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Frank’s White Canvas, talento a toda prueba CULTURA|OPINIÓN

Frank’s White Canvas, talento a toda prueba

Ricardo Rojas Behm
Por : Ricardo Rojas Behm Escritor y crítico, ha publicado “Análisis preliminar”, “Huevo de medusa”, “Color sanguíneo”, además de estar publicado en diversas antologías en Chile y el extranjero.
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“El pasado deja cicatrices, pero siempre estará disponible un lienzo blanco, un espacio donde puedes reescribir tu historia y dibujar un nuevo camino”. Un postulado que guía a Frank’s White Canvas, la banda más potente del último tiempo en la escena nacional.


Quizás por esa compulsiva manía de estar atento a cuanto sucede, hace cuatro años me topé casi por casualidad con Frank’s White Canvas, banda de rock chilena integrada por Karin Aguilera (voz/guitarra) y Francisca “Pancha” Torés (batería y coros), y fue como si me arrancaran el suelo de los pies, ya que había pasado demasiado tiempo sin encontrar un grupo chileno que me remeciese.

Algo absolutamente inusitado dentro de la escena nacional, condicionada por un mainstream, marcado por escarceos entre la música urbana (reguetón, trap y hip hop) y un insípido pop, con escuetos visos de brillantez. Cosa que en este caso es una apuesta que rompe con lo establecido, y no sólo porque las canciones estén compuestas en inglés (excepto «Abrázame» que está en español), sino porque las metáforas y mensajes cifrados que las conforman confirman un compromiso a corroborar en una intensidad interpretativa desbordante, y que el mismísimo Dimitri Tikovoï (Placebo, Charli XCX, Blondie, Ghost), produjo en Narcissus Studio de Londres My Life, My Canvas (2020), reconociendo en ellas un talento que ya se dejaba sentir cuando obtuvieron el «Mejor Disco Rock 2020» en Radio Futuro, el «Álbum del Año» en iRock, ser portada de la revista de Rockaxis en diciembre de 2020, y llevarse el premio en «Artista Rock del Año» de los Premios Pulsar 2021. Dicho sea de paso, el primero entregado a una banda femenina.

Desprovistas de toda pose Frank’s White Canvas, se mueven entre la sonoridad y la sororidad, con un despliegue en el cual la presencia indiscutida del rock/metal se funde con el pop, el swing o incluso el rap, como parte de la experimentación, y todo a su vez enmarcado por un look and feel en cuya intensa propuesta estética se devela la personalidad de una banda con carácter que destaca por explorar lo visual, ya sea en el diseño de vestuario, la gráfica o en por el color que identifica a Karin con el rojo y a Francisca con el morado como una extensión de ese temperamento que se potencia al crear toda una pulsión sinérgica expresada a través de los diversos ejes temáticos que exhiben en sus canciones, con las que sin duda, establecen un diálogo abierto desde lo íntimo, lo que puede verse tanto en un gutural susurro al oído como en un estremecedor grito – “Te reto a que me dejes ir/ Te reto a que lo dejes crecer/ Te ruego que rompas estas paredes/ Una vez más”.

Todo con el objeto de compartir experiencias y dar esperanza y acompañar en sus luchas personales a quienes la necesitan, tal como se siente en Easy to forget – “…es tan fácil de olvidar/ Nos haces sentir tan impotentes/ «Nadie por sí mismo puede hacer un cambio»/ Pero decido romper la leish, rebelarme a la apatía/ Destruyo para empezar de nuevo”.

Por fortuna, ellas bien saben que así son las reglas del juego, y lo han demostrado desde el principio cuando se animaron a participar de una guerra de bandas en las alianzas del colegio. No conformes con eso, postularon al festival Mad Cool de Madrid 2018, donde debieron lidiar con 938 bandas, quedar en una preselección de 65, y ganar como dice la Pancha–“Un viaje de 33 horas para tres canciones en diez minutos”, pero en un line up que incluía en cartel a figuras como Pearl Jam, Arctic Monkeys, Jack White, Depeche Mode, Queens Of the Stone Age, Massive Attack, Dua Lipa, Franz Ferdinand, Post Malone, Alice In Chains, Nine Inch nails, entre otros.

Sin duda un lugar de privilegio, que fue marcando un ascenso no exento de sacrificio, pero por sobre todo perseverancia, con la que fueron dejando atrás la rabia y la frustración. Lo que se tradujo en una arremetida musical que da cuenta de su empuje y de ese talento fuera del molde, que expresa su sentir en letras y música que no pasa inadvertida y que su agenda de shows se completa cada vez más con giras en el 2021 en España (Bilbao, Madrid) y Alemania (Berlín), Colombia (Ibagué, Bogotá, Cali), completando once conciertos, los que suman y siguen, ya que este 20 de marzo estuvieron en el festival Vive Latino de México, donde estrenaron “Abrázame”, su primer single totalmente cantado en español – “Abrázame, vuelve a jugar. Te necesito hoy más que nada…”. Por si fuera poco, el 19 de abril, abrirán el concierto The final tour ever junto a Kiss. Por eso, si nunca las han oído, túmbense en la cama y escúchenlas. Verán porqué ocupan un lugar preponderante, dentro de la escena musical

Aunque lo más trascendente, es que por sobre sus logros no han perdido ni su carisma, ni su sencillez y siguen abriéndose camino sin necesidad de una férula, balas de salva o falsos brillantes. Porque como dice un tema de My Chemical Romance – “Yo no lo necesito, pero voy a tener lo que quiero desde el corazón”.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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