Chile es el segundo país de la OCDE que más ha aumentado su tasa de suicidios durante los últimos 15 años. Una de cada cuatro personas declara padecer algún tipo de enfermedad mental y el presupuesto en salud destinado a esta área es solo de un 2,1 %, muy por debajo de las recomendaciones entregadas por la Organización Mundial de la Salud. Una panorama desalentador que el estallido social ha vuelto a poner sobre la mesa para terminar con la invisibilización y los prejuicios sobre los padecimientos mentales, cuestionar la falta de políticas públicas, las formas tradicionales de ejercer la psiquiatría y destapar las causas de origen sistémico que nos conducen a reflexionar sobre qué tipo de sociedad hemos construido.