CULTURA|OPINIÓN
Las vacaciones llegan a su fin. Sin embargo, eso no impide que giremos en reversa y veamos parte de lo que nos trajo el verano en cuanto a arte.
Todo parece indicar que el combinar a través del metaverso, múltiples espacios virtuales, dejó de ser producto del imaginario. Sin embargo, todavía esa realidad dista mucho de lo que vivimos, del ideario que alguna vez proyectamos. Un lugar reservado para la reflexión, donde por lógica y siendo objetivos, no podemos obviar que el arte surge en gran medida desde lo suntuario, distanciado de lo que nos sorprende o moviliza. Punto de inflexión en el cual no puedo dejar de mencionar «Beyond Van Gogh» que durante el verano nos mostró de manera fehaciente esa contracara en el hecho de que el propio Van Gogh, firmaba tímidamente sus cuadros como Vincent, sin dejar entrever a ese artista incomprendido, que en solo 37 años de vida realizó más de 2000 obras, muchas de las cuales conformaron esa singular experiencia inmersiva y didáctica que desde el Movistar Arena nos develó la vida y obra de este formidable artista.
Pero al expandir nuestra óptica, vemos que en la periferia también pasaron cosas. Un ejemplo es la «Galería Suple» que en su momento afloró en forma espontánea en una feria libre en Lo Valledor Norte, y entre los pasajes y calles de la comuna de Pedro Aguirre Cerda, generando un espacio transitorio e informal, donde lo expositivo se funde con lo real, en un afán de modificar su entorno, revalorizándolo.
Un hecho clave que la Galería Metropolitana, ubicada en la misma comuna, rescata al exhibirla y proponerse desplazar los límites de aquello que pareciera sólo estar reservado para una elite. Sin embargo, durante enero pasado logró descorrer el foco, provocando un impacto en su comunidad, al resignificar sus componentes -los que usualmente son materiales de desecho- resituándolos y dándoles un valor conceptual que al no estar desarraigado, se constituye en un genuino reflejo de lo existente, expresado mediante un recurso estético inherente su cotidianeidad, lo que desde ya justifica que este proyecto resultara ganador del cuarto concurso de arte contemporáneo «Arte, Memoria, Identidad».
Asimismo, no puedo dejar de mencionar la exposición «30 años del Taller de Cine para niños de Alicia Vega» (1985-2015) y esa encomiable labor desarrollada con más de seis mil niños de los sectores más desprotegidos de nuestro país, a quien les enseñó los principales hitos tecnológicos de la imagen en movimiento y el encantamiento del lenguaje cinematográfico utilizando juegos y sencillos trabajos manuales.
Una exhibición que partió en su itinerancia en la Galería Macchina (PUC-2008) y hoy recala enmarcada en «Umbral», nombre de la 15 Bienal de Artes Mediales de Santiago en Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA), en un nuevo reconocimiento a esta investigadora y formadora cinematográfica. En el mismo contexto de dicha bienal, llegó al MAC del Parque Forestal “El estado de las cosas”, con una selección de diez artistas y un colectivo artístico que, de entre los anteriores destaco por un video y la investigación de Arquitectura Forense que este grupo multidisciplinar formado en Londres, articuló durante 2019 trabajando junto al colectivo No + lacrimógenas, analizando el uso de gas disuasivo por parte de las fuerzas policiales, para finalmente crear «Tears Gas in Plaza de la dignidad» (2020), obra que refleja un posible estado general de nuestro contexto político, social y medioambiental.
Un periplo que prosigue en la Sala Gasco con la exposición «20 Años», la que me trae a la memoria la frase expectativa versus realidad, puesto que el total de la muestra se restringe a una serie de catálogos enmarcados, y uno no termina de preguntar por qué no se hizo una selección de los artistas más destacados y que eso diera lugar a una exhibición antológica que se prolongara incluso por varios meses, considerando la magnitud de quienes expusieron (228 artistas) tanto consagrados como emergentes en un marco total de 96 exposiciones. Por fortuna, la contracara también se reflejó ahí, dado que en el hall central se repuso parte de la muestra “El cilindro como soporte”, compensando favorablemente esta contracara tan evidente.
Continuando nos encontramos con «El Temblor de Sísifo» exposición 360° del Taller de Obra del Magíster en Artes de la Universidad de Chile, una muestra que se podía ver en D21 Virtual, cuyo título es una referencia directa al mito griego de Sísifo, quien es condenado por los dioses a empujar cuesta arriba por una montaña una piedra que, antes de llegar a la cima, volvía a rodar hacia abajo, repitiendo el frustrante y absurdo proceso. Lo interesante fue que los artistas presentes: Martin Bonnefont, Laura Castañeda, Catalina Duhalde, Paz Ercilla, Fernanda López, Paulina Maass, Paulina Olguín, Begoña Ortuzar, Juan Esteban Reyes, Dayana Mabel Sepúlveda, trabajaron desde ese pie forzado desarrollando principalmente dos conceptos metaforizados: la repetición del acto y el absurdo.
Pero, para no quedarnos con la sensación de que todo pasó, como recomendación les digo que, si pasan por Puerto Varas, visiten el Museo Pablo Fierro Instalado en una antigua casa de máquinas en plena costanera de dicha ciudad, ya que es un lugar donde además de retroceder en el tiempo, podrán revivir la nostalgia, y como dice un pequeño letrero en su entrada, disfrutar del arte de soñar. Por último, como contracara de lo que viene, cierro esta nota con un adelanto, ya que en los primeros días de marzo se inaugura en Galería Vermilion, la muestra Eterno Retorno, una exposición colectiva de 9 artistas, entre los que destaco a Hernán Puelma con su escultura en metal «Vigía sobre portal», una alegoría matérica que con mirada aguda observa atento lo que vendrá. Que esperemos sea muy esperanzador.
