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Eutanasia: libertades individuales y dignidad humana Opinión

Eutanasia: libertades individuales y dignidad humana

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Maya Fernández
Por : Maya Fernández Ministra de Defensa
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Los autodenominados defensores de la vida quieren colocar a la eutanasia como un atentado en contra del derecho a la vida. Su fundamento no es racional, sino religioso. Quieren imponer su visión a la mayoría de la ciudadanía, lo cual no es aceptable para una sociedad democrática que tiene un Estado laico. Por ello, este tema tiene una relevancia política que no podemos dejar pasar, no es aceptable que grupos conservadores impongan su moral al conjunto de la población. Una moral que se basa en imponer el sufrimiento por sobre la dignidad de la vida.


El debate sobre eutanasia que se ha instalado, a propósito de la aprobación en general por parte de la Cámara de Diputados del proyecto de ley sobre Cuidados Paliativos y El Buen Morir, nos ha mostrado cuanto ha cambiado nuestro país. Luego de años de discusión, enfrentando miedos, prejuicios y caricaturas, hoy existe una consciencia mayoritaria de que las personas tenemos derecho a una muerte digna.

Los autodenominados defensores de la vida quieren colocar a la eutanasia como un atentado en contra del derecho a la vida. Su fundamento no es racional, sino religioso. Quieren imponer su visión a la mayoría de la ciudadanía, lo cual no es aceptable para una sociedad democrática que tiene un Estado laico. Por ello, este tema tiene una relevancia política que no podemos dejar pasar, no es aceptable que grupos conservadores impongan su moral al conjunto de la población. Una moral que se basa en imponer el sufrimiento por sobre la dignidad de la vida.

[cita tipo=»destaque»]Lo importante es entregar diversas posibilidades a las personas para que decidan como enfrentar el dolor de una enfermedad incurable. Los cuidados paliativos y/o el derecho a la eutanasia son alternativas en las que las personas toman una decisión sobre su propia existencia. Cercenar esa posibilidad, sería matar una libertad muy íntima. Está en juego una visión del ser humano, de si es concebido como un sujeto de libertad y que pueda ejercerla de manera efectiva en situaciones límite.[/cita]

La eutanasia abre una posibilidad, no es una imposición. Como condición previa para ejercer la eutanasia, se debe reconocer a los pacientes en estado terminal el derecho a una adecuada atención de salud. Dicha atención permite que se pueda enfrentar el inminente fin de sus días de la forma menos dolorosa posible. La medicina tendrá no solo un fin curativo de las enfermedades, sino también paliativo de los padecimientos físicos que enfrenta una persona en estado terminal.

Una muerte digna implica que cualquier paciente terminal tiene derecho a mantener una determinada calidad de vida hasta el final de sus días: ser informado con claridad sobre su estado de salud, recibir cuidados paliativos y ser acompañado por sus familiares y seres queridos. Estas son las condiciones para que una persona pueda tomar una decisión respecto a su vida.

Quienes creemos en la libertad de conciencia y en el respeto a la autonomía de las personas, estimamos que aquel que padece una enfermedad catastrófica, incurable y tormentosa, debe tener la posibilidad de poner fin a ese suplicio. Es un asunto estrictamente humanitario entregar la posibilidad de terminar con el dolor.

No es razonable negar el derecho al buen morir a un incurable o a un agonizante que lo reclama, cuando la muerte es para él o ella la liberación de sufrimientos intolerables. Nada más absurdo que el sufrimiento inútil y nada es más legítimo que tratar de desembarazarse de él.

Pareciera ser de sentido común que a los pacientes se les reconozca este derecho, pero en Chile penalizamos con presidio a quienes asistan o auxilien a una persona que ha decidido poner fin a sus padecimientos.

Lo importante es entregar diversas posibilidades a las personas para que decidan como enfrentar el dolor de una enfermedad incurable. Los cuidados paliativos y/o el derecho a la eutanasia son alternativas en las que las personas toman una decisión sobre su propia existencia. Cercenar esa posibilidad, sería matar una libertad muy íntima. Está en juego una visión del ser humano, de si es concebido como un sujeto de libertad y que pueda ejercerla de manera efectiva en situaciones límite.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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