El delantero, que se quedó por 6 meses más en la UC, se matriculó con los dos goles con que los cruzados derrotaron a Deportes Temuco en el sur, coronándose como bicampeones del fútbol chileno.
Un justo campeón.
La fecha pasada, la Universidad Católica había derrotado con autoridad a Iquique, el otro candidato al torneo, para llegar a la última jornada con la opción intacta de coronarse como bicampeón del fútbol chileno, algo inédito en la historia cruzada.
Atrás quedaron otros intentos infructuosos de la UC de ser campeones en dos torneos seguidos. Recordado es, por ejemplo, el día del «cotillón», cuando la U le dio vuelta una final de una forma impresionante. Atrás quedaron los cinco intentos en que la UC había rozado ser bicampeón.
Pero la historia está hecha para cambiarla. Para destrozarla. Y la UC de Mario Salas lo hizo, bajando su estrella número 12 y, de paso, coronarse por primera vez como bicampeones del fútbol chileno. Solo dos partidos perdió en todo el torneo -a pesar de lograr su primera victoria recién en la fecha 5- y su último escollo era el difícil Temuco.
Luego de unos 45 minutos intentos, donde no se hicieron daño, se destapó la gran figura de los cruzados en el torneo: Nicolás Castillo, con dos goles claves, a los 63′ y a los 89′ de penal, grito de gol que fue acompañado por los jugadores, dirigentes e hinchas, grito que estuvo ahogado durante años y que por fin pudieron expulsar.
Ni el bochornoso comportamiento de la hinchada local supuso una sombra para el festejo de la UC. Salud, bicampeón.
