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El melodrama de la oposición: una relación dañada y la trastienda del fallido cambio de domicilio político del PS con el Frente Amplio y el PC PAÍS

El melodrama de la oposición: una relación dañada y la trastienda del fallido cambio de domicilio político del PS con el Frente Amplio y el PC

Como siempre en los episodios políticos más complejos y en los errores más garrafales, nunca hay una sola versión y la teleserie de anoche no es la excepción. Candidatos se bajaron como palitroques durante toda la jornada, se sepultaron pactos y se sellaron otros para que, al final, todo quedara en nada. Ni el PS ni la DC ni el PPD se inscribieron para las primarias legales, pero sí lo hicieron el Frente Amplio y el PC sin los socialistas, en medio de recriminaciones y acusaciones cruzadas. Si bien Carmen Frei le dijo que no a Elizalde –en un intento de última hora por revivir el fenecido pacto de Unidad Constituyente–, los puentes no están cortados, ya que ahora sin la presión de los plazos del Servel se pueden hacer las reflexiones políticas necesarias, tomar decisiones con calma e, incluso, en el horizonte nuevamente apareció la opción de una primaria convencional. Pero lo cierto es que ya nada será como antes, menos entre la Democracia Cristiana y el Partido Socialista.


Siempre las inscripciones de candidaturas y pactos ante el Servicio Electoral (Servel) han tenido su cuota de dramatismo, de tensión, roces, gallitos y conflictos, pero jamás se había visto un espectáculo tan bochornoso como el que ayer protagonizaron las distintas oposiciones, previo a la inscripción de los pactos para las primarias legales de julio. Cambios de domicilio político, negociaciones frenéticas y acuerdos fracasados a último minuto fue el balance de un melodrama político sobre el cual hay demasiadas versiones y muchas recriminaciones cruzadas.

Entre las 18:00 y 19:00 horas se creía que todo estaba zanjado. Fue en ese lapso que el timonel del PS, Álvaro Elizalde, le dijo a su par de la DC, Carmen Frei, “no hay vuelta atrás”, para notificarle mientras la falange aún estaba en su Junta Nacional pensando en proclamar a la senadora Yasna Provoste, luego que Ximena Rincón dio un paso al costado que los socialistas se cambiaban de domicilio político y se inscribirían en las primarias legales del Frente Amplio y el PC. Palabras que no solo terminaban dos días de negociaciones de toda índole, sino que además ponían la lápida a la relación política privilegiada entre socialistas y democratacristianos por más de 30 años, hecho que modificaba radicalmente el escenario político al situar el eje y hegemonía política de la oposición en la izquierda.

[cita tipo=»destaque»]Una tercera versión apunta a que el PC nunca quiso “a la Concertación” dentro del pacto, que solo querían sumar al Partido Socialista, que se podrían haber allanado si el PS no hubiera sido tan inflexible en el tema parlamentario, ya que insistió en empaquetarlo al pacto de primarias. Las mismas fuentes afirman que además Elizalde nunca estuvo tan convencido del nuevo domicilio político, que solo lo hizo por la presión de las bases y parlamentarios de la colectividad, y que desde Convergencia Social sacaron el cálculo y temieron que Boric, de sellarse el pacto amplio, quedara tercero en las primarias.[/cita]

Se anunció que había hora reservada en el Servel para inscribir el nuevo pacto a las 20:30 horas, mientras la Junta Nacional de la DC quedó estupefacta y asumía su adverso y solitario escenario por delante, ya que, durante el día, los demás abanderados de la centroizquierda –Pablo Vidal (Nuevo Trato) y Heraldo Muñoz (PPD)– se habían bajado en favor de la abanderada socialista, Paula Narváez, con lo que el pacto Unidad Constituyente prácticamente se quedaba sin integrantes, salvo la DC y el Partido Radical.

El «gesto» del PPD y Heraldo Muñoz –y esto es clave para el desarrollo de la trama más adelante– se sustentó en el compromiso del PS de resguardar el «entendimiento» que ambas fuerzas han tenido a la hora de negociar la plantilla parlamentaria, ahora que los socialistas se incorporarían al pacto con el PC y el FA y que el PPD se alineaba tras Narváez para las primarias. Se dijo, además, que la «bajada de Heraldo» fue una forma de sortear el veto que ya había desde la izquierda a que en el pacto de las primarias participaran esa colectividad y la DC.

Las conversaciones supuestamente iban bien encaminadas, incluso ya se había redactado el documento que sellaba el nuevo pacto político PC, FA y PS y se decía que los vetos se estaban despejando, que se aceptaba el tema parlamentario sin zanjarlo explícitamente para no complicar la firma del acuerdo.

Pero este nuevo eje de izquierda duró solo dos horas. Antes de cumplirse el plazo de la cita en el Servel, comenzó una avalancha de rumores de que el acuerdo se había caído, que había vetos cruzados que no lograban sortearse, que todo estaba en riesgo. La DC, en tanto, seguía en su Junta Nacional y fue cerca de las 21 horas cuando Carmen Frei explicó a su partido que estaban llamando del PS. Diez minutos después, la timonel interina informó a la junta que Elizalde se había comunicado de nuevo para decirle que el acuerdo con el PC-FA se había caído, que se reactivara la primaria de la entonces fenecida Unidad Constituyente, pero que ella le había dicho que “a las 9 de la noche nosotros no podemos cambiar de decisión, ustedes me disculparán que tome esa decisión sola, pero es lo que corresponde”.

A esas alturas, ya circulaban desde los partidos todo tipo de versiones, culpables y eventuales responsables, se hablaba de un veto explícito desde el Frente Amplio y el PC a que el acuerdo también fuera firmado por el PPD, que apoyaba a la abanderada socialista, mientras Narváez golpeaba la mesa y salía en vivo y en directo para apuntar a los comunistas y al FA de “farrearse esta oportunidad”, de no dar garantías y no honrar la palabra empeñada.

Cerca de las 22:30 horas llegaron el candidato del PC, Daniel Jadue, y su par del Frente Amplio, Gabriel Boric, al Servel, donde los esperaban los dirigentes de sus partidos para formalizar la inscripción de sus primarias legales en medio de recriminaciones públicas y privadas por quién era el responsable del fracaso del entendimiento estratégico con los socialistas. A la salida de la firma, Jadue dijo que “aquí no ha habido ningún veto de nosotros. El veto vino de ellos (…), ellos querían estar acá porque les fue mal el domingo” y que llegaron a pedir cupos parlamentarios con la calculadora, acusó.

Poco después, Elizalde llegó al Servel y fustigó con dureza a quienes fueron sus socios por dos horas: «Hoy cuando han hecho llamados a la unidad todos estos días, nos informan que hay un veto a algunas fuerzas que apoyan la candidatura de Narváez (…). Nos sentimos engañados, no se humilla así al partido de Salvador Allende».

Tres versiones

Como siempre en los episodios políticos más complejos y en los errores más garrafales, nunca hay una sola versión y la teleserie de anoche no es la excepción. Desde el PS dijeron que el PC y el Frente Amplio siempre estuvieron informados de que no abandonarían al PPD en el tema parlamentario, que Elizalde y su secretario general, Andrés Santander, llegaron a la sede de RD a firmar el acuerdo, pero que los hicieron esperar y, como pasó mucho rato sin ninguna señal de sus nuevos socios, entendieron que había problemas, que se habían echado para atrás y se devolvieron al PS.

Según la versión desde el FA, el PS quiso agregar un cuarto punto al borrador del acuerdo, que era el tema parlamentario, que Convergencia Social empezó las consultas internas al respecto y que esa demora el Partido Socialista la tomó como un fracaso de las conversaciones. Agregaron que Elizalde pidió además que el pacto lo firmaran el PPD, el Partido Liberal y Nuevo Trato y que fue ahí cuando comenzaron los problemas.

Una tercera versión apunta a que el PC nunca quiso “a la Concertación” dentro del pacto, que solo querían sumar al Partido Socialista, que se podrían haber allanado si el PS no hubiera sido tan inflexible en el tema parlamentario, ya que insistió en empaquetarlo al pacto de primarias. Las mismas fuentes afirman que además Elizalde nunca estuvo tan convencido del nuevo domicilio político, que solo lo hizo por la presión de las bases y parlamentarios de la colectividad, y que desde Convergencia Social sacaron el cálculo y temieron que Boric, de sellarse el pacto amplio, quedara tercero en las primarias.

Dicen que el clima interno en el FA quedó resentido, que las recriminaciones desde RD a Convergencia Social fueron duras, fuertes, que mandaron mensajes al PS disculpándose, pero tampoco podían poner en jaque el entendimiento interno de su coalición y dieron por perdida la batalla.

Nada será como antes

Al final de la noche, ni el PS ni la DC ni el PPD se inscribieron para las primarias legales. Si bien Carmen Frei le dijo que no a Elizalde –lo que le valió el aplauso de sus huestes por hacerse respetar en el momento más débil y solitario de la falange–, los puentes no están del todo cortados. Ahora, sin la presión de los plazos del Servel, se pueden hacer las reflexiones políticas necesarias, tomar decisiones con calma e, incluso, en el horizonte nuevamente apareció la opción de una primaria convencional. Pero lo cierto es que ya nada será como antes, menos entre la DC y el PS.

En el PS afirmaban ayer en la tarde que dar el giro hacia el Frente Amplio y el PC era lo que tenía que hacer el socialismo, que no había otra alternativa, porque con los resultados del domingo en la noche, la primaria de la Unidad Constituyente “se deshizo con el fracaso de la DC en la constituyente, no había ninguna viabilidad para esa primaria”. Agregaban que la alianza privilegiada con la Democracia Cristiana había entrado en crisis hace rato y que la gestión de Fuad Chahin como timonel “fue un factor relevante para dinamitar la relación” con la falange.

Aunque el intento de cambio de domicilio político del PS se frustró, es innegable que el entendimiento a nivel de política con la DC no es el mejor y que, a estas alturas, esa alianza se ha parecido más a un matrimonio mal avenido, que está junto por una mezcla de costumbre y conveniencia, pero donde hace rato las confianzas y el “cariño político” se había esfumado. La mejor prueba del desgaste son las dificultades que hubo en la centroizquierda para ordenarse en estos tres años en su papel de oposición.

Al respecto, el analista político Carlos Correa recordó que la tesis de la DC del camino propio, que impulsó la directiva de Chahin, acordó y negoció una reforma tributaria con el Gobierno de Piñera y que ahí se rompió una confianza que nunca se recuperó: “La tesis del partido bisagra de Chahin provocó ese quiebre”.

El analista y director de Tú Influyes, Axel Callís, coincidió con ese punto y precisó que la alianza del PS con la falange “se empieza a quebrar cuando la DC decide jugarse por su identidad el 2017. Ese es el primer quiebre, con la candidatura de Carolina Goic, y cuando la DC no encontró esa identidad, se perdió”. A eso se sumó, dijo, que estos años el PS no ha tenido una línea política clara bajo la conducción de Elizalde: “Estos tres años marcan su sentencia de muerte”.

Antes que se cayera el nuevo pacto electoral del PS con el Frente Amplio y el PC, el académico y analista Marco Moreno ya advertía que esa era una decisión apresuraba, que los partidos, y el Partido Socialista en particular, “no están leyendo bien los otros elementos de los resultados del domingo”, que “se necesita más frialdad para tomar decisiones” y que se estaban dejando fuera variables como el amplio universo electoral de los que no votaron este fin de semana y que siempre es más fácil ganar una elección que después gobernar.

Dicho eso, Moreno también coincidió en que esta alianza estratégica entre el Partido Socialista y la Democracia Cristiana estaba dañada, que la fractura –a su juicio– comenzó “en el segundo Gobierno de Michelle Bachelet, se agudizó con el rol de personas como el ministro (Jorge) Burgos o (Ignacio) Walker desde la presidencia de la DC”. En todo caso, hizo un punto, que la centroizquierda en general, no solo la falange, cometió el error en todos estos años de dedicarse a ser Gobierno, “dejaron de representar intereses de los electores, eso los alejó de las bases, hubo una excesiva gubernamentalización que fue fatal”.

Desde el mundo de la DC, el exsecretario general de la colectividad y analista político, Víctor Maldonado, reconoció el agotamiento de ese entendimiento privilegiado con el socialismo, en parte porque ambas fuerzas perdieron su peso político específico. Acotó que, si bien el hito que efectivamente marca el declive total fue el 2017, cuando la centroizquierda fue incapaz de llegar a un acuerdo y la DC corrió sola hasta la primera vuelta presidencial con Goic, en ambas colectividades la dirigencia “no dio el ancho” y se privilegiaron miradas cortoplacistas.

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