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La Fuerza Aérea de Chile y el legado espacial nacional CULTURA|OPINIÓN

La Fuerza Aérea de Chile y el legado espacial nacional

Héctor Gutiérrez Méndez
Por : Héctor Gutiérrez Méndez Ingeniero Civil Electricista, M.Sc. in Satellite Engineering (UK), Ingeniero Proyectos FASAT Alfa y Bravo, Ingeniero de Aseguramiento de Calidad del Proyecto FASAT Charlie, Coordinador Agencia Chilena del Espacio (2001-2008); Encargado Área Espacial SUBTEL y Coordinador Secretaria Ejecutiva Consejo de Ministros para Desarrollo espacial 2015 – 2018 (Mayo), Asesor Externo en materias aeroespaciales de Cámara de Diputados (2012), Director ONG Sociedad Especialistas Latino Americanos en Percepción Remota SELPER Chile
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La nueva comandancia en jefe, continuando con la semilla creadora y tomando la posta iniciada hace ya 60 años en Peldehue y continuando con el Programa Espacial FASAT iniciada en los 90, confirma el interés de la FACH por la conquista del espacio ultraterrestre como una extensión natural del espacio aéreo.


El pasado miércoles ha sido informada la conformación del Alto Mando de la FACH para el próximo año y aparece una gran noticia: la Subdirección de Asuntos Espaciales dependiente de la Dirección de Operaciones sube un escalón en la orgánica institucional y pasa a denominarse Dirección Espacial y ahora dependiente del Estado Mayor General de la FACH y a cargo de un General de Brigada Aérea.

En tiempos de convulsión y crisis cultural y política, no es menor reconocer a aquellos lideres nacionales que vuelan sobre ellas.

Adelantándose a su época, el comodoro Arturo Merino Benítez, en 1928 creó el Club Aéreo de Chile, en 1929 la Línea Aeropostal Santiago-Arica, en 1930 la Dirección de Aeronáutica. El 21 de marzo de 1930 se firma el decreto que fusiona los servicios aéreos dependientes de los ministerios de Guerra y Marina y crea la Fuerza Aérea Nacional, nombrando al Comodoro Merino Subsecretario de Aviación y primer Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea Nacional.

Hoy, su hijo y heredero Arturo Merino Núñez, continuando con la semilla creadora y tomando la posta iniciada hace ya 60 años en Peldehue y continuando con el Programa Espacial FASAT iniciada en los 90, confirma el interés de la FACH por la conquista del espacio ultraterrestre como una extensión natural del espacio aéreo.

No solo se conforma con el reemplazo de un satélite de observación de la tierra – FASAT Charlie – sino que sienta las bases para un desarrollo espacial nacional tremendamente ambicioso, con infraestructura tecnológica propia de fabricación, integración y prueba de pequeños satélites, con una red de estaciones terrenas, un centro de innovación y emprendimiento en Los Cerrillos y muchas otras iniciativas que dejan a Chile dentro del liderazgo latinoamericano muy cerca de Brasil, Argentina y otros vecinos.

Para lograr todos estos objetivos, no ha dudado en poner al servicio del país todos los recursos humanos y materiales disponibles en la institución, dando la oportunidad al aparato gubernamental para que se alcance a subir a esta visión, despertando y reconociendo la importancia del desarrollo de ciencia, tecnología, conocimiento e innovación y en particular del desarrollo espacial nacional en Chile.

Tremenda labor pendiente y atrasada para muchos Ministerios sectoriales en los que resulta obvia la utilización de la tecnología espacial para el cumplimiento de sus funciones.

Se espera con urgencia la creación de una Agencia Espacial Nacional como ya la tienen prácticamente todos los países sudamericanos, creada por ley y con personalidad jurídica y patrimonio propios. Y en el ínterin, que se firme el Decreto Supremo preparado ya hace casi un año, que haga disponible una institucionalidad espacial que brinde una gobernanza transitoria al ya informado Programa Satelital SNSAT adjudicado el presente año.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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