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Yo soy la autoridad Opinión

Yo soy la autoridad

Pablo Flamm
Por : Pablo Flamm Periodista deportivo
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Sin duda, Rubén Selman marcó una etapa en el arbitraje nacional. No cedía en cancha, pero fuera de ella era un tipo sencillo, amistoso, jovial y cercano. En la cancha no. Era distante y marcaba la autoridad, claro que con algunas excepciones, especialmente con los jugadores que como él decía «tenían jineta”. A veces los dejaba reclamar más de la cuenta. Si le decían cosas, él se las devolvía. Nunca se quedó callado y ese perfil lo valoran hasta hoy muchos futbolistas que se mantienen vigentes.


Tal como dirigía en las canchas, más de una vez Rubén Marcos Selman hizo ver con vehemencia la frase “el que sabe soy yo, yo soy la autoridad”. Palabras que puede parecer soberbias y prepotentes, pero él era así, directo, frontal y auténtico.

Selman quiso, como muchos, ser jugador de fútbol. Su padre lo bautizó como Rubén Marcos en honor al gran jugador del «Ballet Azul». Siempre escondió su amor por los azules y de verdad fue un árbitro valiente, original y siempre leal a la justicia del fútbol. Como todo en esta vida, cometió errores y tuvo muchos aciertos.

Trabajé muchos años con Rubén en el CDF. Siempre tenía una sonrisa y palabra amigable para entender su labor y como exponerla en pantalla. Creó un personaje válido y respetado, muchas veces generaba amor y odio, los hinchas los tapaban a twitters reclamando, pero eso no lo amilanaba ni bajaba su ánimo. Fue un protagonista distinto y así uno lo agradece.

[cita tipo=»destaque»]Otro episodio imposible de olvidar es la famosa expulsión de Jorge Valdivia en el Monumental. Colo Colo recibía a Universidad Católica en Macul y Selman -quien amaba los partidos llamados “bravos”- tuvo un par de intercambios verbales con el volante blanco. En un momento sorprendente, Valdivia se dirigió a la cámara central que está en mitad de campo y lo acusó: “les digo ahora…Selman me amenazó que me iba a echar”. Algo realmente inaudito y nunca visto en una cancha nacional. Pasaron dos minutos y después de consultar con su asistente y el cuarto árbitro, Selman le muestra roja a Valdivia.[/cita]

Permítanme unas líneas muy personales sobre mi relación con Rubén, por que cuando me tocó comentar en las transmisiones del fútbol chileno, en muchísimas oportunidades nos comunicábamos por teléfono antes, durante y después de algún partido. Alguna vez en el viejo estadio regional de Concepción -hoy el moderno Alcaldesa Ester Roa- me llamó y me invitó al camarín, prendimos un cigarro y una hora antes del partido entre tallas y anécdotas, me explicaba las nuevas normas que se aplicaban al reglamento. Un apretón de manos y éxito. En el entretiempo, sonaba el celular y me preguntaba ¿cómo anduve? ¿cometí algún error? Era un diálogo rápido y directo, pero a pesar de haber tenido algún desacierto, él seguía adelante y lograba superar sus propios fantasmas o garabatos que recibía del público.

Otro episodio imposible de olvidar es la famosa expulsión de Jorge Valdivia en el Monumental. Colo Colo recibía a Universidad Católica en Macul y Selman -quien amaba los partidos llamados “bravos”- tuvo un par de intercambios verbales con el volante blanco. En un momento sorprendente, Valdivia se dirigió a la cámara central que está en mitad de campo y lo acusó: “les digo ahora…Selman me amenazó que me iba a echar”. Algo realmente inaudito y nunca visto en una cancha nacional. Pasaron dos minutos y después de consultar con su asistente y el cuarto árbitro, Selman le muestra roja a Valdivia.

Asumo y reconozco que junto a mis compañeros de transmisión no entendíamos nada. Pero su rostro enérgico, impertérrito y gélido no se movió de su decisión. Se le fueron todos los jugadores blancos encima, pero Selman usando su estatura y parada de autoridad aguantó el chaparrón y siguió adelante.

También tuvo tardes horribles. Como aquella de Rancagua, donde O’Higgins se jugaba una opción de avanzar en playoffs ante Audax Italiano. Los locales lograban hacer la tarea, pero Selman les anuló dos goles que fueron legítimos. El técnico Jorge Garcés, quien dirigía a los celestes, se volvió loco y no era para menos. Ese intercambio entre Selman y Garcés es hasta el día de hoy, motivo de recuerdos e incluso tiene hasta un GIF con las “puteadas” del DR al drástico árbitro. Selman reconocería años más tarde, que esa jornada fue una de esas que quería olvidar.

Rubén Selman, sin duda, marcó una etapa en el arbitraje nacional. No cedía en cancha, pero fuera de ella era un tipo sencillo, amistoso, jovial y cercano. En la cancha no. Era distante y marcaba la autoridad, claro que con algunas excepciones, especialmente con los jugadores que como él decía «tenían jineta”. A veces los dejaba reclamar más de la cuenta, en ese contexto especial que queda en la cancha. Si a Selman le decían cosas, él se las devolvía. Nunca se quedó callado y ese perfil lo valoran hasta el día de hoy muchos futbolistas que se mantienen vigentes.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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