu), de la Universidad de Chile. Además creaba obras lumínicas para diferentes espectáculos, junto a su amigo Carlos Ortúzar, también artista y profesor.

Estaban entusiasmados con hacer proyectos para el espacio público, combinando arte, diseño y arquitectura, y sumaron a Iván Vial, conformando el Taller de Diseño Integrado a la Arquitectura. Antes de postular al concurso, hicieron como solían, una selección interna de ideas, ganó la de Vial y fue la elegida para llevar a cabo, en 180 días, el mural del Paso Bajo Nivel Santa Lucía, que fue inaugurado por el presidente Eduardo Frei Montalva en 1970.

Una obra rotunda

¿Quién no ha cruzado por allí? Aunque el deterioro y las múltiples intervenciones de grafiteros no permite apreciar bien su estética, el mural es una de las obras de arte cinético más grandes de América Latina. Hecho con miles de pequeñas cerámicas en tres tonos de azules y una línea roja sobre un fondo blanco, en una imagen abstracta propone una lectura lineal, a medida que los automovilistas se desplazan.

Cuando la vieron terminada, sus autores no podían creer la majestuosidad lograda. Dos de ellos, Ortuzar y Vial, ya están fallecidos. Eduardo Martínez Bonati es el único protagonista vivo y ha sido postulado al Premio Nacional de Artes Plásticas 2021 por el Departamento de Artes Visuales de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile. Desde su casa-taller en la comuna de Pirque, recuerda la experiencia del mural:

“Todo esto fue muy rápido. Decidimos concursar un viernes y teníamos que entregar el proyecto el lunes, lo hicimos a pata de caballo entre los tres. Nuestra idea fue crear una sucesión de movimientos subliminales en cuanto al muro y que el conductor no debiera estar mirando, sino que sintiera el espacio, que sintiera la forma. No había nada que retuviera la mirada. Con Ortúzar tuvimos estas experiencias intensas de trabajo en conjunto, pero habíamos descartado la posibilidad de concursar para el Paso Bajo Nivel Santa Lucía, ya que se exigía estar asociado a una empresa que proveyera los materiales para la construcción del proyecto», recuerda.

«Pero un día llegó Iván Vial con el contacto de la fábrica de cerámicas Irmir y nos decidimos. Trabajábamos siempre soltando ideas, Carlos era el más complicado, él ponderaba exactamente lo bueno, pero le costaba soltar y chorrear. Iván Vial tenía el sentido del humor demoledor. ¡Era un grupo muy simpático! Pero con ellos desapareció el intento mío de hacer sociedades (antes había estado en el grupo Signo). Habíamos logrado actuar sobre el medio, y si nos salían cosas individuales, daba lo mismo; el trabajo de penetración lo habíamos cumplido”.

Ícono santiaguino

El mural del Paso Bajo Nivel Santa Lucía es un ícono santiaguino que, construido frente al cerro Huelén, donde se fundó nuestra ciudad en 1541, se integra y dialoga con hitos arquitectónicos de la historia local, como la Biblioteca Nacional y la Universidad Católica. Es de las pocas obras modernistas que quedan en pie en todo Chile, testigo de una época de cambios, de una ciudad que avanzaba hacia el progreso y que ideaba responsablemente soluciones para la vivienda, la adecuación a los nuevos tiempos y la calidad de vida de sus habitantes.

El arquitecto Iván Vial, hijo de uno de los autores, ha llamado la atención en diferentes plataformas sobre este mural.

“Me salgo del hijo, y lo valoro como arquitecto y urbanista. Ellos tenían la idea de sociabilizar el arte, cómo hacer el arte para todos; este paso bajo nivel es una gran obra de ingeniería, que además sea una obra de arte es sumamente interesante. En ese tiempo era obligación el arte integrado a la arquitectura, te puedes encontrar aún con muchos edificios que fueron pensados de esa manera, cuyos halls tienen obras de Nemesio Antúnez, de Sergio Castillo; el último edificio con esa impronta fue la Torre Santa María, con una escultura de Juan Egenau. Pero eso se acabó. Después de esa generación, el arte – como todo en Chile – pasó a ser privado. Perdieron los artistas, pues antes éstos tenían poder político, participaban en las comunicaciones, eran más actores del país. Y el mural es un testigo de ese tiempo de avances en el arte, en el pensamiento”.

En tanto, Miguel Lawner, Premio Nacional de Arquitectura 2019, describió éste como un galardón colectivo más que individual: “La nuestra fue una generación dorada, que hizo un enorme aporte al país, a la arquitectura, al pueblo, y yo diría que hasta hace varios años fue una generación excluida; ahora estamos siendo reconocidos”.

En sus 50 años, el mural del Paso Bajo Nivel Santa Lucía no ha sido limpiado, conservado, y menos restaurado; tiene dañadas partes estructurales y deterioradas muchas piezas por filtraciones de agua. Aun así ha permanecido en el tiempo, comprobando su calidad como obra artística e ingenieril. En los últimos años, encontramos casi la totalidad de su superficie rayada – e incluso pintada para eliminar esos rayados – sin recibir protección alguna como el hito histórico que representa.

Iván Vial, hijo, enfatiza: “Como ciudad, Santiago es bastante joven y tiene esta obra emblemática con 50 años, que es mucho tiempo en este contexto, es mucha vida, es patrimonio de una época. La obra se encuentra en un deterioro prácticamente terminal y Santiago no se merece destruir su historia”.

Monumento Nacional

A fines del año 2015, en el marco de la exposición retrospectiva de Iván Vial en el Museo de Bellas Artes, comenzaron a reunirse diversos profesionales en defensa del mural, algunos de ellos provenientes de escuelas que lo enseñan como un ejemplo de la voluntad proyectiva de una ciudad de Santiago moderna y en pleno ascenso. Los arquitectos Pelagia Rodríguez, Gastón Vega Buccicardi, Patricio Gross, la conservadora Ángela Benavente, el periodista Völker Gutiérrez, junto a Vial y otros persiguieron durante cinco años la declaratoria del mural como Monumento Nacional.

Después de campañas, entrevistas en los medios y muchas postergaciones de las instituciones pertinentes a esta demanda, en 2019 el Consejo de Monumentos Nacionales dio luz verde a su declaratoria, aunque ésta quedó en espera de la firma de la Ministra de las Culturas, las Artes y el Patrimonio durante dos años más. Finalmente, con fecha 25 de julio de 2021, la declaratoria como Monumento Nacional en la Categoría de Monumento Histórico fue publicada en el Diario Oficial.

El mural del Paso Bajo Nivel Santa Lucía representa el valor del trabajo en equipo de tres figuras cruciales del arte chileno en los años 60 y 70. Poco después de esta construcción, Carlos Ortúzar realizó el monumento homenaje al general René Schneider en la Avenida Kennedy y en 1972, Martínez Bonati fue el encargado de convocar, seleccionar y organizar las obras que se integrarían a la construcción del edificio para la UNCTAD III, actual GAM.

“En general los proyectos que hicimos fueron de calidad, tenían finura, tenían presencia, eran rotundos”, sostiene Martínez Bonati.

Mientras Iván Vial recuerda al trío que formaban con su padre, quien regresó a Chile desde Barcelona a vivir su última etapa:

“Andaban todo el día juntos, viví desde recién nacido hasta los dos o tres años con mi padre en Nueva York, donde se afianzó su amistad con Bonati y Ortúzar, todos becados el año 63 o 64, cuando Nemesio Antúnez era agregado cultural. Volvieron a Chile con la cosa cinética. Andaban en el mismo camino, los tres eran docentes de la U. de Chile, muy creativos, muy bromistas; eran pop, se disfrazaban. Eran muy lúdicos, Bonati el más serio, pero les aguantaba todas sus locuras”.

A sus 91 años, Eduardo Martínez Bonati, uno de los nombres que se baraja para el Premio Nacional de Artes Plásticas 2021, sigue creando pinturas abstractas en gran formato, explorando la visualidad y su renovación permanente.

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