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Funcionarios y gremios culturales saludan con cautela a nuevo ministro de las Culturas CULTURA

Funcionarios y gremios culturales saludan con cautela a nuevo ministro de las Culturas

Marco Fajardo
Por : Marco Fajardo Periodista de ciencia, cultura y medio ambiente de El Mostrador
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Jaime de Aguirre deberá liderar una secretaría de Estado cuyos titulares duran apenas un año en promedio. Para Patricio Altamirano, presidente en la Región Metropolitana de la Asociación Nacional de Funcionarias y Funcionarios de la Subsecretaría de las Culturas y las Artes (Anfucultura), “el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio reclama una cirugía mayor y no solo cambiar a la ministra de las Culturas y las Artes. Se requiere hacer cambios de cargos directivos de las jefaturas de departamentos y de las secretarías ejecutivas, junto a asesores que han estado en esos puestos desde los gobiernos de la ex Concertación, ex Nueva Mayoría, Chile Vamos y el actual, Apruebo Dignidad y Socialismo Democrático”, expresó. “Sin duda es un hombre fuerte en el sector y probablemente con mucho más llegada política que los ministros y las ministras de las pasadas administraciones. Esperamos que nos reciba pronto y avancemos sin dilaciones en los proyectos legislativos pendientes en nuestro sector”, manifestó el artista visual Arturo Duclós, de la asociación Creaimagen.


Los gremios culturales recibieron con cautela la llegada del nuevo ministro de las Culturas, Jaime de Aguirre, mientras dirigentes de los funcionarios reclaman una cirugía mayor a la secretaría de Estado. Los dirigentes se reunieron con De Aguirre este martes, donde le representaron sus preocupaciones.

“El nuevo ministro es una incógnita para nosotros. Es el deseo de todos los del mundo del arte que tenga una buena gestión y tenga un acercamiento para con los gremios y sociedades de gestión para avanzar, en nuestro caso en la Ley Balmes y ojalá en una Ley de Artes Visuales”, afirmó el presidente de la Asociación de Pintores y Escultores de Chile (APECH), Alex Chellew.

La llegada del músico y exejecutivo de televisión causó sorpresa en el ambiente cultural, donde se especulaba con los nombres del exjefe de la DIBAM Ángel Cabezas o del asesor presidencial Patricio Fernández.

De Aguirre tendrá que liderar un ministerio que fagocita a sus titulares: desde su creación en 2018, han pasado cuatro ministros. Durante el mandato del Presidente Sebastián Piñera estuvieron Alejandra Pérez, Mauricio Rojas y Consuelo Valdés, mientras De Aguirre llega en reemplazo de Julieta Brodsky.

Esta última había sido criticada por contar con un escaso conocimiento público y su falta de redes políticas. Es militante de Convergencia Social, mientras De Aguirre es un independiente ligado al mundo de la ex Concertación.

Adicionalmente, a pesar de la importancia que suponía el arribo del Gobierno del Presidente Gabriel Boric a la cultura, durante la gestión de Brodsky el avance legislativo de cultura fue prácticamente nulo, con los peores indicadores en una década, según el último informe del Observatorio de Políticas Culturales.

De 66 proyectos encontrados, el 88% de ellos no tuvo ningún tipo de movimiento y un 12% sí, pero de ese porcentaje solo 2 fueron discutidos efectivamente (3%). En promedio, los proyectos legislativos de cultura llevan más de 4 años y medio sin movimiento. Y por primera vez en 10 años no hubo una sola iniciativa legislativa de cultura que se convirtiera en ley. De hecho, el Ejecutivo no ha presentado ningún tipo de proyecto.

A poner orden

Un exfuncionario del ministerio señala que los desafíos del exejecutivo televisivo serán múltiples.

Apunta, entre otros factores, a problemas estructurales, donde la cabeza de la Secretaría de Estado debe lidiar con una poderosa subsecretaría de Cultura, encabezada por Andrea Gutiérrez, expresidenta del Sindicato de Actores (Sidarte) entre 2013 y 2017, y a quien muchos veían como la verdadera ministra frente a una débil Julieta Brodsky.

Asimismo, De Aguirre deberá repartirse entre dos oficinas: una en Santiago Centro, a pasos de La Moneda, y otra oficial, en la Plaza Sotomayor de Valparaíso, donde muchos funcionarios se sienten “abandonados”.

Para la misma fuente, tras una gestión de tres mujeres –Alejandra Pérez, Consuelo Valdés y Julieta Brodsky–, es el momento de “poner orden”, donde varias entidades funcionan como “pequeños reinos”, como es el caso de la ex Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos (Dibam), que actualmente es parte del Servicio del Patrimonio.

Opinión de los funcionarios

Los problemas del ministerio ya fueron señalados públicamente la semana pasada por Patricio Altamirano, presidente en la Región Metropolitana de la Asociación Nacional de Funcionarias y Funcionarios de la Subsecretaría de las Culturas y las Artes (Anfucultura), donde señaló que era “insuficiente solo con cambiar a la ministra y a la subsecretaria de las Culturas y las Artes”.

“El Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio reclama una cirugía mayor y no solo cambiar a la ministra y a la subsecretaria de las Culturas y las Artes. Se requiere hacer cambios de cargos directivos de las jefaturas de departamentos y de las secretarías ejecutivas, junto a asesores que han estado en esos puestos desde los gobiernos de la ex Concertación, ex Nueva Mayoría, ex Chile Vamos y el actual, Apruebo Dignidad y Socialismo Democrático”, expresó el 7 de marzo.

Para este funcionario, es clave considerar que los equipos técnicos están liderados por funcionarios(as) de carrera con grados 4, 5, 6 y 7, que junto a asesoras(es), han dado forma a la Subsecretaría de las Culturas y las Artes (ex CNCA, ex División Cultura) en los gobiernos de la posdictadura (Concertación, Nueva Mayoría, Chile Vamos, Apruebo Dignidad y Socialismo Democrático), es decir, pasan los(as) ministros(as) y los(as) subsecretarios(as), y ellos continúan a cargo de la estructura jerárquica que da forma a las políticas públicas del Mincap.

Por lo demás, existe otro grupo de funcionarios, con grados 4, 5, 6 y 7, con vasta experiencia, que no son ocupados para cargos directivos y han sido excluidos de esas funciones, los que –a su juicio– podrían suplir fácilmente las funciones que realizan las(os) asesoras(es), y con esto el ministerio podría redireccionar 6 millones de pesos mensuales para aumentar los grados más bajos de la Subsecretaría de las Culturas y las Artes.

Por otra parte, las políticas públicas culturales dependen de las jefaturas de los departamentos de la Subsecretaría de las Culturas y las Artes, son responsabilidad de las(os) jefas(es) de departamentos; si estos se mantienen por muchos años en las(os) mismas(os) funcionarias(os), las políticas públicas culturales se estancan, se resisten a realizar los cambios que se requiere establecer, se produce una inercia institucional que impide el desarrollo de la cultura y se mantienen indicadores que expresan una continuidad sin grandes cambios.

“Da lo mismo si el ministro o ministra es Ernesto Ottone Ramírez, Alejandra Pérez Lecaros, Mauricio Rojas Mullor, Consuelo Valdés Chadwick, Julieta Brodsky Hernández, o quien venga, porque ellos y ellas han mantenido las jefaturas de los departamentos de la Subsecretaría de las Culturas y las Artes y, con ello, estamos condenados a una desesperanza aprendida”, remató.

Al cierre de esta edición, los sindicatos Anfu, Afucap, Anfupatrimonio, Anatrap, Sindicatos de Trabajadores a Honorarios de Santiago y Valparaíso buscaban emitir una postura común, la que –según fuentes del organismo– sería contraria a De Aguirre.

Reacciones

Entre algunos gremios, en tanto, la llegada del exejecutivo de televisión fue bien recibida, entre otras razones porque, a diferencia de Brodsky, que era antropóloga de profesión, De Aguirre ha sido parte del mundo cultural: fue músico en los años 80, compuso el jingle “La alegría ya viene” del plebiscito de 1988 y fue integrante de dos grupos de jazz.

Por eso mismo, el cuequero Mario Rojas, presidente de la Unión Nacional de Artistas, saludó su arribo.

“Me alegra mucho que, por primera vez, el ministro de Cultura sea un músico, y además sea una persona con reconocidos méritos de gestor y experimentado en comunicaciones. Tiene todo para ser un excelente ministro”, afirmó.

De modo similar se expresaron en el gremio de la literatura. Pablo Dittborn, uno de los pesos pesados del mundo editorial, elogió su trayectoria.

“Porque lo conozco personalmente puedo decir que es una persona de una amplia sensibilidad cultural, inteligente y muy trabajador. Adicionalmente agregaría que ha demostrado una gran capacidad de gestión, que tanta falta hace en el ámbito cultural”, celebró.

María Paz Morales, presidenta de la Asociación de Editores de Chile, fue más cautelosa.

“No lo conozco, y ojalá podamos reunirnos pronto para seguir con el trabajo conjunto y colaborativo que venimos haciendo hace muchos años. Esperamos que con estos cambios se lance la Política Nacional de la Lectura, el Libro y las Bibliotecas la última semana de marzo, como estaba comprometido, y que se consolide el equipo de trabajo de la Secretaría del Libro”, manifestó.

Otro que espera cambios concretos es el artista Arturo Duclós, de la asociación Creaimagen, quien también le dio la bienvenida.

“Sin duda es un hombre fuerte en el sector y probablemente con mucho más llegada política que los ministros y las ministras de las pasadas administraciones. Esperamos que nos reciba pronto y avancemos sin dilaciones en los proyectos legislativos pendientes en nuestro sector, la Ley Balmes que lleva años de tramitación y la ley sectorial de Artes Visuales, que ni siquiera se ha llegado a formular, a pesar de que hemos aportado insumos importantes desde nuestro sector”.

“Lo más extraño es que estos temas no se hayan recogido aún en este Gobierno que tanto se ha preocupado de la cultura, sobre todo ante la ausencia total de proyectos de ley en un año entero de gestión. Todos los cambios son refrescantes cuando hay estancamiento legislativo, y tenemos mucha confianza en que el ministro Jaime de Aguirre dé un impulso definitivo a los anhelos de nuestro sector y del mundo de las culturas y del patrimonio”, remató.

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