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El Mapa de la Influencia Política: la lucha cuerpo a cuerpo de los candidatos presidenciales por influir en la opinión pública PAÍS

El Mapa de la Influencia Política: la lucha cuerpo a cuerpo de los candidatos presidenciales por influir en la opinión pública

Héctor Cossio López
Por : Héctor Cossio López Editor General de El Mostrador
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El laboratorio multidisciplinario de escucha de las redes sociales, Social Listening Lab, SoL-UC, viene realizando en el último tiempo informes periódicos que dan cuenta de la capacidad real de los candidatos o candidatas de transmitir con éxito sus mensajes y, así, lograr influir o escalar en influencia ante la opinión pública. Entre el 3 y el 19 de abril, el ecosistema de influencia política estuvo marcado por la irrupción de Gabriel Boric, a quien, pese a ser el último en subirse a la carrera presidencial, su influencia en contenido y la fidelidad de su comunidad lo llevaron a situarse sobre Daniel Jadue, quien presenta una de las comunidades más fieles en RRSS. Pamela Jiles muestra la mejor capacidad de instalarse en muchas comunidades, debido a que su principal mensaje distribuido está asociado al ataque sistemático a la elite política en general y a personajes particulares de esta. Uno de los casos más paradigmáticos es el de Sebastián Sichel, quien, a pesar de que aumentó su presencia en redes, no aparece en ningún indicador porque no tiene ninguna comunidad influyente que lo siga, ni sus mensajes alcanzan a ser escuchados por las otras comunidades digitales que conforman el ecosistema político en redes.


Es sabido que ninguna herramienta sobre Redes Sociales (RRSS) es predictora de resultados electorales, no solo porque en la red participa un porcentaje muy reducido de usuarios respecto de la cantidad de electores, sino fundamentalmente porque las redes son sensibles a la acción concertada o robotizada para sumar likes y multiplicar retuits, y que a su vez se leen a través de indicadores clásicos como el engagement (sumas de likes y retuits divididos por usuarios y seguidores) que sobredimensionan ese tipo de acciones, facilitando la manipulación.

Pudiendo tales datos crear espejismos en la carrera presidencial, toda vez que la pandemia ha obligado a las candidaturas a reemplazar los mítines y las salidas a terrenos por campañas digitales en redes sociales, donde se debate, se pelea, se juega limpio y se juega sucio y en donde, además, se lucen los ejércitos de «incondicionales» – reales o ficticios– que levantan cultos a determinados personajes, el laboratorio multidisciplinario de escucha de las RRSS, Social Listening Lab, SoL-UC -que funciona en la Facultad de Comunicaciones de la UC- viene realizando en el último tiempo informes periódicos que dan cuenta de la capacidad real de los candidatos o candidatas de transmitir con éxito sus mensajes y, así, lograr influir en la opinión pública. Estos datos se darán a conocer periódicamente a través de El Mostrador, bajo el nombre de «Mapa de la Influencia Política».

Mediante el análisis y procesamiento de grandes cantidades de datos recopilados de conversaciones digitales, principalmente en Twitter – la única plataforma abierta y masiva donde las personas expresan sus posiciones públicamente, sin atentar contra la privacidad–,  y de herramientas de análisis derivados del estudio de redes y sistemas complejos, este modelo para medir la influencia se enfoca en las características sistémicas de la conversación política en redes. Esto es, la calidad de las interacciones y su transversalidad en el ambiente, y no solo quién acumula más o menos interacciones o qué tuits reciben más likes.

«Esto es lo que hacemos cuando tomamos medidas de red», explica Claudio Villegas, antropólogo social e investigador del Social Listening Lab, SoL-UC. «Entender de dónde proviene ese feedback, cómo se estructuran esas comunidades y qué tan atrincheradas o dispersas están a la luz del total de conversaciones. De allí que sean necesarios dos indicadores: Impacto Digital, en función de la calidad de las interacciones, o sea, qué tan influyentes son los que se conectan contigo; y Diversidad de Alcance, en función de la transversalidad de las interacciones, o sea, qué tan asociadas a un grupo o a varios grupos están las conexiones.»

La sobrerrepresentación y las extravagancias de Kast

En el informe correspondiente a las semanas del 03 al 19 de abril, la figura de José Antonio Kast es consistente en mostrar buenos indicadores de Impacto, el que se calcula a partir de las interacciones (respuestas, citas y menciones) del usuario y de sus interlocutores en Twitter.  Pero cuando se observa el conjunto del ecosistema a través de estos números –explica Villegas–, se entiende que estos dependen significativamente de una trinchera sobrerrepresentada en la red.

«Si yo miro la red a través de las herramientas comunes, puedo engañarme y tomar la decisión que el contenido que promueven Kast y su comunidad tiene mucha importancia o mucho respaldo ciudadano. Pero resulta que es simplemente una comunidad muy de nicho y muy organizada», sostiene el experto en conflictividad social.

En ese sentido, la comunidad de Kast es una trinchera digital ejemplar y su universo de influencia está fuera del resto de los candidatos, y en el que sus mensajes no llegan a nadie más que a ellos. De acuerdo al experto, esta comunidad tiende a interactuar mucho entre sí, al tiempo que reacciona en forma concertada para posicionar distintos TT (trending topics). «Esta comunidad es proclive a difundir y consumir contenidos conspirativos, o francamente extravagantes. Es aquí donde se concentran los principales influencers contrarios a la ONU, difusores de teorías conspirativas como la planificación del virus, antivacunas –aunque el movimiento en sí no se asocia necesariamente a radicales de derecha– y los terraplanistas».

Respecto a la medición de fines de marzo, se concluye que esta comunidad de Kast en estas últimas semanas ha perdido integración, lo que la ha hecho bajar tanto en impacto como en diversidad. «Posiblemente se debe al retiro parcial del candidato debido al COVID-19. A su vez, sus llamados a vacunar le han restado apoyo de influencers antivacunas como @ericahenriquezo».

Indicador de Impacto Digital (IID). Muestra el impacto que ha tenido cada cuenta en las conversaciones, es decir, su efectividad en posicionar temáticas y opiniones en las redes sociales digitales (RRSS). Se calcula a partir de las interacciones (respuestas, citas y menciones) del usuario y de sus interlocutores en Twitter.

La irrupción de Boric desplazó el impacto e influencia de Jadue

Pese a que Gabriel Boric fue el último candidato en meterse en la carrera presidencial, sus contenidos lograron rápidamente permear las comunidades de otros sectores, haciendo crecer su influencia rápidamente hasta desplazar a Daniel Jadue, quien tiene una gran comunidad de fieles seguidores en la red, siendo además muy activo.

Según los datos que arroja el Mapa de la Influencia Política, la fuerte irrupción de Boric se relacionaría con tres factores.

En primera instancia –apunta Villegas–, el diputado tiene un comportamiento digital bien ajustado, que se traduce en que está constantemente respondiendo, tratando de mantener una imagen de «político dialogante». «Esa imagen tiene años de desarrollo y consolidación. Eso confronta con la imagen frontal de Jadue, que repele a varios mundos en la izquierda, especialmente el mundo feminista, académicos y medios».

En segundo lugar, su irrupción vino de la mano con la propuesta de participación de los trabajadores en los directorios. Esto le permitió que se originara una discusión en torno a sus ideas, generando un debate donde la red participó transversalmente e, incluso, intelectuales conservadores, como Daniel Mansuy, le dieron cierta razón a su punto, contrastando su propuesta con algunos dichos de Jaime Guzmán.

El tercer punto que favoreció a Boric fue el enfrentamiento que mantuvo Daniel Jadue con el mundo de la salud, especialmente con Izkia Siches y el Colmed, por los fármacos que estaría aplicando en Recoleta. Eso hizo que muchos grupos de izquierda se alejaran del candidato comunista.

Indicador de Diversidad de Alcance (IDA). Muestra la diversidad del alcance que ha tenido una cuenta en su influencia, es decir, su efectividad en conectarse significativamente con comunidades distintas en las RRSS. Se calcula a partir de las interacciones entre el usuario y distintos subgrupos de conversación en Twitter.

La performance de Jiles

Al igual que Boric, la diputada Pamela Jiles obtiene altos índices en ambos indicadores, lo que revela que sintoniza con varias comunidades a través de interacciones de alta calidad. Tiene, así, una capacidad de generar impacto transversal en el ecosistema digital.

La estrategia de Jiles para posicionarse en la opinión pública –según Villegas– tendría dos aristas importantes. Una se centra en el tipo de mensaje distribuido, asociado al ataque sistemático a la elite política en general y a personajes particulares de esta. Este ataque es transversal: en una misma semana ataca a Diego Schalper por la derecha y a Beatriz Sánchez por la izquierda, buscando ridiculizarlos y posicionarlos como enemigos populares. Esto otorga feedback, puesto que la posiciona como quien les dice «lo que se merecen», en un contexto de desconfianza institucional general.

«Los humanos somos estimulados por la información social negativa, esto es, la riña, el cahuín, señalar que el otro ‘es una amenaza’, y eso se refleja en que sus ataques se difunden con mucha velocidad y, a la vez, prueban que ella ‘no tiene intereses partidistas’, capitalizando una imagen personal antes que un conjunto de ideas», sostiene el investigador.

Un segundo nivel de su estrategia es el involucramiento constante con varias comunidades de usuarios, especialmente en los eventos políticos de los que logra apropiarse sin ser la promotora original de ellos, como los retiros de AFP. «Ella está constantemente respondiendo, retuiteando y citando a aquellos que sintonizan con los retiros, con su figura o con el desprecio hacia ciertos políticos. Con esto, involucra a grandes comunidades transversales en sus logros, haciéndoles sentir que son parte de una causa a la que aportan. Y esa misma gente empieza a considerar que es útil para sus propios intereses apoyarla, cuestión ausente en el resto de las candidaturas», puntualiza el investigador.

En el último informe, sin embargo, la relevancia actual de Pamela Jiles comienza a desatar críticas internas. Particularmente, irrumpen “funas” a su hija, la mujer trans Aliwen Muñoz, por apropiación cultural y aporofobia, provenientes desde movimientos mapuche.

Sichel, el colista

En la derecha, si bien Lavín se mantiene en un tercer puesto por la Diversidad de Alcance, está en el sexto lugar en el indicador de Impacto Digital. Eso quiere decir que no tiene una comunidad leal influyente que le permita generar trending topics (bajo IID), pero sí logra sintonizar con distintas comunidades digitales (alto IDA). Sugiere que Lavín no cuenta con gran capacidad de instalar temáticas. En el caso del candidato de RN, Mario Desbordes, sus indicadores se encuentran en la media, lo que sugiere que no tiene una comunidad muy influyente ni sus contenidos logran siempre destacarse ni permear otras comunidades, pero en esa posición podría rápidamente escalar en posiciones de influencia, dependiendo de la contingencia y cómo se maneje en ella digitalmente.

El caso más singular es el de Sebastián Sichel, cuyo impacto y diversidad de sus contenidos es sostenidamente el más bajo, lo que refleja que su capacidad de influir en la opinión pública que se manifiesta en redes es igual a cero. No figura en ningún indicador porque no tiene ninguna comunidad influyente que lo siga, ni sus mensajes alcanzan a ser escuchados por las otras comunidades que conforman el ecosistema político en redes. En las últimas semanas aumentó su presencia, pero sin alcanzar grandes resultados.

«La gracia de la red es ser un espacio de conversación horizontal y, por tanto, quienes cultiven esa cercanía serán aquellos que estimulen la formación de una comunidad que respalde sus objetivos. El secreto, en el fondo, es lograr que alguien se meta a Twitter pensando en discutir conmigo como candidato, en influir en mí, teniendo una expectativa alta de que obtendrá una respuesta genuina, y ojalá reconocimiento por el apoyo o los comentarios, o bien, que de ese intercambio aprenderá algo. Eso es exposición, pero también es confianza. Quienes no estén dispuestos a eso, es mejor que se queden en la tele o en LinkedIn», sostiene el investigador de Social Listening Lab, SoL-UC.

 

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