Es compleja la instancia de retirar a los viejos rockeros. Por que es cruel y dura, cuesta asumir la realidad y juega a cada instante la epopeya, la gloria y las hazañas. Ningún dirigente -desde que estoy ligado al fútbol en 1996- quiere asumir ese rol. No quieren ser apuntados por el dedo o criticados duramente por las redes sociales, por que dicho dirigente vive también del ego y el círculo de influencia donde se mueve y jacta. Es una instancia llena de temores y dudas. El fútbol tiene esa repercusión muchas veces dura y bombástica, especialmente cuando se acerca ese momento de bajarle el pulgar a quienes los hinchas consideran ídolos, referentes y figuras históricas.
Una vez, Martín Lasarte -técnico uruguayo que dirigió en U.Católica- se refirió como un «viejo rockero» a Rodrigo Valenzuela, quien jugaba sus últimos partidos como profesional. El charrúa apeló a esa analogía con ese respeto único que tienen los orientales por los históricos y sus glorias.
Los viejos rockeros logran con los años, a pesar de perder la vitalidad y frenesí, ese dominio único de escenario, desplante y algo de arrogancia, al decir y mostrar sus capacidades y recorridos.
El fútbol chileno está viviendo un proceso de retirada de algunos de sus «viejos rockeros», que se niegan a dejar la cancha. Cada decisión es tan personal y a la vez debatible, pero este nuevo momento deja en claro que hay -a lo menos tres o cuatro jugadores de grandes victorias y hazañas- que están experimentando el espíritu de esa frase antológica de Lasarte.
[cita tipo=»destaque»]¿O acaso ustedes no creen que Mosa y la dirigencia alba no estaban complicados con el tema Paredes?. Claro que sí y, fue un respiro para ellos saber que el jugador leyenda del balompié nacional decidió seguir en el Monumental. ¿Se imaginan a Paredes retirándose en otro club? Hubiesen sido días imposibles para los regentes blancos.[/cita]
Partamos por la leyenda del fútbol chileno, Esteban Paredes. El delantero de 39 años quiere seguir jugando a lo menos un año más. Demás esta decir y contabilizar todas las marcas y récords que ha logrado el ariete blanco, que a lo menos son seis y que en su fuero interno aún anhela superar una última marca: ser el goleador histórico de los albos, superando a Carlos Humberto Caszely.
Se ve complejo y casi imposible, ya que el gerente tiene 208 goles contra los 194 del artillero que utiliza la 7 en los albos. Son 15 goles de distancia, que en la actualidad física y futbolísticas de Paredes parecieran ser muy difíciles de lograr, pero siempre hay que guardarse un margen con él. Si está focalizado en aquello va a dar la pelea y además, logrará lo que otros jugadores por distintos motivos no pudieron…terminar su carrera en el club donde es ídolo, amo y señor, donde se le rinde pleitesía y agradecimientos por todo lo hecho.
Caso contrario al de Jhonny Herrera. Idolatrado al máximo por los hinchas azules, pero distanciado absolutamente de los poderes administrativos y ejecutivos del club de sus amores. Teorías pueden existir muchas, entre ellas que la sinceridad y a veces poco filtro del arquero le terminaron jugando en contra. Líder innato y cuestionado por sus formas, tuvo que dejar la U siendo el jugador con más títulos en la historia. Eso es historia y no se borra con nada, pero tampoco se olvidan sus críticas y cuestionamientos permanentes a la dirigencia azul, muchas con razón y justificación, pero alejándose de una estructura que existe hoy en cualquier empresa, donde hay protocolos y estamentos para decir y manifestar.
A lo mejor su pedestal de referente e intocable lo hizo perder, en algunos momentos, la altura necesaria para entender que el fútbol cambió desde que debutó en 1999 y que en la actualidad, es una empresa con gerentes, códigos, gráficos y balances.
Herrera se fue por la puerta que ningún ídolo desea atravesar. Por la de atrás, donde no hay aplauso ni ovación. ¿Se lo merecía? Cada cual puede sacar sus propias conclusiones, por que si bien tiene toda la validez de seguir jugando y que nadie se apropie de esa decisión de decir hasta acá llego, no será donde el soñaba, con ese estruendo de los fanáticos azules coreando su nombre.
Es compleja la instancia de retirar a los viejos rockeros. Por que es cruel y dura, cuesta asumir la realidad y juega a cada instante la epopeya, la gloria y las hazañas. Ningún dirigente -desde que estoy ligado al fútbol en 1996- quiere asumir ese rol. No quieren ser apuntados por el dedo o criticados duramente por las redes sociales, por que dicho dirigente vive también del ego y el círculo de influencia donde se mueve y jacta. Es una instancia llena de temores y dudas.
¿O acaso ustedes no creen que Mosa y la dirigencia alba no estaban complicados con el tema Paredes?. Claro que sí y, fue un respiro para ellos saber que el jugador leyenda del balompié nacional decidió seguir en el Monumental. ¿Se imaginan a Paredes retirándose en otro club? Hubiesen sido días imposibles para los regentes blancos.
Por eso y como en cualquier proceso de la vida, hay temas y etapas que concluyen, muchas veces sin ese final anhelado o deseado. El fútbol tiene esa repercusión muchas veces dura y bombástica, especialmente cuando se acerca ese momento de bajarle el pulgar a quienes los hinchas consideran ídolos, referentes y figuras históricas. Como la frase de Lasarte … los «viejos rockeros» siempre están, pero un día se bajan del escenario.