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Meritocracia cuestionada: la tensión interna en el BCI por contratación de hijo del jefe MERCADOS

Meritocracia cuestionada: la tensión interna en el BCI por contratación de hijo del jefe

Natalia Saavedra Morales
Por : Natalia Saavedra Morales Editora periodística El Mostrador Mercados
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Actualmente, 39 hijos de funcionarios del BCI trabajan en el banco o sus filiales en Chile. Sus padres tienen cargos como ejecutivos, jefes de oficina, vigilantes, garzones, personal de seguridad y cinco de ellos son hijos de gerentes o subgerentes. Esto es visto por el banco y parte de sus empleados como un voto de confianza y una especie de reconocimiento o premio a los colaboradores. Un caso llamativo es el de Eugenio Von Chrismar Tassara, hijo del gerente general del BCI, Eugenio Von Chrismar Carvajal. Otro caso vistoso es el del gerente general de la corredora Bolsa de Productos, Francisco García Pinochet –casado con la hija del hermano gemelo del gerente general del banco, Óscar Von Chrismar, y que además es hijo de Lucía Pinochet Hiriart–, quien trabaja hace una década en BCI y queda fuera del reglamento de familiares directos.


El mercado financiero es un sector de “duros”. Conocido es en Sanhattan que quienes se vuelcan a carreras en dicho mundo deben soportar altos grados de competencia, tanto dentro como fuera de las empresas donde operan. Las mesas de dinero, es decir, aquellos lugares donde las instituciones financieras transan acciones y otros valores, son las de más adrenalina, no por nada de allí han surgido historias dignas de películas, como la que inspiró a El Lobo de Wall Street, reportajes sobre las transacciones de forwards en el caso Penta, o las versiones que circulan acerca de las grabaciones secretas que tendría –en una caja fuerte– Francisco Armanet, con las instrucciones verbales para la sancionada compra de acciones de LAN que hizo en su momento el hoy Presidente Sebastián Piñera.

También es cierto que el mercado de valores en Chile apunta a que la regulación de sus operaciones sea cada vez más moderna y estricta, en pos de prevenir conflictos éticos y de intereses. Pero hay ocasiones en que en este mercado la ropa sucia no se lava en casa y esto sucedería en el caso de la Corredora de Bolsa del BCI, filial del banco del mismo nombre, controlado por la familia Yarur, encabezada por Luis Enrique Yarur.

Un banco familiar con vocación profesional, es algo que los Yarur han querido inculcar en la cultura corporativa. Más aún cuando las fichas de la organización están hoy puestas en su desarrollo en el sistema financiero de Estados Unidos, un mercado con exigentes estándares de regulación para la industria financiera. Algo, esto último, que ha sido reconocido por el gerente general de la entidad, Eugenio Von Chrismar Carvajal: «Son instituciones muy demandantes en todos los temas de compliance, lavado de dinero y fraude”, dijo sobre las exigencias de las autoridades estadounidenses, cuando el 18 de junio acudió al Tribunal de Defensa de la Libre Competencia (TDLC), por la causa para abrir cuentas a los operadores de criptomonedas.

El ruido interno se explica por varios episodios que, al interior de la industria financiera, han llamado la atención.

El primero, se remonta a tres años atrás y se refiere a la contratación en la corredora del hijo del gerente general del BCI, Eugenio Von Chrismar. Se trata de un ingeniero comercial de la Universidad Finis Terrae, con un MBA en la australiana Macquarie University, «una de las mejores universidades de Australia, la que cuenta con un programa de MBA altamente reconocido a nivel mundial, siempre ubicado dentro de los top 100 de los rankings de MBA que se realizan cada año por revistas especializadas tales como The Economist y Financial Times”, escribió Eugenio Von Chrismar Tassara, hijo del gerente general, en su página de LinkedIn. La institución figura en el ranking de Shangai en posición 201-301.

En el mismo resumen profesional, el ingeniero comercial indicó que pasó por la mesa de dinero de CorpBanca –entre 2006 y 2009–, para luego realizar su especialización y volver a la mesa de dinero del Banco de Chile. Tras un periodo allí y hace poco más de dos años, se integró al BCI, donde previamente realizó su pasantía profesional en la mesa de dinero.

Dicen que su llegada al equipo se definió luego de buscar un integrante para la corredora “desde afuera”, es decir, que candidatos que no trabajaran en BCI pelearían por una vacante. Agregaron que la experiencia en el Banco de Chile habría pesado en la decisión de contratarlo, pero igual incomodó al equipo interno de la corredora, donde se leyó que el hijo del gerente se había instalado en el cargo por secretaría, ya que cuando hizo su práctica profesional no había sido muy destacado.

Fuentes conocedoras del episodio pusieron el acento en que es difícil poder dejar fuera al hijo del gerente general si lo echan a competir con otros candidatos y eso, precisamente, ha implicado que la presencia de Von Chrismar Tassara en BCI sea comentario obligado en Sanhattan.

El banco BCI y su corredora tienen un código de contrataciones con un enfoque familiar. «Con el objetivo de no discriminar ni dejar fuera buenos candidatos, BCI y sus filiales nacionales e internacionales permiten la contratación de hijos de colaboradores que tengan 15 o más años de antigüedad en la empresa o cuando se trata de prácticas profesionales», explicaron desde la entidad bancaria.

En ese contexto, agregaron que Eugenio Von Chrismar Tassara «ingresó en abril de 2017 a BCI Corredor de Bolsa,  ajustándose a la política antes mencionada. Luego de realizar sus estudios de Ingeniería Comercial, trabajó en CorpBanca, realizó un MBA en Australia y regresó a trabajar en el Banco de Chile para, posteriormente, llegar a BCI Corredor de Bolsa, tras pasar por el proceso habitual de selección. Actualmente es subgerente de distribución retail de la corredora de bolsa –cargo que existía años antes de su ingreso– y es tercero en la línea gerencial de la filial, que cuenta con administración y directorio independientes».

Desde el BCI dejan claro y enfatizan que en su Informe de Clasificación de Riesgo emitido en mayo de 2019 por la Clasificadora Feller Rate, se deja expresa constancia que en el año 2018 el directorio del banco aprobó las actualizaciones del Código de Ética y del Manual de Gobierno Corporativo, con el objeto de incorporar temas emergentes y nuevas necesidades de los distintos grupos de interés. Informe que añade explícitamente: “El banco ha demostrado un compromiso con la transparencia de la información, a través de su departamento de relación con inversionistas. Publica reportes trimestrales de resultados detallados a través de su página web y su actividad es monitoreada ampliamente por analistas locales e internacionales”.

Sin embargo, lo anterior no ha podido evitar que Von Chrismar Tassara sea mirado con cierto sesgo de favoritismo. “Si llega el hijo del CEO a una terna de entrevistas, eso en Chile todavía pesa, el apellido”, recalcó una fuente de la entidad.

Actualmente, 39 hijos de colaboradores del BCI trabajan en el banco o sus filiales en Chile. Sus padres tienen cargos como ejecutivos, jefes de oficina, vigilantes, garzones, personal de seguridad y cinco de ellos son hijos de gerentes o subgerentes. Esto es visto como un voto de confianza y una especie de reconocimiento o premio a los colaboradores.

Eugenio Von Chrismar padre ingresó al banco en el año 1999, por lo que ya cumple la condición de llevar 15 años en la organización, pero su hijo –a ojos de fuentes del mercado consultadas para esta nota– no ha demostrado tener el manejo que requiere para las funciones que hoy desempeña como subgerente de distribución retail de la Corredora de Bolsa de BCI.

Si bien desde la entidad insistieron en recalcar que «en la última medición de clima laboral, la corredora obtuvo resultados superiores al estándar de la industria, estando dentro de las mejores empresas para trabajar en Chile», el tema de los vínculos familiares ha sido un factor de tensión interna.

Otro de los casos ha sido el del gerente general de la corredora de Bolsa de Productos, Francisco García Pinochet –casado con la hija del hermano gemelo del gerente general del banco, Óscar Von Chrismar, y que además es hijo de Lucía Pinochet Hiriart–, quien trabaja hace una década en BCI y queda fuera del reglamento de familiares directos.

Asesorías y contrataciones

Otro caso al interior del BCI fue el de Marcelo Díaz, histórico colaborador del banco, quien junto a otros 33 gerentes dejó la compañía, tras un plan de retiro programado que perseguía mayores eficiencias en la empresa.

Díaz ocupaba la gerencia de Inversiones y Liquidez, trabajó casi dos décadas en el BCI y, aprovechando el incentivo del plan de retiro, dejó la entidad con una compensación millonaria. “La consolidación de la industria en Chile y la inversión para entrar a Estados Unidos tienen al banco –controlado por la familia Yarur– en un proceso de racionalización para seguir siendo competitivo. El foco ahora está en la rentabilidad, no en cuota de mercado, y la prioridad es ajustar costos. El proceso ha sido doloroso, pues en la historia de la entidad casi no existen casos de despidos sistemáticos. Los afectados han sido, principalmente, mandos medios y gerencias. Las indemnizaciones han sido generosas. En el mercado estiman que el resto de la industria tendrá que seguir el ejemplo del BCI, en parte por el tsunami tecnológico que está golpeando al sector”, informó entonces El Mostrador Mercados respecto al citado plan.

Un mes más tarde de la salida de Díaz, se abrió una vacante en la gerencia de Productividad y Eficiencia del banco, que calzaba con su perfil, y fue recontratado como gerente de dicha división, lo que sorprendió a varios en el BCI. En ese minuto, la compañía no contaba con una política de recontrataciones, aunque en 2019 optó por desarrollar criterios en la materia para integrar a personas con compromiso hacia la institución. Pero la recontratación de Díaz, a inicios de 2018, generó el efecto contrario, pues se cuestionó que tuviera «sintonía» con las altas cúpulas gerenciales y, por eso, se leyó internamente como una evidencia del amiguismo en la entidad.

Otro ejemplo de la misma índole fue la contratación de la firma Team Building, que se dedica al coaching corporativo, un servicio que tiene como fin entrenar habilidades blandas, algo con bastante demanda en el sector financiero. El ruido interno se originó porque la empresa está estrechamente vinculada al suegro del gerente de División Financiera de la corredora, Javier Moraga (entre sus cuatro socios está Jorge Kenigstein, padre de la esposa de Moraga).

Al respecto, las normas internas del BCI estipulan que las licitaciones sí pueden contemplar la participación de proveedores relacionados, pero si se cumplen los requisitos para ello. Y, además, estas operaciones deben contar con la aprobación de la administración, del comité de directores o del directorio, según corresponda. Sin embargo, pese a esto, el comentario obligado fue si no existía alguna otra empresa en el mercado que pudiera ofrecer lo mismo que Team Building.

Fuentes internas de la entidad bancaria explicaron que la sensación al interior del banco es de dulce y agraz. Si bien existe una muy buena evaluación del trabajo que están haciendo los hijos de Luis Enrique Yarur, Diego e Ignacio –este último acaba de relevar a su hermano en la gestión del banco en Florida– a la cabeza de la corporación, se instala también la idea de que hay ciertos aspectos que se siguen manejando “a la antigua”.

En ese sentido, también inquieta a cierta fracción que los vínculos personales –ya sea consanguíneos o políticos– puedan afectar la independencia del trabajo de un segmento tan delicado como el de las mesas de dinero de una corredora, tomando en cuenta que no se debe influir ni intervenir, a modo personal, en ninguna operación, pues es sancionado por la ley.

«Contamos con un estricto Código de Ética, que también rige a todas las filiales nacionales e internacionales de BCI. Entre diversos temas, el señalado código regula los potenciales conflictos de interés en diferentes ámbitos. De acuerdo a este código, los colaboradores no deben permitir que sus intereses personales entren o parezcan entrar en conflicto con los intereses de BCI, de sus clientes y/o comunidades en interacción directa con la corporación BCI. Todos los colaboradores, incluyendo a sus gerentes, sin excepción, están sujetos a sus normas», explicaron en la entidad bancaria.

«Meritocracia: Como colaboradores no debemos dar o recibir consideraciones especiales con respecto a las condiciones de empleo, sobre la base de relaciones familiares o personales. Así como las decisiones comerciales externas deben estar basadas en prácticas comerciales de solidez ética, también han de estarlo todas nuestras decisiones referentes a los colaboradores, las que deben estar fundadas en sanas prácticas de gestión y no estarán sujetas a vinculaciones familiares o amistosas de ninguna clase», reza dicho Código de Ética.

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