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A 50 años del premio Nobel, Pablo Neruda ya no representa a Chile CULTURA|OPINIÓN

A 50 años del premio Nobel, Pablo Neruda ya no representa a Chile

Hoy en día, estamos frente a un escenario muy distinto al del Chile patriarcal de los 60 y 70. Después del mayo feminista, el estallido social, y la crisis del sistema de partidos políticos -no olvidemos que Pablo Neruda era militante del partido comunista, fue senador y candidato a la presidencia la República-, cuesta imaginarse que alguien si quiera pretenda representar legítimamente toda una nación, menos un continente.


El poeta Pablo Neruda gana el premio Nobel de literatura en poesía el año 1971, Premio que se le otorga por «una poesía que con la acción de una fuerza elemental le da vida al destino y los sueños de un continente”. El premio Nobel de Pablo Neruda se comienza gestar en los años 30 cuando su voz poética empieza a encarnar un ideario épico y ético para la nación, que se enmarca en las luchas revolucionarias e independentistas de América latina.

Siguiendo en la huella de Walt Whitman y Gabriela Mistral, canta las gestas revolucionarias y de Chile y América inspirándose fuertemente en lo “elemental” la geografía de américa y sus pueblos, creando un imaginario mítico tanto para la tierra, la cultura y sus comunidades.

En su poesía canta “el Hombre” con “h” mayúscula, un protagonista épico de la Historia. Es ese hombre un sujeto fuerte, que se arma para la acción: canta, representa, protagoniza, domina, representa, el que ama. En este sentido Pablo Neruda es un poeta del siglo pasado, donde el Poeta de la Nación que desde lo alto le canta al pueblo, un conjunto anónimo que le siguen en silencio, o replicando su mismo canto: “sube a nacer conmigo hermano”.

Su mundo es dicotómico, un mundo patriarcal donde la ley es la ley del Padre. Las mujeres no existimos, solo existe la mujer, un arquetipo, un resumen que sirve para apuntalar el ego y la masculinidad del “Hombre” con mayúscula. Las mujeres como sujetos no existimos, solo aparecemos a través de paradojas y contradicciones, la falta y el silencio: “me gustas cuando callas porque estás como ausente.”

El imaginario de Neruda las mujeres somos objetos de placer, cuerpos a ser poseídos y dominados, entes pasivos a disposición de la acción y el deseo del Hombre. No es raro entonces que en sus “confesiones” relate episodios donde protagoniza violencia de género y sexual. En su mundo eso no solo es posible, sino que es natural.

Hoy en día, estamos frente a un escenario muy distinto al del Chile patriarcal de los 60 y 70. Después del mayo feminista, el estallido social, y la crisis del sistema de partidos políticos -no olvidemos que Pablo Neruda era militante del partido comunista, fue senador y candidato a la presidencia la República-, cuesta imaginarse que alguien si quiera pretenda representar legítimamente toda una nación, menos un continente.

Hoy las figuras paternalistas totalizantes de antaño ya no tienen la misma valoración en este Chile contemporáneo que se está refundando a partir de un proceso constituyente con una Convención democráticamente electa, paritaria y con escaños reservados para les pueblos indígenas. Hoy no hay cabida para una figura como Neruda que en su momento subsumió en su voz la voz de todo un continente.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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